No hace mucho reseñé las dos micro-novelas del autor Sergio Mendoza, “Érase una vez, Adán” y “No Despiertes”. Siempre es un buen disfrute leer a este autor, y en esta tercera ocasión tampoco me ha decepcionado.
En esta oportunidad, Mendoza nos presenta un cuento corto llamado “Noche Blanca”, una historia que nos sumerge en un mundo infectado por una bacteria que parece transmitirse por el contacto físico y que es completamente mortal. De la misma manera, nos cuenta la historia de Ana y Julio, dos jóvenes encerrados cada cual en sus respectivas casas, sometidos a cinco años sin ningún contacto con nadie más que con sí mismos. Ana de 19 y Julio de 22, se conocen por medio del famoso mundo cibernético (el único realmente existente y posible en ese mundo) e intentan llevar a cabo un amor imposible, pero un día él le propone que se encuentren y ella, pese a temer por su vida, acepta.
Sergio Mendoza tiene la costumbre de crear historias bastante reflexibles, que creo tienen el propósito de crear conciencia, ya sea tocando el tema del egoísmo y la no valoración de la vida o simplemente, como en este caso, lo importante que es el contacto físico.
Narrada de manera ágil y mucho más corto que los anteriores textos de este autor, este cuento nos demuestra lo necesario que es poder simplemente abrazarse o siquiera darse un beso. Un importante mensaje, porque nos enseña lo sumamente importante que es tener el simple privilegio de poder forjar aquellos lazos que nos son imprescindibles tanto para nosotros, como para todos aquellos que forman parte de nuestro entorno.
Como todos los escritos de Mendoza, me hubiera gustado que fuera al menos un poco más largo, porque la historia daba para eso y mucho más.
En definitiva, un cuento en el que se refleja hasta qué punto seríamos capaz de arriesgarnos por amor, y sobre todas las cosas, la importancia del contacto físico.
(El cuento estará disponible para su descarga, desde el día 11 de junio en la web del autor)
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