Norway: El Tren de Flåm

Al día siguiente de nuestro periplo por la Trollstigen y el largo trayecto hacia Songdal, por fin llegaba el día de visitar el mítico Flåmsbana o tren de Flåm.

Flåm es una pequeña localidad de unos 500 habitantes y punto de partida de esta famosa línea ferroviaria que transcurre por el valle de Flamsdalen hasta Myrdal, el punto más alto a 866m sobre el nivel del mar.

A pesar de que ya habíamos leído que era un lugar muy turístico y por tanto era de suponer que estuviera hasta los topes, tenía curiosidad por hacer la ruta pues recorre el tramo más escarpado de vía ancha del mundo, cruzando por más de 20 túneles y serpenteando en espiral dentro de la montaña. Una obra de ingeniería cuya construcción duró 20 años.

Y sí!! la estación estaba llena, aunque mucho menos de lo que habíamos imaginado y entre tren y tren se quedó como un pueblo fantasma, así que tras comprar los billetes nos fuimos a dar una vueltecita para matar el tiempo y no pudimos resistir visitar las tiendas de souvenirs y… ¿Por qué no? Hacer un poco el tonto

Llegó la hora de salida de nuestro tren y otra vez a hacer cola. Nuestra misión; encontrar ventana… y cuidadin que no todas podían abrirse, así que la misión fue mas complicada de lo esperado aunque salimos victoriosos. Hay que decir, que a pesar del aire antiguo que respira el tren de Flåm con sus vagones de hierro pintados de verde y un interior muy retro, los asientos son muy cómodos y encontramos pantallas LCDs con la información de la ruta.

El Flåmsbana realiza un trayecto de apenas 20 kilómetros en una hora de ida y otra de vuelta, durante el que podemos disfrutar de paisajes espectaculares con valles flanqueados por cascadas y praderas verdes, pueblos escondidos entre valles… y todo con un 55% de desnivel en casi todo el trayecto. Muy bonito la verdad

En nuestro caso, sufrimos a mitad de camino un retraso de casi una hora, pues el cambio de vías es manual y hay que esperar a que pase el tren de vuelta para poder continuar. Así que nos tuvieron casi una hora parados en medio de la nada, la cual aprovechamos para conversar con una familia francesa que también estaba de vacaciones y que andaban jugando con el Hipstamatic. iPhone uniendo fronteras

Tras la larga espera, nuestra ruta continuó hasta la catarata de Kjosfoss donde el tren hizo una parada en un apeadero para contemplar el paisaje y deleitarnos con un espectáculo, fabuloso para unos y hortera y cutre para otros. Yo soy más de la segunda opinión.

Básicamente, empezó a sonar musiquita y a lo lejos aparecieron un par de señoritas bailando y disfrazadas de ninfas, mientras los turistas las flaseaban a diestro y siniestro.

Después el tren continuó hasta el final de ruta en la estación de Myrdal y de ahí volvimos tras nuestros pasos hacia Flåm, haciendo otra parada para ver de nuevo a las ninfas (por si no te había quedado claro), otra paradita para el cambio de vías manual (esta vez sin esperas) y la llegada a Flåm.

Un viaje muy agradable y pintoresco que hace que saques la cabeza por la ventanilla para ir sacando fotos. Para el tema de las ninfas, mejor corramos un tupido velo… Próxima parada Bergen y el fiordo de los sueños