Revista Literatura

Nostalgia

Por Hogaradas @hogaradas

Por Hogaradas
Quizбs fuera el dнa, lluvioso dнa en un tнpico verano en el que un aсo mбs el sol se negaba a aparecer, pero la nostalgia y los recuerdos de un pasado cercano y feliz, se agolpaban sin compasiуn una y otra vez en su cabeza. No habнa tiempo para otra cosa que no fuera recordar, reviviendo asн, ingratamente, las secuencias de una pelнcula protagonizada meses atrбs, cuando el corazуn se desperezaba del dulce sueсo invernal para despertarse a la algarabнa de una reciйn estrenada primavera llena de aroma y color. En los dнas nostбlgicos no cabe la huнda, el olvido, sуlo ir rindiйndose poco a poco ante la evidencia de que cualquier tiempo pasado fue mejor, o acaso sea el actual el mejor de los tiempos vividos…
Sea como sea, tratamos de rescatar del pasado aquellas imбgenes en las que lucнamos las mejores de nuestras sonrisas en la compaснa de quien entonces creнamos estarнa ahн para siempre. Desempolvamos lentamente, con miedo, las imбgenes de unos seres que hoy, aun sin distancia, nunca volverбn a ser los mismos, desenterramos sentimientos que todavнa nos dan miedo, porque las espinas de las rosas pinchan una y otra vez al tacto de nuestros dйbiles dedos, aunque siempre con la esperanza de que a fuerza de sentirlas, uno se vaya acostumbrando, incluso hasta al dolor.
Recordamos rostros, ropas y lugares, frases retenidas en nuestros oнdos como inolvidables legados de un amor que nos correspondнa, carias y besos que dulcemente se posaron sobre nuestra piel y a los que nuestros labios respondieron con ardiente deseo.
Hay tardes de nostalgia, dнas en los que los recuerdos pueblan nuestra soledad haciйndola todavнa mбs profunda, momentos en los que quisiйramos aferrarnos al pasado y tener la valiosa oportunidad de volver a encontrarnos con aquel yo mбs intenso que nunca; pero ya nada queda de un pasado que se resiste a abandonarnos, porque ni los besos, ni los lugares, ni los gestos de un amor que se nos escapу de entre los dedos, serнan nunca los mismos, y porque ni tan siquiera nuestro amor existe ya, y nada ni nadie puede salvarlo, perdido como estб entre las pбginas de un diario amarillento y casi ya olvidado.

Julio de 1.995


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