Revista En Femenino

Noticias desapercibidas

Publicado el 15 octubre 2010 por Daniela @lasdiosas
Mientras las primeras páginas de los diarios estan pobladas de las noticias del rescate de los mineros chilenos, treinta y tres vidas que se han mantenido en vilo durante varias semanas y que mantienen a buena parte de la población mundial a la expectativa de una salida que nos alegra a todos y todas, una noticia aparece escondida entre las paginas interiores de los diarios.
“Me negaron aborto terapéutico” se titula el artículo de la periodista Claudia Toro aparecida en la pagina 24 del diario La República de Lima. (1) En él nos narra la terrible historia de Laura Leaño Gaytán, a quien hace unos meses le diagnosticaron un cáncer en el pulmón, por lo que tenía que someterse a sesiones de quimioterapia, al tiempo que descubrió que estaba embarazada. Se realizó una junta médica para evaluar si podía hacerse un aborto terapéutico. “Me internaron y luego de dos días el oncólogo me dijo que tenía que continuar con el embarazo porque mi caso no había sido aprobado. Dijo que para ello mi cáncer tendría que haber sido de mama o vaginal.” Debió continuar entonces con el embarazo de un niño que sufría hidrocefalia, debiendo ahora someterse a una cesárea, pues sufre de preeclampsia según se nos informa. Ella debe seguir con las quimioterapias para intentar salvar su vida y no dejar en la orfandad a sus otros hijos. Que el tratamiento podría ocasionarle problemas al feto sí le informaron, sin embargo los médicos que sabían de su condición no hicieron nada para que ella pudiera acceder a un aborto terapéutico, el cual no es punible en el país cuando es el único medio de salvar a la madre o “para evitar en su salud un mal grave y permanente”.
¿Cómo vivió Laura un embarazo que sabía estaba en peligro por su tratamiento? Un tratamiento que le podía hacer daño al hijo que llevaba y que era la única forma de salvarse, seguramente pensando en sus otros hijos más que en ella claro, porque las mujeres cuando somos madres socializadas en la maternidad como nuestro principal objetivo de vida, no pensamos en nosotras, sino en la posibilidad de ver a nuestros hijos e hijas crecer bien, darles la oportunidad de vivir una vida digna. ¿Cómo va a seguir su vida arrastrando no sólo la amenaza de perder la vida sino el dolor de no saber si el hijo que se vio obligada a mantener en su vientre vivirá, si podrá verlo crecer? ¿Quién reparará el trauma que su experiencia le ha causado?
Paula Escribens dice que “ las mujeres que por ley tienen acceso al aborto legal pero que en la práctica se ven imposibilitadas de acceder a dicho aborto, y son directamente juzgadas y acusadas, se convierten en víctimas de un sistema que las somete a llevar consigo durante nueve meses una experiencia que se configura como terrorífica por diferentes razones.” (2) Laura Reaño es una víctima de un sistema de salud que se niega a cumplir la ley. Es la víctima de médicos que se niegan a dar información y permitir a las mujeres que se encuentran en una situación como ésta que tomen una decisión por sí mismas, o que se creen dueños de nuestros cuerpos. Es la víctima de personas que piensan que una mujer es un depósito, que no siente, que debe llevar a término un embarazo aun a riesgo de su propia vida, de gente que piensa que la vida de las mujeres es de menor valor que la de un embrión.
Hace ya varios años que un dictamen del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas determinó que se indemnizara a Karen Llantop, adolescente en ese entonces, a quien obligaron los médicos a llevar a término un embarazo de un niño anencefálico. El Comité recomendó además que el Estado peruano adoptara medidas para evitar que se cometan violaciones semejantes en el futuro. Pero el Estado no ha cumplido con estas recomendaciones, ni con la exigencia de miles de mujeres peruanas que piden que de una vez por todas se apruebe el Protocolo Nacional de Atención al Aborto Terapéutico, el cual de alguna manera garantizaría que no se vuelvan a repetir casos como los de Karen y Laura, ni ninguna otra historia de dolor y sufrimiento de mujeres que tienen el derecho de decidir de manera informada y de vivir sin el trauma que una situación como ésta puede causar. Según Jeannette Llaja, directora de DEMUS, 121 mujeres más se han visto obligadas a repetir la terrible travesía de Karen Llantop y llevar en su vientre fetos anencefálicos. ¿Quién reparará los daños, la afectación que tendrán para el resto de sus vidas estas mujeres?
En el mismo diario, en una nota más pequeña, se nos informa que James Lyn, un pederasta estadounidense, a quien se encontró abusando de una niña menor de 10 años, que fue engañada por una vendedora de golosinas, cómplice del hombre que le pagaba 200 soles por cada víctima, será probablemente condenado a cadena perpetua. Esta condena, que puede resultar ejemplificadora, no debe dejar de que se soslaye un elemento central que tiene que ser visualizado, reflexionado, discutido, editorializado. Esto es el hecho de que miles de niños y niñas, ya sea por abandono o por pobreza y sobreviviencia, se ven obligados a pedir caridad o a vender caramelos, cigarrillos o flores cerca de bares o restaurantes, viviendo con el enorme riesgo de ser víctimas de abusos por personas inescrupulosas que, con el ofrecimiento de cubrir algunas de sus necesidades, les imponen su poder, porque la pederastia es sobre todo un asunto de dominar al niño o niña indefenso, de ejercer el poder sobre él o ella.
Hay mucho por hacer para que las noticias sobre situaciones que nos afectan a las mujeres, a las niñas, a los niños no se pierdan en las páginas interiores de los diarios, donde sólo algún lector o lectora acucioso las tomará en cuenta, o sean objeto de absurdos comentarios de entrevistadores o reporteros televisivos. Así como en el caso de los mineros chilenos que están afortunadamente siendo rescatados, de la vida se trata, de la vida y el futuro de las mujeres, de los niños y las niñas, presente y futuro del país. Hay mucho por hacer, en realidad, para que no haya noticias como éstas en ninguna página, ni en ningún noticiero.Rosa Montalvo Reinoso[email protected]Revista Ser PerúLa Ciudad de las Diosas
Notas:
(1) Claudia Toro, « Me negaron el aborto terapéutico”, La República, 9 de octubre del 2010 http://www.larepublica.pe/pagina_impreso.php?pub=larepublica&anho=2010&mes=10&dia=09&pid=1&sec=13&pag=24
(2) Paula Escribens (2009), Aborto terapéutico y salud mental, Serie Justicia de Género, DEMUS, Lima http://www.demus.org.pe/fotos/d52_seriejg_aborto_sm.pdf

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