Novedad álbum ilustrado: 'SOPA DE NADA' de Darabuc y Rashin Kheiriyeh

SOPA DE NADA,
Darabuc (textos),
Rashin Kheiriyeh (ilustraciones),
OQO Editora, 2010.
Cartoné, 36 págs., 25×23 cm., 12.50 €.
ISBN: 978-84-9871-225-4
También disponible en gallego

A partir de 4 años

Por Carmen Fernández Etreros,
especialista en Literatura Infantil y Juvenil
Darabuc sorprende de nuevo con este libro Sopa de nada que destaca como sus anteriores obras La vieja Iguazú y Ojobrusco por su combinación de frescura, diversión y originalidad. Un álbum infantil ilustrado publicado en OQO Editora en el que el autor crea una fábula moderna que recupera el cuento popular conocido por todos de “la sopa de piedra”, pero renovado con nuevos personajes, ambientes y un giro irónico y divertido que cautivará a todos los pequeños lectores.
Siguiendo la estela de Sopa de piedra el autor nos presenta a sus animales protagonistas María Zorruna y Juan Gato, dos pícaros que un buen día llegan a las puertas de un palacio para pedir comida. Allí se encontrarán con su morador el avaro Juan Rata que no les quiere dar nada, y ellos entonces se ofrecen a prepararle una sopa prodigiosa, sopa de nada. Un gato y una zorra astuta pretenden engañar a la rata tacaña con ingenio e imaginación y así poder seguir viviendo su vida cómoda y nómada.
Un álbum ilustrado que ante todo provoca desde la primera página la sonrisa de los pequeños lectores: los personajes raros ataviados con gafas de sol y ropajes negros con delantales blancos, el engaño a la rata por el gato y la zorra... Darabuc además juega con los ingredientes que hay que añadir a la sopa (las piedras, la zanahoria o las morcillas), del mismo modo que lo hace con los recursos de su narración: la medida de los versos, las fórmulas repetivas...
Las ilustraciones sencillas y sobrías de la iraní Rashin Kheiriyeh siguen la estela de diversión e ironía marcada por el autor y sorprenden por el uso reducido de colores, marrones y verdes además del negro y el blanco. A destacar el aspecto de esos personajes entre mafiosos y siniestros que no se quitan las gafas ni para mover el caldo en la olla.
La moraleja “compartir es vivir”. Transmitir a los niños que la tacañería y el egoísmo no son una buena elección y que la solidaridad es uno de los más importantes valores para el individuo y para su futuro.