Revista Opinión

Nuestro sistema inmune psicológico

Por Eveliomartinez

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Las personas solemos tener una cierta idea de cómo determinados eventos podrían afectar a nuestras vidas emocionales a largo plazo. Esperamos que sucesos como perder un hijo, ser despedido del trabajo, recibir un premio por nuestra contribución científica, sufrir una ruptura matrimonial,… por su importancia, dejen en nosotros una huella emocional significativa que nos acompañará durante un tiempo prolongado. Estas expectativas son importantes, porque nuestras acciones están basadas en las consecuencias emocionales de los sucesos futuros.

No obstante, aunque podamos predecir con cierta exactitud la intensidad de las emociones futuras que puede provocarnos un evento, eso no quiere decir que seamos capaces de estimar la duración de esos sentimientos. Y a menudo es la predicción de esa duración lo que determina nuestras decisiones.

De hecho, el psicólogo Daniel Gilbert descubrió hace unos años que nuestras predicciones sobre cómo nos vamos a sentir en un futuro, y sobre la duración de nuestras emociones, suelen ser erróneas. Según Gilbert, este fallo en la predicción tiene que ver con no ser conscientes de un conjunto de mecanismos psicológicos de defensa ante las adversidades, que bautizó como “sistema inmune psicológico”.

Gilbert es un reconocido experto en el estudio científico de la felicidad, y ese tipo de estudio está recibiendo una atención renovada, en parte gracias al estupendo libro de Daniel Kahneman Pensar rápido, pensar despacio. Aunque los estudios de Gilbert tienen ya más de una década, y han sido objeto de extensos comentarios, vale la pena que les dediquemos nuestra atención en este blog. La cuestión del sistema inmune psicológico fue explorada por Gilbert y sus colaboradores en el artículo Immune Neglect: a source of durability bias in affective forecasting, aunque también se menciona en otro estudio famoso, Miswanting: some problems in the forecasting of affective states.

Según Gilbert, la intuición de sentido común es que los eventos más impactantes deben tener unas consecuencias emocionales duraderas. Pero lo cierto es que éste no suele ser el caso: diversos estudios mostraron en su momento que los niveles de felicidad suelen volver a un estado basal pasado un tiempo relativamente corto. Y, lo que es más, experiencias extremas como perder a un hijo en un accidente parecen tener un impacto menor en la felicidad a largo plazo de lo que un esperaría.

Así pues, las personas solemos sobrestimar la duración de las respuestas afectivas a eventos futuros, dándose así un sesgo de duración. Aunque Gilbert y sus colaboradores propusieron 6 causas que explicarían estos errores de estimación, centraron su atención en un fenómeno muy particular: la ignorancia de los efectos de nuestro sistema inmune psicológico (lo que denominaron inmune neglect”).

Pero, ¿qué es ese sistema inmune? El sistema inmune psicológico es un conjunto de mecanismos por los que nuestras mentes tienden a ignorar, reconstruir y transformar información que puede acarrear efectos negativos para nuestro bienestar. De hecho, son la base de esos fenómenos tan comunes por los que preferimos ver el lado bueno de las cosas, celebrar los triunfos y racionalizar los fracasos,… En definitiva, todas esas creencias que nos hacen estar a gusto con nosotros mismos a pesar de la evidencia que apunta en sentido contrario.

Diferentes autores han hecho aportaciones valiosas sobre el estudio de un buen número de esos mecanismos: la racionalización, la reducción de disonancia, el razonamiento motivado, el autoengaño, las justificaciones,….

La característica principal de sistema inmune psicológico es que trabaja mejor cuando sus operaciones no son sometidas a un examen crítico consciente, de manera que cuando racionalizamos un hecho no seamos del todo conscientes de que lo estamos haciendo. Esto implica que las personas no solemos ser conscientes del la influencia que nuestro sistema inmune psicológico tiene en nuestro bienestar emocional. Y esta tendencia puede ser la fuente del sesgo de duración.

El sistema inmune psicológico supone que poseemos, como dice Gilbert, un “talento oculto para la felicidad”. O dicho en otras palabras: que somos más resistentes ante los fenómenos emocionales extremos de lo que creemos. Y es por esto por lo que el fenómeno del inmune neglect es especialmente perverso: ignorar nuestra resistencia emocional puede tener consecuencias negativas para nuestra felicidad.

Así, podemos tender a evitar ciertas acciones bajo la suposición de que pueden tener unas consecuencias emocionales negativas duraderas, cuando de hecho puede que su duración sea más que limitada, pagando un alto precio por ello:

We may spend little time with our children and neglect our hobbies while putting in long hours at the office because we are convinced that keeping our current job will be better than being forced to find a new one.

No somos conscientes de que mientras que algo que queremos experimentar sea en ciertos aspectos mejor que algo que queremos evitar activamente, también puede ser cierto que sea peor en otros aspectos. Y si fracasamos al intentar obtener algo que queremos, nuestro sistema inmune psicológico puede ayudarnos rápidamente a identificar las maneras en que lo que tenemos es mejor que aquello que deseábamos.


Nuestro sistema inmune psicológico

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