Revista Diario

Nuestros hijos crecen y la maternidad cambia

Por Belen
Nuestros hijos crecen y la maternidad cambia
El tiempo vuela y cuando quieres darte cuenta tu hijo está a punto de cumplir 8 años, ha comenzado a ser -demasiado- independiente, la mamitis quedó en el olvido y comienzas a tener tiempo hasta para ti misma. Confieso que a mi me ha pillado de sorpresa y en algún momento no he sabido bien como reaccionar. Incluso me llegué a enfadar con Rayo porque no entendía que ¡ya no me necesitara como antes! De locos. 
Pero la realidad es que tenemos que aprender que igual que nuestros hijos cambian, crecen y evolucionan, nuestro papel como madres también lo hace. No somos las mismas madres cuando cuentan un año que cuando tienen ocho. Las necesidades emocionales no son las mismas y debemos darnos cuenta antes de que nos digan aquello de "mamá qué pesada eres". Sí, es díficil y muy duro, por qué no decirlo. Y creo que lo es más cuando has tenido un hijo que rozaba la alta demanda y durante años ha sido literalmente un apéndice tuyo. De repente el lazo se corta y todo cambia. Y tú te quedas con cara de lela pensando ¿y ahora qué? 
Pues toca reaprender nuestro papel, adaptarnos a las nuevas circunstancias. Nada de añorar al bebé que ya no es, nada de echar de menos el pasado. No podemos ni debemos anclarnos en otros tiempos porque no es bueno para nosotras ni saludable para ellos. Debemos asumir nuestra maternidad cambiante y estar ahí para cuando necesiten más y saber apartarnos cuando necesiten espacio. Pero dejándoles claro que nosotras, pase lo que pase, siempre estaremos ahí, cerca, al quite, listas para lo que ellos necesiten. 
Además, ¿quién dijo que esta etapa no es apasionante? Descubrir la maternidad, tener a un bebé que depende enteramente de nosotras es altamente adictivo. Así es la naturaleza, lo convierte en adictivo para que ni se nos ocurra despistarnos. ¡Su supervivencia depende de eso! ¿Por qué sino creéis que huelen tan bien de recién nacidos? Pero lo que viene luego es fantástico, o al menos así lo estoy viviendo yo. Es una experiencia enriquecedora y única donde vemos como nuestro pequeño se va formando y puedes comenzar a ver el hombre en el que se convertirá a no mucho tardar.
El tiempo pasa, ellos crecen y nosotras también debemos hacerlo. Asumamos nuestro nuevo papel y, por qué no, disfrutemos de ese tiempo añadido que quizá hayas empezado a tener. Deja que papá, los abuelos o amigos de confianza te sustituyan. Y date un pequeño descanso: una salida con amigas, un café una tarde cualquiera, un masaje, un curso que te apetecía hacer desde hace tiempo o cualquier actividad que te haga sentir bien. 
Y sobre todo, ¡disfruta de la nueva maternidad que te toca vivir!

Volver a la Portada de Logo Paperblog