Revista Viajes

Nueva Zelanda, una experiencia inolvidable

Por Pili_hb @albergue

Esta semana tenemos otra blogger invitada. Francesca Noguera, de Igualada (Barcelona), nos cuenta su viaje por Nueva Zelanda. Su sueño era visitar Australia y finalmente lo ha conseguido: lleva prácticamente un año viviendo allí y ha aprovechado para hacer un viaje a Nueva Zelanda.

Nueva Zelanda es conocida por ser uno de los países más espectaculares del mundo… y es verdad, después de pasar ahí 3 semanas a mí ya no me cabe ninguna duda.

Los Maoris (el pueblo autóctono del país) llamaron a Nueva Zelanda “Aotearoa”, que significa país de la larga nube blanca. Una de las primeras cosas que hay que tener en cuenta es que éste es un país donde llueve mucho y la mayor parte del año hace frío. Yo estuve ahí en verano (en enero, el mes más caluroso del año) y aún así pasé frío y vi más nubes que sol.

Uno de los primeros temas que hay que tener cuenta al planificar un viaje a Nueva Zelanda es cómo moverse por las islas. Yo tuve la suerte de viajar con otras tres personas así que pudimos alquilar un coche y hacer una ruta por nuestra cuenta. Así,  el transporte nos salió muy barato. Para la gente que viaja sola hay infinidad de autobuses de línea regular y también rutas preparadas como la famosa Kiwi Experience, llena de gente joven.

Para cubrir las distancias más grandes nos desplazamos en avión. Hay una página web donde las compañías locales ponen sus últimos asientos libres a precios bajos. Es una buena herramienta para encontrar vuelos a muy buen precio, así que no dejéis de mirar: www.grabaseat.co.nz.

Nuestra primera parada fue Auckland. Nos dedicamos a recopilar información sobre todo lo que podíamos visitar, pero mayoritariamente durante la ruta seguimos las ideas de la guía Lonely Planet.

Auckland es la ciudad más grande del país y es donde se concentra la mayoría de la industria. La ciudad nos pareció muy moderna pero al mismo momento tenía barrios muy bonitos que merecieron la pena visitar, como Devonport.

Hay que recordar que en Nueva Zelanda hay volcanes por todas partes, hasta en las ciudades. Es por eso que en este barrio pequeño y familiar de la ciudad caminamos hasta lo alto de un volcán para poder contemplar unas vistas espectaculares de todo el sky line de la ciudad. No nos quedamos mucho en ninguna de las ciudades porque nos pareció que era mejor disfrutar de la naturaleza.

La Isla Norte es menos espectacular que la Isla Sur así que sólo pasamos allí 5 días. Visitamos un poco de playa en la Península de Coromandel. ¡Playas paradisíacas y buen tiempo, más no podíamos pedir! El norte también es famoso por tener lagos preciosos, así que paramos en Lake Rotorua y Lake Taupo. El primero tenía aguas termales así que nos pudimos bañar en agua… ¡ardiendo! Y el segundo, a parte de ser el más grande, es conocido por ofrecer las mejores vistas del mundo desde el aire, así que hay una gran cantidad de compañías que ofrecen paracaidismo.

Nosotros aprovechamos el día para pasear por el Parque Natural de Tongariro. Es una zona para montañistas expertos y para subir a ver los cráteres de los volcanes hay que ir en grupo y acompañado por un guía. Pero por la parte de abajo hay algunas rutas más fáciles que se pueden hacer en un par de horas. Para los fans de la película El Señor de los Anillos aquí es donde se grabaron las escenas del mundo de Mordor.

La última noche en la isla norte la pasamos en la capital, Wellington. Es una ciudad conocida por su gran cultura del café y sus fiestas. El ambiente en Cuba Street era fantástico. Cruzamos las dos islas en ferry. Sólo hay dos compañías de ferry que hacen la ruta 4 veces al día, así que hay que reservar con antelación porque en épocas de verano se llena bastante rápido.

Una vez en el sur, llegamos al puerto de Picton y de ahí fuimos a Christchurch, la ciudad más grande del sur. De camino a la ciudad pasamos por Marlborough, la zona más conocida de producción de vino. No pudimos hacer ninguna degustación pero es una parada obligatoria si te gusta el vino blanco (¡son los reyes del Sauvignon Blanc!). Llegamos a Christchurch un sábado por la tarde, así que aprovechamos para salir. Sol Square es un sitio lleno de bares y clubs repletos de gente, buena bebida y sobretodo buena música para todos los gustos.

De la ciudad nos fuimos a las montañas, exactamente al Franz Josef Glaciar. Hacer la caminata de 8 horas fue espectacular. ¡Parecía que estuviéramos en la Antártida! En la ruta debes pasar por el medio de unas paredes de hielo tan estrechas que si no caminas de lado no puedes continuar, o túneles que entras a cuatro patas de lo pequeños que son. Sin duda la mejor experiencia de todo el viaje.

Después de la aventura seguimos hacia la ciudad de Queenstown. Ahí es donde se reúnen todos los jóvenes backpackers para salir y practicar deportes de aventura. Puedes dar una vuelta por la ciudad cualquier día de la semana y siempre vas a encontrar bares abiertos hasta tarde y fiestas. Si eres una persona a quien no le da miedo nada, ésta es tu ciudad.

Una de mis compañeras de viaje sólo hablaba, desde que la conocí, de Milford Sound, los fiordos. Un lugar remoto al sur de la isla con unos paisajes que te dejan sin hablar. Haciéndole caso, decidimos conducir a la zona más meridional para hacer un Tour en barco y verlo. Había cantidad de ofertas y todas las compañías ofrecían precios distintos pero con una ruta similar, así que con un poco de información nos decidimos por uno de 3 horas.

Para llegar a Milford Sound se tiene que conducir por una carretera bastante mala durante unas 2 horas, pero las paradas en el camino merecen la pena. Hay lagos, cataratas y bosques por descubrir. La naturaleza en esa zona habla por sí sola. Milford Sound nos enamoró a todos y además tuvimos un día con un sol radiante que hizo que la experiencia fuera aún mejor.

Para terminar nuestro viaje visitamos dos sitios más. Hicimos una parada en Mount Cook, la montaña más alta de todo el país. Todavía estaba todo cubierto de nieve y los glaciares y lagos eran verdaderamente espectaculares. De camino a Dunedin (nuestra última parada), vimos los lagos de las montañas como Lake Tekapo, que tiene un color turquesa que nunca había visto antes. La ciudad de Dunedin tiene un poco de historia así que tiene una catedral y un ayuntamiento bastante antiguos. Pero lo mejor de la zona es ir en un Tour para ver los animales salvajes. Allí nos acercamos para ver los pingüinos de ojo amarillo, las focas, los leones marinos y los albatros.

Nos dejamos algunos puntos de las islas por visitar que merecen la pena. Nos contaron que en el norte había playas paradisíacas en la zona de Bay of Islands o que las cuevas Waitomo en la zona meridional de la Isla Norte no tienen desperdicio. Otras zonas a tener en cuenta serían Nelson y Stewart Island, en la Isla Sur. Pero yo creo que cada persona está interesada en ver cosas diferentes, así que lo mejor es ¡crear tu propia ruta!

Sinceramente, hacer un viaje a Nueva Zelanda merece muchísimo la pena. Te sorprende en cualquier momento. Hay que tener en cuenta que para ahorrar dinero en alojamiento lo mejor es alojarse en la infinita cantidad de hostales Nueva Zelanda. Pero para mí, el consejo más útil sería ¡olvídate de todo y simplemente disfruta del país!

Gracias Francesca por compartir tu viaje y tus fotografías con todos nosotros. ¿Tenéis planeado hacer un viaje similar? ¿Os habéis enamorado de Nueva Zelanda? ¡Dejad vuestro comentario!


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