Nuevas Degeneraciones, mismo fascismo

Cada día que pasa se suman nuevas imágenes de miembros de Nuevas Generaciones o del Partido Popular posando junto a símbolos franquistas y en actitudes fascistas. Esta circunstancia se ve agravada en alguna ocasión cuando se trata además de cargos públicos y representantes políticos que vienen acompañadas de declaraciones que hacen apología del genocidio. Ante esta oleada de imágenes la reacción ha sido inmediata. Por un lado, el derecho, Nuevas Generaciones ha actuado con contundencia abriéndoles expediente y el PP ha mantenido en los cargos a dichos elementos. Nada nuevo, era lo que cabía esperar de un partido político que está en contra de la recuperación de la memoria histórica y de la abolición de símbolos y nombres fascistas de los espacios públicos. Por otro, el izquierdo, ha habido cierta alarma ante la constatación de un hecho silenciado pero conocido por todos: en España no existe una verdadera derecha de tradición democrática. En España la derecha que representa el PP recoge la tradición de los principales postulados del fascismo franquista en el fondo, aunque se presenta formalmente revestida de modernas maneras seudodemocráticas.

No me malinterpreten. Como decía Cotarelo no todo los del PP son fascistas, pero todos los fascistas son del PP (a lo que yo añadiría que ahora también de UPyD). Esta circunstancia tiene su reflejo en el mapa electoral donde los partidos de extrema derecha no tienen prácticamente votos ya que el PP aglutina un espectro político que abarca desde el llamado centro hasta la derecha más extrema. Muchas veces se dijo que la no existencia de partidos de extrema derecha con representación parlamentaria era una muestra de la madurez de nuestra democracia, pero en esa afirmación se omite intencionadamente que la extrema derecha se siente representada en el PP.

La energía ni se crea ni se destruye, se transforma y esta ley física puede aplicarse al poder. En nuestra mitificada y fallida transición española las élites políticas del régimen franquista permanecieron en el poder. No hubo una verdadera transición. No hubo una ruptura real con el régimen anterior. No hubo un cambio efectivo de élites políticas, sino que los herederos del fascismo se adaptaron a las nuevas formas democráticas para permanecer en el poder pero sin renunciar un ápice a sus convicciones franquistas totalitarias (que no autoritarias). Esta adaptación y supervivencia de la élite política franquista se hace extensivo a otros ámbitos sociales y económicos como la clase empresarial, magistrados y medios de comunicación que serán los principales agentes que diseñen una democracia a su medida.

Lo realmente increíble es que esta circunstancia es absolutamente conocida y asumida por la ciudadanía. Es lo que se ha denominado franquismo sociológico, hecho de permisividad inaudito por el que se aceptan socialmente las actitudes fascistas como algo “no especialmente malo”, cuando en cualquier país democrático los protagonistas posiblemente acabarían directamente en la cárcel. Aquí basta con una disculpa y pelillos a la mar. Hace años, en el Gobierno de Aznar cuando aún vivía Fraga, se contaba este chiste que pone de manifiesto esta certeza y que sirve perfectamente de ejemplo:

“Un día cualquiera, va Franco y resucita, y se encuentra a 1 vigilante del Valle de los Caídos:
.- Pero, ¿Cómo es posible?, pregunta estupefacto el vigilante.
.- Deje de extrañarse y dígame, ¿quién manda en España?
.- Mandan los suyos. Mire, de presidente Aznar…
.- ¡Buen periodista Manuel Aznar Zubigaray! Escribió Historia Militar de la Guerra en España.”
.- ¡No!, el nieto del periodista.
.- ¿Quién es el portavoz del Gobierno?”
.- Pío Cabanillas.
.- ¡Muy inteligente! ¡Si señor! ¡Cabanillas Gallas! Mi ministro de Información.”
.- “No, el hijo.
.- ¿Quién está de embajador en Marruecos?
.- Arias Salgado.
.- ¡Bien! Mi otro ministro de Información y Turismo, Gabriel Arias Salgado.
.- ¡No! El hijo.
.- ¿Cómo van las relaciones con los marroquíes?
.- Hay algunos problemas con la inmigración y el Perejil, pero el gobierno ha encargado a Fernández Miranda esos asuntos.”
.- ¡Hombre! ¡Torcuato! ¡Muy acertado para el cargo!
.- ¡No, no, no!. El hijo, Enrique.
.- ¿Y en Vascongadas y Cataluña? ¿Cómo van las cosas?
.- Ahora las regiones se llaman Autonomías, y el ministro que las coordina es Jesús Posada
.- ¡Posada Cacho!, mi fiel Gobernador Civil en Soria.
.- ¡No!, el hijo. Y Oreja es el representante del partido del gobierno en Vascongadas.
.- ¡Hombre mi fiel Marcelino!
.- No, el sobrino.
.- ¿Y en justicia, quién está?
.- Hay uno nuevo, no me acuerdo como se llama, pero antes estaba Mariscal de Gante.
.- ¡Bien! Mi director general de Régimen Jurídico de la Prensa, Jaime Mariscal de Gante.
.- ¡No, tampoco!. Su hija Margarita.
.- ¿Y en la Puerta del Sol, en la sede de Gobernación, quién está?
.- Un buen amigo de los socialistas, Ruíz.
.- ¿Pero como mi portavoz, Víctor Ruíz Albéniz, va a ser amigo de los socialistas?
.- ¡No!, el nieto, Alberto Ruíz Gallardón.
.- Y en Galicia, dime ¿Quién está en mi Galicia natal?
.- Fraga.
.- ¿El nieto supongo?
.- No… ¡El de siempre!”

Aquí el poder político siempre ha estado en las mismas manos, el franquismo y sus herederos naturales: el PP. Por eso no son de extrañar estas salidas de tono de militantes del PP, es lo natural. Es su pasado, se han quitado la careta de demócratas que fue necesario para adaptarse tras la muerte de Franco y no reniegan de él. Lo difícil de comprender, que no de explicar, es la complacencia de una ciudadanía que, a sabiendas de todo ello, es capaz de otorgar a este partido 10 millones de votos. Ciudadanos acostumbrados a la servidumbre y al paternalismo que temen enfrentarse con la libertad de la democracia.

Como le dice Robert De Niro a Gerard Depardieu en Novecento, cuando finalizada la guerra y tras un pequeño flash revolucionario en el que supuestamente había muerto el patrón como metáfora de la abolición de las clases y el CLN retira las armas a los partisanos, “El patrón está vivo” . En nuestro caso nunca murió. Su líder yace en el Valle de los Caídos pero sus herederos están entre nosotros, en los centros de poder y nos lo hacen saber día tras día.