Revista Comunicación

Nunca pierdas el amor

Publicado el 22 octubre 2015 por Max Damián @soymaxdamian
Nunca pierdas el amorHoy, por décima vez vi la película protagonizada por el genial Jim Carrey: ‘'Los Pingüinos de Papá’'. Y es que esta genial historia cautiva los corazones de chicos y grandes, y en mí no ha sido la excepción. La historia, muy detrás de la impresionante actuación del reconocido actor y de un excelente libreto, esconde un impresionante mensaje. Y es que muchas veces los matrimonios pasan por algo que en el guion de la película se llama: ‘UN BACHE’. Y los que más sufren son lo hijos. Tal vez no tenga la experiencia suficiente ni la autoridad suficiente para hablar de este tema, pero personalmente mi familia a pasado situaciones similares, y eso me da el respaldo de lo que digo hablo en este post.Todos los días se sabe que muchos matrimonios terminan sus relaciones en divorcios. Tal vez por problemas económicos, infidelidades, estrés, no sé porque más. Y no niego que este tipo de cosas suceda, pero la verdad es que: ‘SOMOS NOSOTROS LOS QUE PERMITIMOS QUE EL AMOR TERMINE’Y al final ahí nos vemos desesperados, queriendo conquistar a la próxima persona que encontremos para no terminar nuestros días de vida SOLITARIOS. Pero, ¿dónde queda el amor eterno que se juraron cuando novios? ¿donde queda ese para siempre? Seguro olvidado tirado en un rincón de sus vidas porque se llenaron de orgullo y no son capaces de pelear por el amor que se tienen. Señores, el amor está creado para ser cultivado, para luchar por el todos los días y conquistarlo con cada detalle, sonrisas, abrazos, besos y cosas sin interés alguno que puedes hacer por tu pareja.Así como el Sr. Popper (Jim Carrey) cuida de los pingüinos con amor desmedido, así debe ser mantenido el amor por tu conyugue todos los día. Y si estás pasando por un “Bache”, atrévete a reconquistar esa pasión perdida. Con cada detalle, con cada halago. RECUERDA: “EN LA VIDA SOLO SE AMA UNA VEZ CON EL CORAZÓN”
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. [1Corintios 13:4-7]

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