Revista Coaching

¡O programas o serás programado!

Por Antonio J. Alonso Sampedro @AntonioJAlonso

O programas o seras programado

Pese a su aparente modernidad, el título de este artículo es intemporal pues define el componente director de la existencia de todo aquel que tiene que elegir como vivir, si escribiendo o leyendo su porvenir.

Douglas Rushkoff publicó en 2.010 “Progam or be Programmed” donde trasladaba una brillante reflexión sobre la evolución asimétrica en la comunicación: Contrariamente a lo esperado, la aparición del alfabeto no creó una sociedad de lectores sino de oyentes que escuchaban lo que otros que sabían les leían. Posteriormente la invención de la imprenta no supuso la proliferación de escritores sino de lectores, que adquirían los libros impresos que unos pocos sabían escribir. Recientemente, la generalización de los ordenadores personales y los sistemas electrónicos de comunicación nos han convertido por fin en escritores, pero en unos formatos (redes sociales, mensajerías instantáneas, blogs, etc.) que son controlados y dirigidos realmente por quienes saben su programación. En definitiva, que la cadena del progreso en comunicación siempre llega para la mayoría retrasada en un eslabón pues el primero suele ser cosa de unos pocos, los que saben de su ejecución.

Pero, ¿sería válida esta digresión referente al conocimiento para definir en la vida la mejor manera de actuar?. Pues en principio podríamos decir que no pues el gobierno de la vida parece ser otra cosa muy distinta a lo que Rushkoff comprobó, dado que no exige de saberes específicos y restringidos a unos pocos sino de voluntad, algo al alcance supuestamente de cada cual.

Efectivamente, la vida se rige por la voluntad, eso que manda el actuar. Pero el actuar no tiene sentido alguno si no responde a un criterio propio que debiera estar definido con sentido y anterioridad. A esto lo podríamos llamar… “programación vital”, es decir, la determinación del qué, del cómo, del cuándo, del dónde y del porqué de lo que queremos sea nuestra vía hacia la prosperidad.

No obstante, el programar en la vida es una cuestión de decisión personal y así también cabe la posibilidad de vivir al encuentro de lo que sucederá, sin más planteamientos que los de recibir la vida armados de sorpresa a la espera de parabienes con precio de gratuidad. Esta opción reactiva me temo que suele ser la más general y es la que abre la puerta para que sean otros quienes programen la vida de los demás.

Es curioso pues quienes programan su vida para aprovecharla y disfrutar suelen querer siempre más y así embarcan a otros en sus propósitos llegándoles también a programar, dirigiéndoles sus pasos por los caminos del interés propio y personal. Yo no los voy a criticar, pues si hay algunos que tiran y otros que se dejan arrastrar, cada cual que asuma su responsabilidad.

En un momento de mi vida de cambio profesional, antes que dejarme llevar por la inercia que establece la cómoda continuidad, decidí programar mi futuro inminente por el camino apasionante de lo editorial, buscando en Marathon-15% un reto que me permitiese ejemplificar por escrito todo aquello que nos lleva a triunfar por nosotros mismos y sin esperar a que los demás nos vengan a programar.

Saludos de Antonio J. Alonso


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