Revista Opinión

Obediencia ciega: práctica sectaria o heteropraxis (lo que está debajo del iceberg)

Por Beatriz
autor: blog Agua Viva
(continuación del post anterior)
El 03 de noviembre del 2009 escribí sobre el culto a la personalidad y ciega sumisión (obediencia ciega, es lo mismo) y lo hice porque lo percibí en los foros de catholic.net, después comprendí que no era la única, no he descubierto la pólvora....estas prácticas sectarias preocupan a muchos bloggers y lúcidos comentaristas católicos, aunque con diferentes matices y acentos.
Tengo que aclarar también que siempre he dicho que en la Iglesia Católica no hay sectas(*)  y sigo sosteniendo la misma opinión.  No hay sectas en la Iglesia Católica por la sencilla razón que toda orden religiosa está sujeta al Papa.  Una secta es un grupo cerrado y aislado que NO PERMITE que nadie los intervenga y corrija la plana, se hallan aisladas y no quieren ser sometidas a examen por ninguna autoridad.  En el caso nuestro, por ejemplo, con los Legionarios de Cristo, el Papa ha designado un  delegado pontificio quien tiene amplios poderes para que "ordene la casa por dentro", revisar y modificar estatutos, destituir y nombrar nuevas cabezas, etc., en pocas palabras, ha sido intervenida y el proceso de restauración durará varios años.  Si una orden religiosa no se somete al Papa se le considera cismática, es decir, no está en comunión, no es católica, y se avisa a los fieles para que tengan cuidado y no los acepten. 
De lo que sí podemos hablar es de prácticas sectarias o prácticas heterodoxas o heteropraxis.  Una de ellas es la obediencia ciega o ciega sumisión.
Se dice que en los Legionarios de Cristo hay un cuarto voto además de los votos de pobreza, castidad y obediencia.  Andrés Beltramo en su blog Sacro y Profano lo explica así:
"El problema del cuarto voto. Parte de este diseño, desviado en su origen, se apoyó en el llamado “cuarto voto” profesado por todos los miembros de la Legión junto a las promesas de castidad, pobreza y obediencia, propias de todos los religiosos en la Iglesia católica. Este voto, también denominado “secreto” o “de caridad”, en práctica obligaba (porque fue derogado a instancias de Benedicto XVI en 2007) a todos los legionarios a no hablar mal de ninguno de sus superiores y a delatar a cualquier compañero si se entraba en conocimiento de un comentario negativo de su parte. El resultado de la aplicación de estas premisas es conocido como la “benedicencia”.  La “benedicencia” al estilo Maciel es contraria a la “caridad cristiana” bien entendida y a la libertad de pensamiento, por eso el Papa decidió quitar esa regla, para abrir las mentes y los corazones de quienes viven en la Legión. Pero son ellos mismos (y sus almas) quienes se niegan a cumplir la solicitud del Sumo Pontífice, porque aseguran -en corto y en confianza- que el cuarto voto “lo siguen cumpliendo en su corazón”. "
El amor o el respeto que sientes por tu Superior no te puede cegar al punto de no hacerle ver su falta. La corrección fraterna, señoras y señores, es evangélica.  Retornemos a las fuentes del evangelio. San Pablo reprendió a San Pedro guiado por su conciencia iluminada con la luz de la fe. Ese cuarto voto no es evangélico, si lo fuera, Pablo nunca hubiera reprendido a Pedro.
Un diálogo imaginario entre Pedro y Pablo cuando éste último lo reprendió en Antioquia:
- Pedro: "Hombre, Pablo, mira mis buenas obras: prediqué y se convirtieron en un sólo día tres mil almas! (Hechos 2. 41), hice caminar a tullidos (Hechos 3, 7), con sólo tocar mi sombra se curan los enfermos (Hechos 5, 15)..."
- Pablo: "Pedro, tú eres la piedra que eligió el Señor y te ha dado las llaves del reino, pero lo que estás haciendo en Antioquia no es correcto y estás arrastrando a otros a seguir tu mal ejemplo. No puedo callar, tengo que corregirte (Gal, 2, 11)"
Es evangélico reprender a nuestros Superiores cuando cometen una falta, hay que reconocerlo y enmendar, como hizo Pedro.
Y ya que hablamos de obediencia ciega o ciega sumisión, a continuación presento los testimonios de Pedro Salinas y José Enrique Escardó, ambos periodistas quienes en su juventud vivieron en una casa de formación del Sodalicium Christianae Vitae, pero, eso sí, aclaran que en ningún momento sufrieron de abuso sexual.  Los sodálites se defienden y dicen que son falsas las anécdotas que cuentan y la verdad no tengo forma de poder verificar si son verdaderas o falsas, quizá son falsas, quizá no, lo cierto es que ambos dan la cara, con nombre y apellido, ya llevan como 10 años estas denuncias y que yo sepa hasta el momento nadie les ha hecho un juicio por difamación.  Podemos pensar también que los sodálites han preferido tomarlo con paciencia y perdonar las injurias.  Todo es posible ante la falta de certeza.  Pero igualmente me parece útil publicarlo para poder explicar mejor en qué consiste esa obediencia ciega o ciega sumisión con el único ánimo de buscar soluciones.
Analizando los testimonios vemos que a uno le ordenan que tiene que nadar hasta un barco con un papel y un lápiz en la mano, evitando que se moje, subir al barco, escribir cualquier cosa, y regresar nuevamente sin que se moje.  Salinas considera que lo que querían era quebrantar su voluntad, a mí en realidad me parece es una forma de enseñar a una persona a obedecer ciegamente, cualquier orden, incluso las más disparatadas (y totalmente anticristianas) como tomar el agua de la taza del w.c., colocar una vela encendida bajo el brazo y no retirarlo por más que duela, dormir en una escalera, comer un postre con pimienta, etc.  Denigrante, sí, pero efectivo para que la persona obedezca cualquier orden disparatada.  Nadie se queja, nadie lo denuncia.  Si estas denuncias son verdaderas, y aclaro que no puedo afirmarlo ni negarlo, no es de extrañar que en un ambiente así con un personal robotizado que rinde culto a la personalidad del fundador existan casos de abuso sexual.
Alguien pensará que al publicar estos testimonios en mi blog hago daño a la Iglesia Católica. A esa persona le recuerdo que este video está colgado en youtube y puede ser visto por cualquiera. Además no estoy de acuerdo con esa actitud paternalista de ocultar información para que los fieles no se preocupen, porque como decía el cardenal Newman: "Quiero laicos (...) hombres y mujeres que conocen su religión, compenetrados con ella, que saben dónde están, que saben lo que tienen y lo que no, que conocen su credo tan bien que pueden dar cuenta de ello, que saben tanto de la historia que pueden defenderla. Quiero laicos inteligentes, bien instruidos. Desearía….para aumentar sus conocimientos que cultiven la razón para penetrar en la relación de la veracidad de la verdad, que aprendan a ver las cosas como son, que comprendan cómo fe y razón se complementan el uno al otro, que son las bases y principios del catolicismo”; o como decía Chesterton: "al entrar en la Iglesia nos quitamos el sombrero, no la cabeza"; o el gran San Pablo "examinadlo todo, retengan lo bueno y desechen lo malo". Que cada uno ejercite su capacidad de razonamiento. Fe y Razón son las alas de la libertad.
En cuanto a los denunciantes, se suele caer en la falacia ad hominem.  Escardó después del Sodalicium ingresó a una comunidad Hare Krishna (por eso tiene la cabeza rapada), luego salió de allí y actualmente es ateo.  Aunque reconozco que en sus artículos hay cierta exageración al hablar del Sodalicio como una organización "muy poderosa" dentro de la Iglesia Católica, dato que no es verdadero, y él está "luchando" contra la malvada Iglesia Católica, cuando en realidad la mala experiencia que tuvo es parcial, porque habemos muchos católicos que no hemos pasado por ninguna mala experiencia, y demuestra una objetividad cuestionable (prefiero a Salinas, parece más objetivo).  Sin embargo, es una falacia rechazar su testimonio porque es ateo....  No es prudente ni sabio rechazar una denuncia a priori porque el denunciante no es católico.  Más bien deberíamos preguntarnos por qué dejó de ser católico?  Qué tan responsables somos de su partida?  "Examinadlo todo, retengan lo bueno, desechen lo malo"  San Pablo.
Hay que rechazar esa obediencia ciega.
(*) No hay sectas en la Iglesia Católica
Culto a la personalidad y ciega sumisión

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