Objetivo: La Mula… hostia no, la Casa Blanca

Hola majos y majas, aquí estamos otra vez (pesaítos que somos) con los estrenos de cartelera. Esta semana aterrizan en nuestros cines una mula en la Guerra Civil, una cinta reivindicativa sobre la conferencia del G8 de 2001 en Génova o un ataque brutal a la Casa Blanca. ¿Preparados? ¡Pues vamos al lío!

Empezamos con Rebelde (War Bitch) en la que, en un lugar del África subsahariana, Komana, una chica de catorce años, le cuenta al hijo que crece dentro de ella la historia de su vida durante la guerra. Todo empezó cuando, a los doce años, fue secuestrada por el ejército rebelde. Esta película canadiense fue nominada a mejor película de habla no inglesa de los pasados Oscar, lo que ya nos hace ver que mala no es. La temática de los niños soldado no es nueva, pero no sé qué tiene esta cinta que llama la atención por encima de otros estrenos. ¿Será la protagonista embarazada? ¿Será el albino? Quién sabe…

En Mussolini va a morir tenemos las últimas horas que en 1945 pasaron juntos el dictador Mussolini y su amante Chiaretta Petacci antes de ser fusilados y colgados públicamente. Pues la verdad, viendo que esta película española va a ser básicamente una conversación entre estos dos personajes, quizás yo habría escogido otra forma de llevar este texto al público. Es muy posible que en teatro esta historia hubiera funcionado mejor, o hubiera tenido más acogida, por que la verdad es que estas últimas horas de Mussolini tienen una pinta de dejarte sopa a la mínima.

En Stoker veremos cómo cuando una adolescente algo excéntrica, India Stoker (Mia Wasikowska), pierde a su padre en un trágico accidente de coche al cumplir 18 años, su vida se hace añicos. India tiene un comportamiento algo raro que parece que sólo su padre podía comprender, pero en el funeral de su padre aparece por sorpresa su tío Charlie (Matthew Goode), que decide hacerse cargo de ella y de su inestable madre (Nicole Kidman). Aunque al principio desconfía de su encantador y misterioso tío pronto se dará cuenta de que tienen mucho en común. Pues con una sinopsis así pocos pensarían que hay muertes y asesinatos raros en la película, pero menos mal que está aquí el trailer para enseñarnos la cara de perturbada de Mia Wasikowska, que la verdad es que acojona, y la especial relación que parece tener con su tío. Nicole Kidman  parece en principio que tiene un papel meramente presencial, pero veremos si finalmente aporta algo más que una bella muerte. En definitiva, la película parece rara de cojones, pero yo le daría un voto de confianza, que puede molar, oye.

Díaz, No limpiéis esta sangre es una película basada en los hechos ocurridos en 2001 en Génova, durante la conferencia del G8. Aunque la ciudad se había blindado para recibir a los dirigentes de las potencias  mundiales, un grupo de activistas, la mayoría estudiantes, se encerraron en la escuela Díaz y fueron desalojados brutalmente por la policía. Este acto fue denunciado por Amnistía Internacional como la mayor violación de los derechos humanos desde la II Guerra Mundial. Esta cinta es digna de ver por lo que cuenta, pero sabiendo que obviamente es una película reivindicativa y un alegato político. Parece que tiene partes de falso documental, que nos harán meternos aún más en los hechos, pero la verdad es que me parece más una película para ver tranquilamente en casa. Con tiempo y sabiendo que las cosas van a acabar mal.

La Mula nos sitúa en la Guerra Civil española, en la que el cabo Juan Castro (Mario Casas), un joven de Jaén que combate en el bando nacional, encuentra una mula en medio del campo de batalla y decide esconderla para llevársela a casa al final de la guerra. ¡Ala! ¡una película española sobre la Guerra Civil! ¡Esto no se había hecho nunca! Ajenos a la temática, esta película nos llega con un par de años de retraso, ya que su director, Michael Radford, no estaba muy de acuerdo con el resultado de la película al parecer. Pues así a simple vista parece una comedia ligera sobre el conflicto, con un Mario Casas haciendo de andaluz majete que se ligará a la que es su actual novia, María Valverde, a la vez que se lleva a la mula a casa…y ojo, creo que no se quita la camiseta en ningún momento. De ser así, ¡estamos ante un hito cinematográfico!

El impostor nos habla de Nicholas Barclay, un niño tejano de 13 años que desapareció en 1994 sin dejar rastro y que tres años después es encontrado en España. El chaval afirma que ha sido torturado por sus secuestradores, y parece que muestra comportamientos extraños. Tras la inicial alegría de la familia al recuperarlo, se plantea un problema inexplicable: ¿cómo es posible que el hijo rubio de los Barclay sea ahora moreno? El trailer de este documental (que está basado en una historia real) la verdad es que acojona. Debe ser la forma en que va contando lo que pasa, con ese tono de intriga y suspense, pero vamos que te quedas con unas ganas de verla que no veas. Eso sí… mejor en plan… uy no tengo nada que hacer, me veré esta peli en el ordenador (ejem, ejem).

Terminamos con Objetivo: la Casa Blanca (Olympus Has Fallen) en la que un agente del Servicio Secreto (Gerard Butler), tras un accidente del que sólo consigue salvar la vida del Presidente de los Estados Unidos (Aaron Eckhart), decide dejar su puesto para trabajar en el Departamento del Tesoro. Pero el agente se verá obligado a entrar de nuevo en acción cuando un comando norcoreano liderado por Kang (Rick Yune… no el Kang de los Simpsons) ataque la Casa Blanca y tome como rehén al Presidente. El que dude que esta película va a ser una americanada tiene un serio problema; Casa Blanca, Presidente de los Estados Unidos y un agente solo ante el peligro que nos prometen algo más de hora y media de patriotismo, tollinas y tiros que, bajo mi humilde opinión, le habría quedado mejor a un Jason Statham cualquiera, que parece más acostumbrado a la acción tipo Jungla de Cristal que nuestro Leonidas aquí presente. Por lo demás, el gran Morgan Freeman hace acto de presencia como el Presidente en funciones con su voz templada y su saber estar que siempre te deja como muy tranquilo, a pesar de que media Casa Blanca esté saltando por los aires.