Revista Ciencia

Ocho gatos, un perro y Margherita Hack

Por Nazarinasociacion
M. Hack en el jardín de su casa

M. Hack en el jardín de su casa

Margherita Hack nació en Florencia, Italia, el 12 de junio de 1922. Además de una respetadísima astrofísica, era conocida por su amor a los animales, y sobre todo a los gatos. En 1964, después de ser nombrada directora del Observatorio Astronómico de

Margherita Hack de joven

Margherita Hack de joven

Trieste – la primera mujer en ocupar el cargo – cuentan que, en el ala reservada al alojamiento de los astrofísicos, en los jardines y en las oficinas del edificio se paseaban a sus anchas los numerosos gatos que ella recogía.

En 1945, en plena II Guerra Mundial, se licenció en Física en la Universidad de Florencia, donde posteriormente defendió su tesis en Astrofísica sobre las variables cefeidas, después de un tiempo pasado en el Observatorio Arcetri, entonces dirigido por Giorgio Anetti, su mentor.

Margherita Hack, su marido Aldo de Rosa y un gato negro en 1987

Margherita Hack, su marido Aldo de Rosa y un gato negro en 1987

De joven, además de jugar al baloncesto, fue una consumada atleta que destacó en salto de altura y en triple salto. Se casó en 1944 con Aldo de Rosa, su compañero de juegos cuando era niña.

Tenía un don para explicar complejos conceptos a los legos y se convirtió en una figura muy popular en Italia gracias a sus libros de divulgación. Pero también fue muy conocida por sus opiniones acerca de la política y la religión. Atea, feminista, vegetariana, prestó su ayuda a la campaña para la legalización del aborto, abogó por los derechos gay, los derechos de los animales, la investigación con células madre y el derecho a la eutanasia.

En 1992, cuando la iglesia católica reconoció finalmente que se había equivocado al condenar a Galileo por decir que la Tierra giraba alrededor del Sol, el comentario de Margherita Hack fue: “Más vale tarde que nunca”.

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Además de sus numerosos libros científicos, también escribió “I gatti della mia vitta” (Los gatos de mi vida), en el que describe a los gatos que la acompañaron de pequeña, de universitaria, en el observatorio y en su casa, donde vivía con ocho gatos y un perro. Ciompa, Cirilla, Emerald, Lazo, Melchiorre y Trampa eran algunos de los nombres de sus gatos. Margherita decía que para cualquier persona, el afecto de un animal marca una diferencia en la vida, sobre todo para los niños, porque los animales dan alegría y apoyo, incluso en los momentos más inesperados, a cambio de un poco de respeto y amabilidad.

Margherita también explicó por qué era vegetariana en el libro “Perché sono vegetariana” (Por qué soy vegetariana), donde decía que sus padres ya eran vegetarianos antes de que ella naciera al ser seguidores del teosofismo, que respeta todas las formas de vida.

Los gatos de mi vida

Los gatos de mi vida

Murió en Trieste el 29 de junio de 2013 después de sufrir problemas cardíacos. Prefirió no operarse y lo explicó con estas palabras: “Quiero vivir lo que me queda de vida en casa, con mi marido Aldo y mis amigos animales. No tengo miedo a la muerte. He elegido renunciar a una intervención doble que considero peligrosa, pero seguiré luchando, en la medida de lo posible, como profesional y como ciudadana”.


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