Revista Libros

Octavo atardecer

Por Malaventura

19,15   Sentado en la terraza del quiosco del parque deseo que no pase nadie conocido. Soy tímido y estoy solo, no quiero que ahora nadie me saque de mi presente soledad en un atardecer avanzado hacia la noche.
19,25   Unos niños juegan y trepan por el muro de mi silencio llenando el cielo de gritos. ¿Por qué los niños tienen que estar siempre gritando? Hasta las plantas del jardín se tapan los oídos.
19,30   Gritaba yo así también cuando era niño, como un mono copiando los gestos de los hombres.
OCTAVO ATARDECER

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