Odd Thomas, cazador de fantasmas

Un gustazo que las comedias de terror adolescente con gusto, aún tengan cabida dentro del cine. Vale que no es una película perfecta, pero sin recurrir a vampiros, hombres lobo y amoríos pasteleros, deja buen sabor de boca, y con un punto de terror que es muy soportable por los adolescentes más jóvenes, además de suponer también cierto aroma  a aventura.
Stephen Sommers, es el encargado de dirigir esta película que en nuestro país se ha estrenado directamente en DVD. Sommers, al que recordamos por dirigir la estupenda La Momia y otras película memos recomendables (por ejemplo G.I. Joe), hace un buen trabajo, y ha sabido mezclar todos los generos anteriormente citados.
Odd es un joven especial. Tiene el Don de ver a los fantasmas, algo que utiliza siempre en el beneficio de la comunidad y por el descanso de los difuntos como colaborador de la policía. Cuando ve a ciertos espíritus malignos, sabe que algo malo se avecina, y en esta ocasión, esta viendo a demasiados. Será el único que pueda impedir una posible masacre.
Como protagonista, tenemos a Anton Yelchin, conocido por ser el joven Chekov de las últimas películas de Star trek. Lo hace bien, y sabe darle el punto justo de frikismo que necesita el personaje. Acompañándolo tenemos a la televisiva Addison Timlin, y a Willem Dafoe, que se aparta de los papeles que nos tiene acostumbrados, para encarnar a un afable inspector de policía. Aunque no es el papel de su carrera, tampoco desentona. Mención aparte el genial cameo Arnold Vosloo, uno de los actores fetiches del director.
Los efectos especiales no son nada del otro mundo (nunca mejor dicho), e incluso el diseño de los fantasmas nos suena demasiado, pero los veo ajustados al corto presupuesto con el que seguro contó la película. Por lo demás, nada del otro mundo, salvo que te hace pasar un rato entretenido y fuera de todo aburrimiento. La película tiene escenas graciosas (como las del señor hongo), de acción, de terror suave. Idóneo para disfrutar de una película casi familiar, donde no haya niños pequeños, pero si los más jóvenes adolescentes.
En definitiva, recomendable.