Revista Solidaridad

Olimpiadas y pobres

Por Pcelimendiz

Las Olimpiadas que se celebraron en Brasil el verano pasado nos dieron muchas noticias que fueron motivo de bastantes conversaciones entre Wang y yo. Comentábamos desde el machismo imperante en el tratamiento mediático de las mismas hasta el neocolonialismo que suponían para el país, pero una de las cosas que más nos llamaban la atención era la frecuencia con que los comentaristas aludían a la dificil infancia o condiciones adversas que los atletas habían tenido que superar para llegar a luchar por las medallas en la cita olímpica.


Olimpiadas y pobresPara Wang, estas noticias le hablaban de esperanza. De cómo estos atletas, a pesar de haber tenido dificultades muy importantes, eran todo un ejemplo de resiliencia y de que unas condiciones iniciales difíciles no tienen por qué determinar la vida.
Yo en cambio le decía que era un arma de doble filo. Por un lado no se qué aporta al deporte el saber las intimidades de tal o cual atleta. En ocasiones me parecía una intromisión intolerable en su vida privada. Por ejemplo, para valorar el esfuerzo de una gimnasta no veo en qué nos ayuda saber que su madre era alcohólica y la abandonó, o que su pareja la maltrataba, o que tuvo que superar no sé cuantas privaciones y desgracias hasta hacerse deportista.
A mí me parecía que, de forma más o menos intencionada, se nos quería hacer llegar un mensaje. Wang dice que soy un malpensado, pero no puedo evitarlo y me pareció que se nos quería dar a entender que eso de la pobreza no es para tanto. Que nacer en un entorno complicado, con unas circunstancias difíciles de pobreza o violencia, es algo que se puede superar con el esfuerzo personal.
Es una nueva forma del mensaje americano del "self made man", la persona que, partiendo de la nada y sólo con trabajo y esfuerzo pudo construir un proyecto exitoso.
Pues lo siento, pero a mí no me la cuelan. Todas esas historias de niños abandonados, maltratados y pobres que llegan a ser deportistas exitosos son auténticas excepciones en las que, en el caso de ser ciertas, lo único relevante ha sido el azar y la suerte.
Vivir en la pobreza o con violencia tiene gravísimas condiciones que el énfasis de éstas noticias me parece que banalizan. Nacer y crecer en un entorno pobre y deprivado es algo que no se puede superar fácilmente, y mucho menos fiándolo al esfuerzo personal.Olimpiadas y pobres
El mensaje al final es culpabilizador: "Si eres pobre o no has llegado a nada en la vida, es por tu culpa, porque no te esfuerzas lo suficiente... Y si no, mira la chica americana esa, que saltos da."
Pues no. Tras 30 años de profesión, sé perfectamente cómo se reproducen la pobreza, la violencia y las circunstancias adversas. Sin apoyos externos, en cantidad y con la calidad adecuada, es casi imposible salir de ellas. Y quiero subrayar la cantidad y la calidad de estos apoyos, no las miserables migajas que en política social estamos dedicando desde hace tiempo a estas situaciones.
Porque si nos parece que la escasez de inversión social no va a tener ninguna consecuencia en el futuro, o que tolerar ahora las cifras de pobreza o desigualdad con las que convivimos es algo coyuntural, que se resolverá por sí sólo, vamos muy equivocados.
Y como hace Wang, podéis llamadme malpensado, pero la profusión de estas noticias solo son coartadas de nuestros gobernantes para seguir repartiendo esas migajas y no tomar en serio el problema.

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