Revista Cultura y Ocio

Omaita Díaz & The Barones

Publicado el 23 mayo 2017 por Icastico

Nada más poner el título imaginé una potente banda de rocanrol y fantaseé un rato. Susana de vocalista, pantalón ceñido de cuero, centrifugando la cabellera, desatada, tirándose en los brazos de sus fans al final de cada concierto. A su vera, con chalecos negros, piercings y tatuajes de rosas –sin espinas, son otros tiempos– Fernández, Paje, Puig y Vara haciendo virguerías, cada uno con su instrumento, con perdón. Ahora las tendrán que hacer con la lengua para regalar el oído de su nuevo jefe, que era el viejo, el mismo que decapitaron “a mano alzada” y al que dieron por muerto hace unos meses en aquel golpe de palecete, meándose de paso en la militancia que, ahora, fiel, lo ha resucitado. La supervivencia pasa con frecuencia por el servilismo. Al barón rémora ya no le vale una piel ajada, hay que pegarse a otra con mejores nutrientres, y así sucesivamente. ¡Qué pueblo ni qué leches!

Ganó el perdedor, así bautizado antes de la contienda por la gran derrotada, por eso le escuece tanto. La misma noche del fracaso, Susana dejó ver la “choni” que lleva dentro y habló –con una sonrisa tullida– del secretario general electo, no de Pedro Sánchez, que son lo mismo. Así cose el partido esta costurera sin experiencia, con fino hilo de resentimiento. Esta la izquierda que tanto gusta a la derecha –esta si– siempre unida. La siniestra, golpista, rencorosa, cainita y desnortada. La que clona muchos de los hábitos que denuncia de la derecha rancia y ultra. La izquierda tiene muchos caminos. No todos confluyen ni llevan a Roma. Otros son simples callejones sin salida. Pena penita.

La andaluza salió con su laca de “porque yo lo valgo” y la peluca no aguantó su propia avalancha de auto suficiencia, de sobrada. Estaba tan contenta con todo su “aparato” que se olvidó de quienes lo encufaban. La tipa no entiende nada. Al día siguiente exhorta a su hueste a dar la batalla. No se ha perdido la guerra, dice. Lo que ha perdido limpiamente, con diferencia, es un proceso democrático del que debería presumir. Le llama guerra. O sea, que se vaya preparando, otra vez, Pedro Sánchez porque el Congreso del PSOE de junio bien pudiera ser la fiesta de la daga voladora. Y aún antes veremos metálicos brillos. Este es el discurso intelectual de esta huérfana de luces. De ganar ella, el votante hubiese demostrado ser inteligente. Como no ha sido así, son populistas, no conocen tan bien su gestión como los que tiene cerca y a quienes gobierna (Comunidad de Andalucía), viene a decir.

Y de ese libelo llamado El Pais, convertido en hoja parroquial, ¿qué se puede decir? Que escriben con mala baba, no con tinta decente. El Aparato ha pasado a ser chatarra barata, puros incluidos. Están jodidos. Toda la artillería no ha acabado con el llanero solitario, “su enemigo”. Están a un pelo de defender el sufragio censitario. La vergüenza ya la han perdido, no me extrañaría nada que lo hicieran. Cuando se emborracha el rico, ¡hay que alegre está el señor!, cuando se emborracha el pobre, ¡es un pobre borrachón! Mejor ser analfabeto si el premio es escapar de editoriales infames.

Nos queda una mención a la banda organizada para delinquir. Su máximo representante no llamó al ganador de las primarias del PSOE porque no quería molestarlo. Lo dice un tipo que saca de la cama a jueces y fiscales para que obstruya la justicia a su favor, es decir, a favor de los truhanes que capitanea, imputados por decenas en el saqueo patrio. Luego le piden al ganador que tenga altura de miras (*) y sentido de estado (**), frases tan bonitas y que caen tan bien sobre el Pedante Popular que no sabe hablar ni falta que hace. No tiene más dicurso que el robar.

(*) Distancia que hay en los ojos y el ombligo de quien presume de la frase.

(**) Lo que se siente tras dejar las arcas vacias sin remordimiento alguno


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