Revista Cocina

One Happy Second.

Por Bypils @bypils

One Happy Second.Es curioso como esto del One Happy Second, va reapareciendo en mi vida de forma intermitente para evitar que se me olvide. Debe estar programado para hacer que una chispita salte en mi cerebro y me diga : Eh! ¡Qué tienes segundos de felicidad en tu día. Sé consciente de ellos…y , entonces, ante tal obviedad, me permito pararme en esos instantes y los hago visibles en mi interior. Algo que parece tan simple, es de una complejidad tal que son pocas las personas que saben disfrutar de esos placeres sencillos de la cotidianidad. Es más, la gran mayoría , los recordamos como destellos de algo que se nos escapó sólo cuando los perdemos…Hace unos años ( 2005) me obsesioné con “registrar” mis happy seconds. Escribirlos, me permitía maximizarlos y repetirlos y me funcionó como método de autoterapia en la eterna ( y fatigosa) búsqueda de la felicidad.

Hoy el “One Happy Second” me ha vuelto a asaltar. Y me he marcado una tarde culinaria, con música y relax . Hacía tiempo que no cocinaba de esa forma y ¡Guau, qué placer!. He recordado uno de los textos que cazaban otros happy seconds de antaño y…

Cocinar a Fuego Lento ( Mayo , 2005)

Con “ a fuego lento” me refiero a esos platos a los que tienes que dedicar tiempo y cariño. De los que requieren de una preparación, de una elaboración cuidada y sobre todo … esos que sólo te salen cuando tienes ganas de hacerlos.

Ya no me refiero al tiempo –que cada uno tiene su disponibilidad-sino a la predisposición de tu mente a realizar el plato, a ejercer todos los actos de la cocina. Uno a uno. Y , si puedes, disfrutando en el intento. Si no estás ahí, en la cocina en cuerpo y alma, es posible que lo que salga sea un churro. Más o menos comestible, pero un churro. La concentración, como en muchos deportes, es vital para que todos los ingredientes armonicen, se unan o diluyan, se equilibren y sepan a gloria .

Así que , como el día lo ha permitido, me he adentrado en el mundo del “ a fuego lento”.

Como flotaba la inspiración en mi cocina, lo primero que he hecho ha sido preparar todos los ingredientes. Los he dispuesto en boles y he ubicado en el lugar adecuado, las especias y los básicos (aceite, sal, pimienta..). Cuando todo ha estado preparado, he iniciado el ritual de la receta: saltear, sofreír…. Cada cosa a su tempo y en el lugar que yo creo que le corresponde. Entonces, el aroma ya ha empezado a esparcirse y algo me ha dicho que íbamos bien. Al principio, he encendido la tele de la cocina pero tanto el Diario de Patricia como el Embarazo de Letizia me han hecho desestimar esta opción. Siguiendo un viejo ritual , he conectado la minicadena y me he obsequiado con el completo “Love songs” de Barry White.

En estado de máxima concentración, he continuado todo el proceso hasta dejar mi reluciente olla en estado de “chup-chup”. A fuego lento.

En esta fase, ya me había aventurado a la prueba de la cuchara de palo , y-realmente- empezaba a sentir orgullo por lo que se cocía allí dentro.

“Chup-chup”.

Mientras mi guiso seguía a lo suyo, he recogido todos los utensilios. He limpiado y ordenado y todo ha salido bien . Ágil. Coordinado. Hay veces, que haciendo el mismo plato, dejo la cocina totalmente arrasada a mi alrededor. Abro mil armarios, busco lo que me falta para seguir, y no se por que se me amontonan los cacharros a cada paso que doy. Esta fase de “recogida” es , en esos momentos, muy penosa. En cambio, en otras ocasiones, hasta eso se convierte en una tarea sencilla. Hoy, ha sido así. Mi cocina lucía primorosa y mi receta cobraba vida, lentamente.

Ahora, reposa. Es uno de esos platos que se merecen que el tiempo los perfeccione y lo dejaré, a fuego apagado, para que descanse con el calor que aún emana.

Mañana, concursará en el Torneo de Paladares . Si gana, dejará de existir.

No quedará nada de ese chup..

Curiosamente, cuando se cocina -“ a fuego lento”- lo que mejor sienta al cocinero es que su obra , desparezca. Que la fuente se vacíe . Que se acabe untando pan. Que el plato reluzca… y que te digan -un mínimo de dos veces durante toda la comida- lo exquisito que es.

El primer happy second de la cocina , ya lo he vivido. Ahora me falta el segundo. Si mi percepción de los sabores y aromas no me engañan y no me he dejado llevar por un exceso de triunfalismo, mi plato puede ser ganador.

Y entonces, se irá triunfal , bocado a bocado y yo escucharé las alabanzas (voluntarias o inducidas, ya se verá) de los que lo caten.

Chup, chup…

Sonando : Can’t get enough of your love, baby. Barry White

Hoy , en mi iPod, sonaba  una variación musical ecléctica que ha acabado triunfalmente con un Pitingo y su “Lucha por su dinero”.

Por cierto, me ha quedado un pollo al ajillo de premio… ; – )


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