Revista Cultura y Ocio

Opinión de Cabezapepino de Sonia Antón Ríos

Por Miss_cultura @miss_cultura
Opinión de Cabezapepino de Sonia Antón Ríos De repente, como una estrella fugaz, un extraterrestre ha llegado a casa. Y encima ha abducido a mis padres... ¡Tendré que ayudarle a volver a su planeta!

Después de dos días enteros en el hospital, los padres de Micaela han regresado. Pero no vienen solos... traen con ellos un bebé. Un bebé que se suponía que iba a ser el hermano pequeño de Micaela, pero que en realidad es un extraterrestre, con una cabeza enorme y con forma de pepino.

Y lo más grave no es eso.

Lo peor es que ha acaparado toda la atención de sus padres, como si los tuviera hipnotizados o abducidos.

Micaela está francamente preocupada y se le ocurre que lo mejor que puede hacer es ayudar a Cabezapepino a regresar a su planeta. ¡Y a ello se pone! Un poquito azuzada por Fran, su hermano mayor, Micaela estudia al nuevo inquilino de la casa, analiza su extraño comportamiento y busca información en libros sobre planetas y verduras para tratar de encontrar la mejor forma de enviarlo de vuelta al lugar al que pertenece. ¡Porque es que está muy harta de tener un extraterrestre todo el día pegado a ella!

Sin embargo, en un momento dado, se dará cuenta de que, si realmente consiguiera su objetivo, echaría mucho de menos a Cabezapepino.

De un modo muy original y con muchísimo sentido del humor, Sonia Antón Ríos aborda en Cabezapepino la problemática de los celos que pueden surgir con la llegada de un hermano pequeño a casa y el proceso por el que con paciencia y cariño el hermano mayor acaba por aceptar la nueva situación.

Cecilia Moreno y Miguel Can dan vida a la historia a través de las ilustraciones, que son una pasada. Llenas de color, de detalles espaciales y de expresiones en los personajes que añaden todavía más humor y diversión al libro. Ver a Micaela cambiar continuamente de disfraces me ha encantado.

El formato del libro es muy visual, casi como si de un cómic se tratase. Las ilustraciones ocupan la mayor parte del espacio y los textos, además de mediante bocadillos cuando son diálogos, vienen introducidos como si fueran pedazos de papel que la propia Micaela ha arrancado de un cuaderno cuadriculado.

Recomendado a partir de 6 años.

-Opinión por Inés Diaz Arriero-


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