Revista Cultura y Ocio

Opinión de comiendo con miedo de elisabeth karin pavón rymer-rythén

Por Miss_cultura @miss_cultura
OPINIÓN DE COMIENDO CON MIEDO DE ELISABETH KARIN PAVÓN RYMER-RYTHÉN

Como cualquier adolescente, Elisabeth no tiene una vida sencilla: sus padres se han divorciado, ha cambiado de instituto, sus notas han bajado y las personas salen de su vida igual que entran... Pero a pesar de esta montaña de pólvora, hay algo que la diferencia del resto: Elisabeth tiene a Nore.

Nore la acompaña a todas horas, hace que se sienta segura y le dice lo guapa que está cuando pierde peso. Nore también le prohíbe comer, le controla las calorías y le echa bronca si no le hace caso. Y Elisabeth la escucha. Hasta que, un día, su cuerpo llega al límite y es ingresada en la Sala Blanca, donde los monstruos como Nore no pueden entrar.

Comiendo con monstruos de Elisabeth Karin Pavón Rymer-Rythén es una novela gráfica tan dura, como esperanzadora.

Creo que las ilustraciones plasman a las mil maravillas todo ese dolor, miedo, incertidumbre, rabia, tristeza,

Es una historia que se lee en un suspiro y soy consciente de ello, ya que he leído comiendo con miedo en dos ocasiones. La primera vez tuve que parar, ya que el corazón se me iba a salir del pecho y fue duro leer muchas cosas descritas durante el tratamiento.

La segunda vez lo hice de forma distinta, ya que sabía lo que iba a ir a continuación o conocía lo que me iba a encontrar en ciertas partes, etc.

Soy consciente de que esta novela es autobiográfica y hablar de los Trastornos Alimentarios de forma tan honesta y tan directa es algo que no todo el mundo sabe hacer, ya que es complicado transmitir todo tal y como lo ha hecho Elisabeth.

Elisabeth Karin Pavón Rymer-Rythén ha dado un salto al vacío gigante y lo ha hecho poniendo nombre a su monstruo particular, relatando todo sin obviar nada y es de agradecer.

Yo tengo un monstruo que se llama ansiedad y tengo muchas inseguridades. Muchas veces este monstruo es pequeño, es grande, etc.

El primer paso para superar cualquier trastorno, enfermedad o problema es decirlo en voz alta y es lo que nos cuesta. En otras ocasiones, pedir ayuda o enfrentarnos a lo que nos hace daño es lo que hacemos o nos cerramos en banda.

La sociedad, sus reglas, etiquetas...son las que de algún modo u otro terminan por hacernos saltar al vacío o son los que al mirarnos al espejo ,ni nos vemos.

Después de leer comiendo con miedo soy más consciente de lo que son los trastornos alimentarios, pero también me siento identificada con algunas frases que la dicen a la protagonista y que de algún modo hacen más mal que bien.

Elisabeth ha hablado sin tapujos de todo lo que sufrió, pero también ha dado esperanza a cualquiera que lea su novela y se acerque a sus viñetas. El dibujo, colorear, pintar y otras terapias cómo forma para expresarse es algo que me ha encantado ver.

Me pasaba que desde el colegio no había hecho nada artístico y me apunté a varios cursos online de ilustración y cuando estoy con ansiedad o siento que no puedo más: dibujo y plasmo lo que siento, y es liberador.

El estilo de Elisabeth Karin Pavón Rymer-Rythén y los tonos empleados en su historia varían según se habla en presente y en pasado, también los detalles que cambian conforme pasa el tiempo de tener menos detalles, a aparecer más cosas en la historia.

Sería extraordinario que en los colegios, institutos se tuviese en cuenta como lectura obligatoria.

Ojalá esas etiquetas, esas reglas y la sociedad en general dejase de tocar las narices y juzgar.

Mi enhorabuena a la autora por este libro tan especial y con tanta sensibilidad, sinceridad y tanta verdad.

Hay que poner nombres a los monstruos para acabar con ellos. Espero que todas esas personas que estén pasando por una experiencia similar y lean este libro encuentren su salvavidas, aparte de pedir ayuda.

Tras leer comiendo con miedo me encantaría que en los colegios e institutos existiese una clase sobre psicología emocional o algo similar...

Tengo un monstruo crónico y se llama Demetria (endometriosis), aunque siempre hablo de ella, pero al leer el libro he querido ponerla nombre.

Gracias a Elisabeth por este magnífico libro y que ojalá no existiese ninguna enfermedad de ninguna clase, pero estoy segura de que salvará a más de una persona, cuando lo lea.


Volver a la Portada de Logo Paperblog