Revista Cocina

Oporto: De Bodegas donde el Duero se convierte en Mar

Por Atableconcarmen @atableconcarmen
Oporto: De Bodegas donde el Duero se convierte en Mar
Es un viernes diferente. Salgo de casa más temprano de lo habitual tirando de mi pequeña maleta. El olor a fin de semana hoy es más embriagador, nos vamos a Oporto: De Bodegas donde el Duero se convierte en Mar.
  Nos damos cita en el aeropuerto, acudiremos cada uno por separado, directamente desde el trabajo, por eso voy con mi equipaje a cuestas.
   Esa mañana todo transcurre rápido. Casi sin darme cuenta me veo en el autobús que nos transporta del aeropuerto al centro de la ciudad portuguesa y pocos minutos después, registrándome en el hotel. Todo sale rodado.
  
Es primera hora de la tarde cuando nos disponemos a descubrir la ciudad. Su centro histórico es Patrimonio Cultural de la Humanidad, lo cuál ha permitido conservar la arquitectura de las viejas calles. Muchos edificios necesitan una restauración, quizás sea esto lo que da a Oporto ese aire de ciudad antigua y nos hace pasear despacio, contemplándola.
  
Oporto: De Bodegas donde el Duero se convierte en Mar   
Llegamos a la Iglesia del Carmen y de las Carmelitas y lo que primero nos llama la atención es su fachada lateral recubierta con azulejos de tonos azulados. Allí en la plaza se cruzan dos tranvías. Por su aspecto parece que viajan en el tiempo, no en el espacio, y que su destino sea otra época. Aplazamos para otro momento un viaje con ellos.
  
Oporto: De Bodegas donde el Duero se convierte en Mar    
Enfrente se abre una plaza rodeada de pequeñas tiendas, algunas muy curiosas, como La Casa Oriental. Objetos antiguos, frutas y verduras, bacalao y otros productos, cuelgan de sus fachadas. En el centro la Iglesia y la Torre de los Clérigos, punto de referencia de muchos visitantes.
 
Oporto: De Bodegas donde el Duero se convierte en Mar    
Bajamos por la calle que allí se abre y enseguida descubrimos la Librería Lello & Irmão. Sin duda alguna es la librería más hermosa que he visitado nunca. Conforme entramos, interminables estanterías de madera recubren sus paredes repletas de libros, y allí, un poco más al fondo, entre mesas llenas de libros, se abre paso una impresionante y bellísima escalera, como si fuera una lengua de fresa, que nos invita a ascender a la planta superior.
 
Oporto: De Bodegas donde el Duero se convierte en Mar     
Desde arriba contemplamos en todo su esplendor las grandes vidrieras del techo, y si echamos un vistazo al suelo, observamos los railes de las vagonetas que se utilizaban para transportar los libros. Permanecemos allí no sé cuánto tiempo, admirando continente y contenido.
 
Oporto: De Bodegas donde el Duero se convierte en Mar     
Ya es media tarde cuando nos pasamos por la Estación de Sao Bento, cuyo vestíbulo es otro ejemplo de la azulejería portuguesa.
 
Oporto: De Bodegas donde el Duero se convierte en Mar    
Sin prisas, como la ciudad, llegamos a la plaza de Batalha, junto a la Iglesia de San Idelfonso. Desde allí nos adentramos por Santa Caterina con la intención de hacer un alto en el camino en el acogedor Café Majestic, parece de otra época. Y es que en Oporto hay muchos momentos que me siento como si se tratara de un viaje en el tiempo.
 
Oporto: De Bodegas donde el Duero se convierte en Mar     
Tras un buen rato disfrutando del ir y venir de los camareros, de los visitantes y de los portuenses que vienen con sus compras, salimos en dirección al barrio portuario de Ribeira.
  
A esta hora avanzada de la tarde, las barcas ya están amarradas en el muelle. Al otro lado del Duero se ven las casas y las bodegas de Vila Nova de Gaia, donde reposa el famoso vino de Oporto. La visita a las bodegas deberá esperar a mañana. Ahora nos quedamos paseando por el muelle mientras el río va cambiando de color con la puesta de sol.
  
Oporto: De Bodegas donde el Duero se convierte en Mar     
Apenas llevamos unas horas en Oporto y se puede decir que no hemos perdido el tiempo. Ha llegado la hora de disfrutar de la gastronomía portuguesa en cualquiera de la larga lista de pequeños restaurantes que podemos encontrar, generalmente, con una buena relación calidad/precio.
  
Oporto: De Bodegas donde el Duero se convierte en Mar    
¡Sábado! Hoy cruzamos el Duero y nos dirigiremos a a Vila Nova de Gaia. Observando el Puente de Don Luís no es difícil intuir que algo tuvo que ver Gustave Eiffel en su construcción, y aunque no fue directamente, ya que lo construyó uno de sus colaboradores, refleja claramente su estilo.
   Nosotros lo atravesamos a pie para disfrutar del momento y nos lleva un buen rato llegar a la primera bodega, Bodegas Sandeman. Justo al lado tenemos la segunda, Bodegas Calem.
  
Oporto: De Bodegas donde el Duero se convierte en Mar     
Tras la visita a las dos bodegas, decidimos tomarnos el día "easy", así que lo dedicamos a pasear por el muelle admirando las antiguas barcazas que transportaban los barriles de vino río abajo y conservadas por las bodegas para mostrar sus orígenes a los visitantes.
  
Oporto: De Bodegas donde el Duero se convierte en Mar     
Tomamos algo en una de las terrazas que hay junto al río. Después decidimos hacer un pequeño crucero fluvial en un "rabelo", que es como se conoce a estas embarcaciones.
   No podíamos haber elegido mejor opción. Agradable manera de visitar los seis puentes que la ciudad tiene sobre el río y ver otra de las caras de Oporto. El Puente del Infante Don Enrique, el de María Pía, el de San Juan, el de Freixo, la Iglesia de San Francisco, la de Massarelos o el Monasterio de la Sierra del Pilar, son algunos de los ejemplos arquitectónicos de los que disfrutamos durante la navegación.
   Al regreso al muelle nos espera la visita a la Bodega Offley.
  Hay muchas más, pero tres visitas enológicas en un día son suficiente y queda todavía mucho Oporto por visitar.
  
Oporto: De Bodegas donde el Duero se convierte en Mar   
Esta vez cogemos el Funicular Dos Guindais, un corto trayecto que separa la parte baja de la parte alta de Oporto. Después paseamos casi sin rumbo, y a nuestro paso salen la Catedral, la Iglesia de San Francisco y más tarde el Palacio de la Bolsa.
  
Oporto: De Bodegas donde el Duero se convierte en Mar
A estas horas mis pies comienzan a mandarle a mi cerebro discretos mensajes de "S.O.S" y "Mayday-Mayday", así que propongo un pequeño viaje en el tiempo y en el espacio.
  
¡Cojamos uno de estos encantadores tranvías y que nos lleve donde quiera!
  
Oporto: De Bodegas donde el Duero se convierte en Mar    
Y así hacemos. Con la suerte de que nos deja justo al lado de la Iglesia del Carmen. Un refresco en una terraza tranquila y cenamos pronto por los alrededores.
   El domingo lo dedicamos a pasear por los Jardines del Palacio de Cristal. Desde él se contemplan unas vistas espectaculares del Duero, con mucha vegetación y pocos visitantes. Apenas sale a nuestro encuentro una familia de pavos reales. A los "tripeiros", como familiarmente se conoce a los de Oporto, no les debe gustar mucho madrugar.
  
Oporto: De Bodegas donde el Duero se convierte en Mar     
Después volvemos a pasear por alguna de nuestras calles favoritas y hacemos acopio de los famosos Pasteles de Nata en una de las pastelerías ¡Qué ricos están!
   Llega la despedida. Nuestro maravilloso fin de semana en Oporto se acaba. Corto pero intenso. La ciudad que ve fundirse al Duero en el mar nos ha cautivado con su magia para siempre.
  
Cafés y Restaurantes de recomendada visita:   


Volver a la Portada de Logo Paperblog