Orgullo gay

Aún a riesgo de que se me tache de homófobo, tengo que criticar los hechos, para los que basta, como dice un buen amigo mío, ser notario de la realidad. Efectivamente, la organización ha cursado invitaciones a todos los partidos, menos a los populares, ejerciendo así esa costumbre de prohibir en nombre de la libertad. El Sr. Rajoy lleva cuatro años largos en el gobierno y no se produjo retroceso alguno en los derechos de las parejas homosexuales, se sostuvo el matromonio gay propuesto por José Luis Rodríguez Zapatero, y las cosas, en este sentido, siguieron del mismo modo que hubiesen cursado bajo la batuta de un gobierno socialista. Pero para más paradoja, tanto Unidos Podemos como el PSOE son defensores de la causa palestina, país en el que amablemente se cuelga de las grúas a los gays por considerarlos enfermos, desviados y contra natura, mientras los organizadores del evento prohibieron, el año pasado, el desfile de la carroza israelí, único país del medio oriente en el que hay organizaciones de homosexuales como en España u otro país occidental.

Nótese: Prohibir al PP, prohibir a Israel. Este progresismo militante no hace más que prohibir, debe de ser para hacernos más libres, digo yo.

Y quiero reivindicar desde este espacio, el día del orgullo putero, fiesta popular para que putas y clientes desfilen, defendiendo su opción de promiscuidad sexual, tan libre como cualquier otra, para que se legalice el negocio y se someta a los controles oportunos y para que se reduzca el precio de las copas en los clubs de alterne.

He dicho.