Revista Cine

Orson Welles: 'The next voice you hear...'

Publicado el 07 septiembre 2010 por Jesuscortes

Cuando Orson Welles lo citaba como una referencia y regañaba a los críticos por no haberle prestado la debida atención, probablemente no tenía en la cabeza las películas que rodó en los últimos años de su vida. Serían sus rapidísimas y sorprendentes obras (comedias, aventuras, melodramas... mil películas en una, una y mil películas) de los 30 o sus aclamados westerns 'morales' de los 40 o tal vez alguna de sus emblemáticas obras mudas.

PINK HOUSES

Quizá el propio William A. Wellman nunca escuchó tales elogios. Da lo mismo. Wellman hace de todas formas el guiño o la broma de decir que la voz de Welles es la voz Dios en 'The next voice you hear...' Es con esta película única (y menospreciada por los que la vieron) con la que inicia la parte final y no estrictamente la que más me interesa de su carrera pero sí la que más huella me ha dejado. Por supuesto hay de todo en esos 10 años, hasta una película mala y tendenciosa como 'Blood alley'. Pero ahí están y para mí, por encima de otras de mayor fama, 'My man and I', 'Track of the cat', 'Goodbye my lady' y hasta 'Darby´s rangers' dispuestas a acompañar para siempre a quienes se acerquen a ellas.'The next voice you hear...' es lo más parecido a una declaración de intenciones para los años venideros. Actores de segunda fila o que habían dejado ya atrás sus mejores años, argumento tan original como inabordable para la mayoría de puro extravagante (con un más o menos soterrado elemento fantástico, ensoñador, fuera del tiempo), depuración estilística no tan lejana de la que practicó Fritz Lang para deshacerse de todos los manierismos del pasado y una poco disimulada, expansiva, omnipresente vindicación de valores humanistas que ya recorrían toda su obra.

No sé qué tanto por ciento de 'culpa' tendría el productor Dore Schary, que ese mismo año 1950 también hizo posible que Robert Stevenson rodara la mejor película de su vida, 'Walk softly, stranger'. Decía en una entrevista reciente Little Steven, el guitarrista de la E Street Band (con motivo del nuevo tour mundial de la banda, pero recordando los días de 'Nebraska', un disco en el que ni siquiera participó), que hoy día ya no hay lugar para la grandeza porque las estructuras que la hacían posible han desaparecido y viene a la cabeza esa declaración al contemplar las aparentemente melifluas imágenes de 'The next voice you hear...', un film que sólo puede ser entendido dentro de un sistema de estudios que apoyaba iniciativas personales para proyectos arriesgados, pero que sin embargo y ahí está el matiz, no habían sido concebidos para cubrir de gloria a sus creadores, demostrar sus magníficas habilidades visuales interesasen o no a alguien, subir su caché y copar todas las portadas. Lo verdaderamente alternativo.

No cabe mayor libertad que la que destila 'The next voice you hear...', una película que paga con sutileza y atención miniaturista a los pequeños gestos la posibilidad de haber podido ver la luz. Wellman no necesita más que unas conversaciones en una cocina, un viejo Sedan con el motor ahogado, un policía puntilloso, un aparato de radio y un bebé por nacer para dar una clase magistral de puesta en escena 'finalista' como los grandes Ford, Dwan y Capra, donde una caricia, una sombra, un relámpago o un apretón de manos alcanzan un grado de emoción indescriptible al culminar lo que parecen ser rutinarias escenas domésticas.

El excelente guión del poco prolífico Charles Schnee salva la dificultad impuesta de dejar en off la voz de Dios con una variedad de recursos que nunca hace pensar en que ese era uno de los objetivos de su trabajo; un atributo de los grandes. A veces se retarda una escena, otras hay una acción paralela que retoma protagonismo, la mayoría es sustituida por una elegante elipsis y cuando al fin creemos que ha llegado el momento... hay veinte segundos de silencio que durarán para siempre.

Pero a diferencia de lo que sucede con sus obras más claramente de género (no digamos las de izquierdas, incluso sin razones de peso para denominarlas así), lo peor de ver o revisar actualmente 'The next voice you hear...' es constatar la escasa o nula posibilidad de que alguna vez le sea concedido el estatus cinematográfico que merece debido al tema que trata. Apostaría a que es más fácil que sea enarbolada como 'ejemplificante' por grupos cristianos que por Cahiers du Cinema, igual que les sucede a 'Goodbye my lady', que gustará más a ecologistas o nostálgicos (si aún vive alguno) de las películas de la perra Lassie o 'My man and I' pudiera ser más plausiblemente obra de cabecera de inmigrantes orgullosos en USA.


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