Revista Cultura y Ocio

Otra dimensión

Publicado el 18 noviembre 2009 por Alfonso

Como en una canción pop, ahora estoy en otra dimensión. Debe ser así, o estoy loco: no entiendo nada. Veamos: un secuestrador somalí dice que él era también víctima de sus paisanos piratas y la lía parda con su inocente declaración; un economista que responde por Mr. Stelzer, británico hasta el bigote, dice que como a los desempleados españoles se les paga una cantidad razonable no se preocupan en buscar trabajo, deducción tras ver los bares llenos, como si beber hubiese sido antónimo alguna vez de pobreza; el reputado -no es un insulto- biólogo Paul R. Ehrlich dice que somos demasiados y que tener mas de 1.5 hijos es egoísta e irresponsable, olvida que también salomónico y no nos aclara si su madre con él tuvo suficiente y que dice al respecto su única hija, madre biológica de dos hijos y adoptiva de otro; un sangriento tiroteo en una base militar tejana es perpetrado por el comandante psiquiatra de la misma, que era musulmán el canalla, añaden, nada relevante puesto que cuando accedió al puesto ya leía el Corán; un forense televisivo es el psicópata protagonista de sus aventuras; un colegio privado despide a una profesora porque en el móvil que guardaba en el bolso y le hurtaron sus alumnos descubrieron, y colgaron en la www, un video particular en el que se contoneaba ligera de ropa y entrada en carnes, y se desentiende de la búsqueda de los delincuentes, que los papás pagan sus cuotas; la cuerda del pozo es la reducción de la jornada laboral, como en Alemania, dicen los de copa balón y habano, sin que repliquen los de carajillo y Marca que los operarios germanos no consumen la parte proporcional del paro por ello; un cántabro de a pie recibe su mensual factura eléctrica por un importe de 25.661.399,73€ -decimal precisión- y cuando se acerca al mostrador le responden que le van a abrir una investigación, que no sabe con quién se la está jugando -ahora es cuando encuentran los armarios llenos de pilas de petaca rebosantes de energía y dicen aquello de: nosotros no nos equivocamos, es que hay mucho listo-; la sexta entrega de una saga de cine de terror japonés es condenada en España a programarse en salas X, escasísimas y pringosas, olvidándose los censores del atractivo poder que puede ejercer un antro así en una mente juvenil; un brasileño es enterrado mientras estaba de copas y todo el mundo se asombra del error e invoca la rumba catalana, con lo culto que hubiese quedado hablar de Quincas Berro D’Água; el chiripiflaútico Lloyd Blankfein, neoyorquino de perversa sonrisa en rostro anodino -sabiniana rima- y mago de las finanzas que evitara la quiebra de Goldman Sachs gracias al dinero prestado, va a repartir 20.000.000.000$ -pásmome: veinte mil millones de dólares- de bonus entre sus empleados, a casi medio millón por calva oFarmatint, y aún tiene la desfachatez de agregar que hace God’s work, un trabajo divino, aunque conozco algún caso en que la dislexia jugó una mala pasada y tal vez quiso decir good's wok o dog’s work, que sabe de sartenes orientales o perros, porque con el peligro que conlleva mezclar banca y Dios en un mismo concepto, que le pueden llover macetas de la planta del dinero desde los rascacielos o ser excomulgado por Roma, salvo que el good God sea sordo...
Como en una novela cenicienta, me envuelven noches más tenebrosas que las tinieblas y cada uno de los días es más gris que el anterior, o estoy loco.

OTRA DIMENSIÓN
Lloyd Blankfein

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