Otra etapa en nuestro caminar como familia

El último mes ha sido muy intenso para toda la familia: varios cumpleaños, incorporación a la escuela de Alejandro, búsqueda de casa, ... Muchas búsquedas, algunas decepciones, momentos de desencanto, de recuperar ilusiones... y al final, ver cumplido un sueño que buscábamos desde hace un tiempo.
Y el resultado es...
Que nos hemos trasladado a vivir a un pueblo de 370 habitantes, el mismo al que se ha incorporado a la escuela Alejandro. Vivimos en una casa de campo, con algo de patio y un pequeño terreno alrededor, con piscina, con algunos árboles frutales y pinos, con nuestra perrita Chispa y unos gatos que se han quedado de los antiguos inquilinos de la casa, y sobre todo, con libertad.
Eso sí, de momento, sin conexión a internet (esperamos en breve que se solucione).
Anteriormente ya vivíamos en el campo, pero en otro pueblo y el desplazamiento hasta la escuela en el mes de septiembre fue de 20-25 min. en cada viaje, algo que en su momento fue viable. Viable cuando solo íbamos de mañana, pero inviable si eran más viajes al día. Viable si no aceptábamos un nuevo cambio en la familia y nos cerrábamos en banda, inviable si queríamos mantener una dinámica más tranquila para todos. Viable si éramos unos visitantes a la escuela y al pueblo donde se ubica, inviable si queríamos integrarnos y que este aspecto fuera una unión de la dinámica familiar. Viable si entrábamos y salíamos, inviable si pretendíamos que los compañeros/amigos de Alejandro fueran vecinos.
Y ahí estamos: lo suficientemente cerca de la escuela como para ir en bicicleta los días que lo deseemos, pero con la intimidad de tener un espacio propio sin interferencias. Con la cercanía que nos permite desplazarnos rápidamente y poder acudir a casa si surge algún imprevisto, con la tranquilidad de no escuchar ninguna carretera ni ruido de coches próximos, con la comodidad de que los niños puedan salir al aire libre sin movernos de casa, con la agradable sensación de escuchar los pájaros cada mañana, con la serenidad de emprender algo en lo que confiamos que será positivo para todos nosotros, ...
Por supuesto que tiene sus complicaciones a la hora de comprar, a la hora de tener servicios, a la hora de planificar, a la hora de gestionar... pero pensamos que para nosotros son aspectos menores en este momento, en contra de todo lo que nos aporta.
Creemos que es algo positivo para la familia en su conjunto, y con esas esperanzas hemos emprendido este cambio. Y a pesar de que pensamos que es para un tiempo (largo en comparación con otros), sabemos que no será definitivo. Ninguno lo será. Estamos abiertos al cambio, a la adaptación según las necesidades familiares (dentro de unas posibilidades reales) y eso cambiará. Porque sé que cuando tengan 10-12-14 años... quizás la decisión actual no sea la más adecuada para sus necesidades y quizás volvamos a cambiar. O quizás no... sólo ellos, sus necesidades y las nuestras lo dirán.
Ésta es una de las fotos del alrededor de la casa. No ha sido fácil llegar hasta aquí: no encontrábamos ninguna casa para poder trasladarnos, pero al final y en el último momento, antes de que acabara el mes de septiembre, apareció lo que justo estábamos buscando.
¿Y sabéis cómo ha sido el traslado? Sencillo para estos primeros días. ¿Qué era lo que necesitábamos para la primera noche? Sólo a nosotros, algo de ropa y algo de comida.
Y el resto, poco a poco lo iremos llevando, poco a poco lo iremos transformando en nuestro hogar con nuestros detalles, poco a poco iremos escribiendo nuestras vivencias entre sus paredes, poco a poco sus habitaciones se llenaran de nuestras experiencias, poco a poco su patio se llenará de juegos... Poco a poco formará parte de nuestra vida.
Estáis invitados a acompañarnos en esta nueva etapa de nuestro caminar como familia.