Otro Panamá

Que le den por saco a las hormigas, venga a currar y currar toda la vida, incapaces de juntar para evadir humildemente. Protagonistas de la fábula con la que nos engañaron a millones de tontos. Quizás por despecho, cuando vemos una hilera de ellas desfilar por la cocina las aniquilamos. La ley mordaza es poca comparada con la masacre que les espera. Así se están cargando a la clase trabajadora, que es la mayoría, con burlas y desprecios. Aunque muchos lleven corbata; la funda de trabajo más pequeña que existe. La culpa es de la hormiguita, a quien se le ocurre ser negra, pequeña, silenciosa, honrada y trabajadora. Cuántos valores tirados por la borda. Si fuesen abejorros, zánganos o cigarras le abriríamos la ventana (por miedo) para que marchasen a sus Paraísos a seguir libando (o chupando) y nuestra conciencia nos aplaudiría – eso queremos creer – por defender la naturaleza, olvidándonos de la barbarie hormiguera.

Aquello de “no hay Don sin Din” que le escuchaba a mi difunto padre siempre estará vigente. Al Dinero no se le hace análisis de sangre, no transmite más enfermedad que la avaricia, una ambición yonqui. Ni se le pide pedigrí, ni pasaporte y por eso los Paraísos fiscales están llenos del Don Mangante, Don Estafador, Don Explotador, Don Traficante, Don Dictador, entre otros “Dones”. No falta un Don Político, un Don Presidente de Gobierno, un Don Empresario, una Doña Realeza, el Don Deportista de Turno, el Don Laureado Cineasta y el Don Etcétera. Cuanta más pasta, más DON. Ahí siguen todos en sus torres de señor Don Tal, fortificadas. Luego está Don Testaferro, que es como el Tonto integral, el Don con uniforme, el mayordomo, el bufón con ínfula que acaba saliendo en los papeles del Listo solo por esnifar los aires paradisíacos.

Desconozco cuantas filtraciones estamos dispuestos a aguantar hasta ponernos en marcha, hasta rebelarnos de una puta vez, hasta que nuestra Dignidad se haga mayor de edad y se afilie al Partido Robín Hood o al de la Guillotina. Cuantos IVA e IRPF estamos dispuestos a pagar para financiar a los evasores mientras late en nuestros oídos el eco de “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”. La Lista Falciani, Snowden, Wikileaks…Panamá. La embajadora de este país dice ahora que van a luchar “vigorosamente”, el vigor siempre aparece casualmente después que los periodistas valientes que destapan papeles, antes no hay vigor ni rigor. Es como el juego del escondite, mientras no te descubran vas ganando. Es lo más legal que existe. Me da igual si hay un Paraíso Fiscal o diecinueve, en todos ondea la misma bandera de calaveras, mientras quede uno, allí se irán todos los Dones. Hay que bombardearlos sin piedad. Si en lugar de ISIS o Daesh hubiese un ejército de hackers dinamitando sus cuentas o traspasándolas a Paraísos Necesitados estoy convencido de que se acabarían las guerras y los refugiados…y los gobiernos, que son los mejores testaferros que existen.

Qué bien se organizan los ladrones y qué mal la gente honrada. Los primeros son expertos en resquicios legales (asesores no faltan, ni el boca a boca), los conocen todos y cuando se acaban van directamente a los ilegales. Los segundos no los buscan y deberían empezar a hacerlo. La precariedad y las nómina escasa no permite resquicio alguno. De este ganado no escapa ni una oveja a la valiente Agencia Tributaria. Todos al matadero. Clamamos por la verdad y cuando llega no nos vale para nada porque los elegidos para actuar en nuestro nombre enseguida se postulan para izar la calavera; con frecuencia votamos a traidores, hasta que se demuestre lo contrario. Por lo menos que salgan en los papeles los patriotas de Paraísos Fiscales, los calaveras, que sus “haciendas” les metan caña y, de paso, reconozcan el valor de este periodismo denuncia, es más, de la tajada que saquen gracias a él deberían comisionar esa imprescindible labor ya que los bien pagaos que deben hacerla no tienen huevos, ni ganas.

En el fondo estoy contento, parece que orbita cerca la gota que colme el vaso, no podemos morir siendo tontos, necesitamos un cuarto de hora espabilao, un resquicio que debemos aprovechar.