Revista Infancia

Otro post post-mercadillo

Por Compritaspeques

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“I had a dream” dijo Martin Luther King. La lucha por ese sueño le valió el Nobel de la Paz.

Hace tiempo tuve un sueño pero tengo asimilado que por el mío no me van a dar ningún Nóbel. Ningún Nóbel ni nada que se le parezca pero no pasa nada. Mi sueño era tener mi propio mercadillo de ropa infantil, lo he conseguido y ha salido bien.

Eso sí, he engordado más de la cuenta. Pero mis kilos son de orgullo y satisfacción. Y lo que es mejor, sigo engordando pues desde el domingo por la noche estoy recibiendo correos de mamis que se pasaron por allí y me cuentan lo mucho que les gustó, lo bien que lo pasaron y lo mucho que compraron.

Pero no queda ahí la cosa, es que muchos de los vendedores también nos están escribiendo a Mariajo, mi socia, y a mí para decirnos que han estado encantados, que han vendido un montón y, esto es genial, que les encantó el ambiente que había.

¿Se puede pedir más? Pues sí, siempre se puede pedir más. Se puede pedir pasarlo bien y, os lo aseguro, yo me lo he pasado genial.

He recibido la visita de amigas -algunas llegadas de tierras remotas como Valencia y Barcelona-, otras a las que veo todos los días; he conocido a mucha gente nueva y; me he reído, me he reído muchísimo.

amigos

1. Con Julia, propietaria y diseñadora de La Pequeña Costura y Belle Chiara, y Ana, organizadora del showroom Coletas en Barcelona; 2. Mariajo, mi socia, y Bea su amiga a quien yo tenía muchas ganas de conocer; 3. Mariano, el presidente de la Asociación Pablo Ugarte y su hijo Quique. Su mujer y su hija, como no podía ser de otra manera, estaban dentro comprando.

Y las anécdotas se cuentan por docenas como ese momento en el que el camarero del restaurante indio -de la India- en el que comimos unas cuantas el sábado nos va preguntando una a una si para el segundo plato queremos pollo o cordero y una de las comensales -se dice el pecado pero no el pecador- pregunta inocentemente ¿y no tienen ternera?. A lo que el camarero -indio, por supuesto- le responde entre resignado y ofendido: señora, las vacas son sagradas.

O el momento papel higiénico con el que me reí yo sola pues sola estaba. Cuando, el domingo por la mañana, ya estaba yo en la carretera camino del mercadillo recibo un mensaje de Mariajo: “se me ha olvidado el papel higiénico”. A pesar de la tensión de la situación consigo mantener la mente fría y pensar Y LOS EFECTOS DEVASTADORES DEL MERCADILLO SE VAN NOTANDO Y TERMINARÉ MI RELATO A LO LARGO DEL DÍA O, QUIZÁS, MAÑANA Y OS ENSEÑO ALGUNAS FOTOS DE LA ROPA QUE SE PODÍA ENCONTRAR.

abr 9, 2013Compritas para los Peques

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