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‘Oz, el poderoso’, la peor película de Sam Raimi

Publicado el 11 marzo 2013 por Cinéfilo Criticón @cinefilocritic

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No me avergüenza admitir que nunca he visto el clásico cinematográfico El mago de Oz de Victor Fleming, o al menos nunca lo he visto en su totalidad. No me urge. Sin embargo conozco a fondo el impacto cultural que a día de hoy la película de Fleming sigue trasmitiendo a infinidad de generaciones. Basta recordar que en la pasada edición de los premios Oscar la prensa americana puso una caja misteriosa en la alfombra roja, aquel que adivinase que contenía dicha caja se lo llevaba. El paquete misterioso eran las famosas zapatillas de Dorothy. El que tenga un poco de baraje fílmico se dio cuenta de eso. Quizás y algún día me anime a ver esa película.

Pero hoy le toca el turno a una precuela. Así es. Es decir una cinta anterior a la historia original, por decirlo de alguna manera. O en este caso en concreto, una historia anterior a la película de Fleming que esta a su vez basada en la novela infantil de L. Frank Baum, El maravilloso Mago de Oz. Sam Raimi acepto el desafío de adentrarse al mundo de Oz y ofrecer una historia coherente y a la altura de la original, la cual, esta última, tiene un peso muy importante tanto en Hollywood como en la cinematografía mundial. Un error y Raimi podría ser destruido por los millones de seguidores del filme de culto de Fleming. Y parece que así va a ser.

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Oz, el poderoso se centra en un mago de pacotilla, un estafador, que en la piel de James Franco resulta divertido y adecuado en los primeros minutos. Cierto día el dichoso mago es atrapado por un tornado en Kansas y es llevado al fantástico mundo imaginario de Oz. Ya estando allá se dará cuenta que él es el mago que según la profecía dicta que será el salvador de Oz y derrotará a la malvada bruja y traerá paz nuevamente al mundo. Nada nuevo. Esa historia la hemos visto miles de veces pero al parecer sigue vendiendo y la gente no se queja. El problema es cuando la formula llega a cansar y encima de eso no trasmite absolutamente nada. Ese es el principal problema de la película de Raimi: cero emoción. Y resulta difícil de imaginar pues los primeros minutos de la película son muy agradables con esa imagen en blanco y negro y ese formato 4:3 en pantalla para luego convertirse en widescreen y la imagen a color en el mundo de Oz, al igual que el filme de 1939.

Pero es que la nula emoción en general de la película es preocupante mas si tenemos en cuenta que se trata de una fantasía. Creo que solo hay contadas escenas emotivas y generalmente tienen que ver con un solo personaje lo cual es impensable. Ese dicho personaje aparece en el punto más alto de toda la película: la ciudad de porcelana. Aquí es donde Raimi muestra todo su talento, que lo tiene de sobra, y nos hace pensar que las cosas irán para arriba cuando en realidad es todo lo contrario. La pequeña muñeca de porcelana es el mejor personaje de la película sencillamente porque esta perfectamente bien trazado en su hilo narrativo y su peso en la historia es completamente lógico. Tanto es su importancia que parece que fue el personaje al cual Raimi más tiempo dedico. Solo tiene tres momentos significativos en toda la película y cada uno es más emotivo que el anterior. Se agradece ese interesante personaje pero desafortunadamente los otros poco o nada tienen que ofrecer.

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Muchos pensarían que estoy loco pues al tener un trío femenino tan espectacular como lo es el conformado por Mila Kunis , Rachel Weisz y Michelle Williams como “las brujas”, uno pensaría que la cinta brillaría en actuaciones pero la cosa esta muy lejos de ser así. Son meros personajes caricaturizados que solo servirán para entretener a los más pequeños. Penoso desenlace del personaje de Kunis y Weisz, para taparse la cara. Quizás el único personaje que pueda igualar en relevancia a la muñeca de porcelana sea el pequeño mono volador llamado Finley a quien da voz el divertidísimo Zach Braff. Son estos dos personajes los que respaldan a un tímido James Franco que no puede sostener un papel de esta magnitud pese a su enorme carisma. Una lástima.

La banda sonora de Danny Elfman es adecuada pero no quedará grabada en nuestra memoria, uno de sus trabajos menos inspirados. Al igual que poco inspirado el departamento de arte y de efectos visuales pues lo que vemos en pantalla carece de vida. De lejos el peor trabajo de Sam Raimi en la silla de director y no creo que vuelva a trabajar con Disney nunca mas, por su bien. En definitiva creo que Oz, el poderoso es una oportunidad perdida que seguramente gustará a los más chicos pero que al resto del público terminará por aburrirle de sobremanera. Mucho talento desperdiciado en una historia vacía que nunca termina por afianzarse ni mucho menos emocionarnos a no ser que seas de esas personas que se conforman con mensajes de superación y del triunfo del corazón marca Disney. Completamente olvidable apenas abandones la sala.

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 ★★☆☆☆ 


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