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Panamericana: la editorial médica de prestigio que promueve pseudoterapias contra el cáncer

Por Daniel_galarza

<<La medicina integrativa es sinónimo de medicina "alternativa" que, en el peor de los casos, integra el sentido con el sinsentido.>> Robert Todd Carroll.

<< La medicina integrativa es solo la última palabra de moda para una colección de supersticiones, mitos y pseudociencia que ha recibido varios nombres a lo largo de los años.>> Steven Salzberg.

<<La medicina integrativa es una marca, no una especialidad.>> David Gorski.

Panamericana: la editorial médica de prestigio que promueve pseudoterapias contra el cáncer

Empezando el año me enteré de una noticia sobre pseudociencias capaz de amargar el día a cualquiera. Editorial Médica Panamericana, una de las casas editoriales más importantes y de prestigio en ciencias de la salud en el mundo hispanoparlante, anuncia su nuevo libro: Oncología Integrativa (2020), escrito por la Sociedad Española de Salud y Medicina Integrativa (SESMI), y fácilmente obtenible por la modesta cantidad de 1,850 pesos mexicanos (sí, estoy siendo muy sarcástico con lo de "modesta cantidad"). Para aquellos que el término "medicina integrativa" no les diga nada o que incluso, piensen que suena bien, deben saber que este no es más que otro de los muchos nombres que diversos promotores de las pseudoterapias usan para que los profesionales de la salud y el público en general, se trague sus tonteras.

El nuevo libro de Médica Panamericana no parece ser algo diferente. Lo único que diferencia al "médico integrativo" del chochero de la esquina, es que de menos sabe que no puede jugar con la salud de sus pacientes, pero sí que puede jugar con la ética biomédica y con la esperanza que personas desesperadas depositan en sus manos.

¿Qué es la medicina integrativa, para empezar?


Medicina alternativa, medicina natural, medicina holística, medicina tradicional, medicina complementaria, medicina funcional... medicina integrativa. Suena muy guay; pareciera que estuviéramos hablando de cosas distintas, de modelos, teorías o perspectivas en la forma de hacer, investigar o ejercer la medicina, ¿no? Pero como bien dirían "en mi rancho": no es más que la misma puerca pero revolcada. Claro está que sus promotores jamás le dirán eso, pues siempre buscan ser el enfoque de última generación, revolucionario y provocador.

Así es, por lo menos, como define su campo la Sociedad Española de Salud y Medicina Integrativa (negritas del original):

"Es un nuevo modelo de atención al paciente, que une la medicina convencional con la complementaria o natural para obtener mejores resultados en las patologías y en la salud de los pacientes. La medicina integrativa está basada en un trabajo científico y coordinado de salud entre los diferentes profesionales sanitarios y el paciente, a quien se le otorga decisión y responsabilidad. Esta disciplina tiene en cuenta al individuo, en su globalidad mental y física y también en su relación con la sociedad, su situación social, económica y de medio ambiente.
Se trata de un enfoque de la medicina queintegra muchos de los conocimientos históricamente disponibles para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades. Integra también todos los órganos del cuerpo en una unidad funcional incluyendo la mente, y finalmente, integra y hace partícipe activo al paciente del proceso de prevención y mejora de su salud.
[...]
Lamedicina integrativa es un movimiento a nivel mundial, un nuevo enfoque médico que estudia a la persona de manera global sumando a la medicina convencional otras técnicas seguras y eficaces, siguiendo el principio de precaución.
Se centra en analizar y tratar la causa del problema de salud siempre que sea posible. Requiere un paciente proactivo, que participe de su proceso de mejora o curación y hace especial hincapié en las modificaciones de los hábitos de vida: cuidado de la alimentación, ejercicio adecuado, estilo de vida y bienestar y en la prevención."

Cuatro párrafos que se pueden resumir en la unión de la "medicina convencional con la complementaria o natural", y punto. No, no "integra" muchos conocimientos históricamente disponibles para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades. Para que se integren prácticas como la homeopatía, la acupuntura o la aromaterapia a la medicina convencional, necesitarían cumplir con los requisitos de la medicina basada en la ciencia y, de hacerlo, no habría necesidad de ponerle adjetivos a la medicina. Sencillamente sería medicina y no más. No, la medicina integrativa no "integra" todos los órganos del cuerpo en una "unidad funcional" (lo que sea que eso signifique); la medicina (basada en la ciencia) ya cumple con entender, no solo a los órganos, sino a los sistemas de los que son parte, como componentes de un sistema mayor, a saber, el cuerpo humano. Atribuirle algo semejante al "nuevo modelo" de la medicina integrativa es pura palabrería. Y no, no es un nuevo enfoque médico que estudie nada, es la práctica médica infestada de aquellas prácticas a las que los pacientes les gusta recurrir por falta de conocimiento o por una marcada tendencia de creer en la magia.

Esto solo puede darse en un campo como las ciencias de la salud, donde las personas no están interesadas en la rigurosidad de los métodos y conocimientos, sino que se interesan más en ser atendidos y en que solucionen sus problemas. ¿Imagina usted una "astronomía integrativa" que fusionara la astrología, la ufología y la extinta cosmología maya con la astronomía moderna? ¿Imagina usted una "paleontología integrativa" que además de hacer uso de conocimientos en paleontología, geología y biología modernas, se "integraran" el creacionismo, la radiestesia y la dracología? ¿Y qué tal una "psiquiatría integrativa" que "integrara" la medicina con las posesiones demoníacas (ah, no. Perdone, esa ya existe)? Serían un absurdo por donde se les viera. Pero me estoy adelantando y descargándome con la definición tan vaga que ofrece la SESMI. Aún no respondemos qué es exactamente la medicina integrativa.

Como ya se mencionó, es falso que sea una nuevo modelo, enfoque o paradigma. Se trata de una tendencia que lleva existiendo bastante tiempo, pero que no fue nombrada como tal hasta los años 90's, gracias al médico Andrew Weil. Para Weil es de vital importancia que el profesional de la salud ayude en paliar los problemas que se encuentran en la "conexión espíritu-mente-cuerpo" (lo que sea que eso signifique). Para esto, Weil se inventó una marca, la medicina integrativa. Con anterioridad, los términos usuales para profesionales de la salud con ideas similares, eran las de medicina alternativa y complementaria (CAM, por sus siglas en inglés). ¿Los "médicos integrativos" buscan "integrar" algo distinto que los defensores de las CAM? Pues no.

Para no irnos tan lejos, basta con ver qué busca "integrar" la Oncología integrativa desde el índice que ofrece el sitio de Médica Panamericana: homeopatía, homotoxicología, antroposofía, acupuntura, medicina tradicional china, flores de Bach, aromaterapia, reflexoterapia, micoterapia oncológica, vitamina C, ozonoterapia, yoga y meditación, terapias sobre la base de la energía, arteterapia, hipnosis clínica ericksoniana, coherencia cardiaca, coaching, entre otros. Esta revoltura contradictoria puede llamarse "medicina integrativa" si es un médico certificado el que también la lleva a la práctica. Eso es la medicina integrativa. No integra nada, solo facilita que el médico siga manteniendo a sus pacientes dentro de su consultorio sin que busquen "alternativas", ya que éstas también llegan a ser practicadas por el especialista.

El por qué un profesional de la salud abraza la charlatanería es un tema complejo, que ya tratamos en otra parte. No existe una única razón para este fenómeno. Para el caso del fundador del falso "paradigma" de la salud integrativa, Andrew Weil, todo parece indicar que se trató, no de investigaciones que arrojaron resultados prometedores de terapias alternativas, sino en su experiencia mística con el uso e investigación de drogas, métodos de respiración y espiritualidad.

Oncología integrativa o la pseudociencia para pacientes con cáncer

La oncología integrativa es una de las áreas que más ha crecido, gracias a su popularidad con el tipo de pacientes para el que se dirige. Es casi obvio que sean las personas con un problema tan grave, como el cáncer, los que sean los primeros en buscar remedios milagrosos o tratamientos no convencionales. Los médicos que además tienen alguna formación en pseudoterapias, aprovechan esto, sea por ignorancia propia o por cinismo. El negocio de las pseudoterapias contra el cáncer es próspera y, lamentablemente, causa que miles de enfermos decidan no hacer caso a sus médicos a llevar el tratamiento adecuado.

Un caso tristemente famoso en años recientes fue el de Mario Rodríguez, de 21 años de edad. El jóven fue diagnosticado con leucemia el 7 de 2014, falleciendo en julio del mismo año. Su madre, una creyente en terapias alternativas, lo llevaría con José Ramón Llorente, presidente de la Sociedad Española de Nutrición y Medicina Ortomolecular. Llorente es un firme creyente en que la quimioterapia retrasa los procesos en que el cuerpo lucha contra el cáncer, y que lo necesario en esa lucha es el suministro de vitaminas. Así, le "recetó" a Mario multitud de píldoras, alejando al jóven de los tratamientos médicos reales. Hacia su lecho de muerte, Mario le decía a su padre, Julián Rodríguez: "Papá, me he equivocado". Julián se convertiría en un más que indignado activista contra las pseudoterapias, llegando a fundar la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP).

Pero la oncología integrativa intenta prevenir este tipo de desgracias, al ser médicos certificados quienes proporcionan las pseudoterapias terapias no convencionales a la vez que se aseguran que el paciente tenga confianza y acepte los tratamientos basados en la ciencia, ¿cierto? Pues no es tan seguro. Ciertamente un médico que cree en el curanderismo (pero que sigue siendo médico y no deja de lado la quimioterapia, la radioterapia o la cirugía en el tratamiento del cáncer de sus pacientes) es "preferible" a un curandero (como Llorente y como muchos otros sin vergüenza) que lucra con el curanderismo, despistando a las personas e incluso evitando que adopten los tratamientos adecuados. Pero la salud no debería ser un asunto de buscar el "menos peor", sino el más eficiente, el que se apoya en datos y prácticas de las que se tienen conocimientos públicamente contrastables que realmente funcionan para algo.

Otra afirmación común en favor de la oncología integrativa (y de la medicina integrativa en general), es que este enfoque es mucho más completo y atiende al paciente, no a la enfermedad (si tuviera una moneda cada que escucho o leo esto en anuncios de pseudoterapias, ya sería rico). Esto último (que parece una mera trivialidad o asunto de marketing) es de vital importancia para los promotores de la oncología integrativa, tal como muestran los esfuerzos por hacer una definición clara de esta forma de tratar a pacientes con cáncer. El artículo de Claudia M. Witt y otros, " A Comprehensive Definition for Integrative Oncology", publicado en un número especial del Journal of the National Cancer Institute realizó una búsqueda por establecer un consenso acerca de qué significa practicar la oncología integrativa. A partir tanto de la revisión de la literatura como de la cooperación entre "expertos en la materia" y realización de encuestas a practicantes integrativos, los autores establecieron que:

"La oncología integrativa es un campo de atención del cáncer centrado en el paciente e informado por la evidencia que utiliza prácticas mentales y corporales, productos naturales y/o modificaciones en el estilo de vida de diferentes tradiciones junto con los tratamientos convencionales contra el cáncer. La oncología integrativa tiene como objetivo optimizar la salud, la calidad de vida y los resultados clínicos en todo el proceso de atención del cáncer y capacitar a las personas para prevenir el cáncer y convertirse en participantes activos antes, durante y más allá del tratamiento del cáncer."

Puede notarse en la primer parte de esta definición que la oncología que se basa en "tratamientos convencionales" no es un campo "centrado en el paciente e informado por la evidencia", y parece que las "prácticas mentales y corporales, productos naturales y/o modificaciones en el estilo de vida de diferentes tradiciones junto con los tratamientos convencionales" están basadas e informadas por la evidencia. ¿Ya nos estamos dando cuenta que es una definición de venta y no una definición científica? Nos dice que la oncología integrativa busca "optimizar la salud, la calidad de vida y los resultados clínicos en todo el proceso de atención del cáncer y capacitar a las personas para prevenir el cáncer y convertirse en participantes activos", lo que es bastante extraño, porque hasta donde sé, ese es el objetivo de la oncología en general. ¿Qué distingue realmente a la oncología (y la medicina) integrativa de lo que usualmente conocemos por oncología? Basados en sus prácticas, parece distinguirse por lo siguiente:

1. Un manejo ambiguo del lenguaje acerca de los tratamientos y recomendaciones que ofrecen sus practicantes, además de las terapias oncológicas basadas en la ciencia (y mal llamadas "convencionales").

2. Una adopción de variados tratamientos no probados (y que incluso han demostrado ser inútiles o contrarios al conocimiento científico) que incluso llegan a contradecirse en sus principios, métodos y creencias sobre el diagnóstico, el tratamiento y la curación. Si usted visita los sitios oficiales de clínicas integrativas, notará, como ya se ha comentado más arriba, que ofrecen igual yoga y meditación, que acupuntura, naturopatía, herbolaria, jugoterapia, homeopatía, reiki, flores de Bach, ortomolecular, etc.

3. Son un ejemplo, o de anarquismo epistemológico, donde vale lo mismo la ciencia que la tradición, la fe y la pseudociencia; o de pragmatismo ingenuo, donde evitan el entrar en conflicto con la fe y las supersticiones del paciente con respecto a la enfermedad que padece; o de cinismo individualista, donde lo que importa es su negocio (casualmente, los médicos integrativos suelen tener una formación en alguna pseudoterapia, como homeopatía o naturopatía o alguna otra. Por ejemplo, la SESMI es presidida por una médico y psicoanalista, con una vicepresidenta acupunturista y cuenta con miembros homeópatas y curanderos de la medicina tradicional china); o tal vez son el típico caso de profesionales que ignoran los métodos y los principios de su campo, pero valoran los resultados, incluso si estos son aparentes o ilusiones productos del efecto placebo.

4. Se sabe que entre la comunidad "integrativa" es más común encontrarnos con consejos y medidas abiertamente anticientíficas. Por ejemplo, es bien sabido que en la comunidad de los médicos integrativos se presentan más antivacunas que los médicos serios. También sabemos que la antivacunación (y otras formas de anticiencia) se encuentran íntimamente relacionadas con la aceptación de pseudoterapias.

5. Por último, son el único tipo de oncólogos decididamente interesados en demostrar que son diferentes que el resto, y por diferentes, quieren decir a que son mejores porque, obvio, adoptar pseudoterapias te da poderes de mejor atención al paciente de forma holística. Bueno, en realidad no, pero así parecen estar muy, muy interesados en mostrarse.

Y claro, siempre que salen a flote las vaguedades, contradicciones y expresas tonterías de los promotores de la pseudociencia, no faltará el genio que replique: "¡cómo si tu medicina alopática-convencional fuera perfecta!" Es cierto, la medicina basada en la ciencia tiene límites, y los médicos también. Decir que existen pseudoterapias no es equivalente a decir que cualquier investigación o propuesta "de frontera" sea en automático pseudocientífica. De hecho, la ciencia médica ha llegado a donde está, en parte, a través de la investigación sistemática (que no holista) de terapias naturales, remedios basados en plantas y minerales, y la demostración de la utilidad de procedimientos que aparentemente son triviales (como lo es la higiene personal o la costumbre de lavarse las manos). Es posible que aún existan este tipo de cosas por descubrir en el mundo de los tratamientos (mal llamados) alternativos, y esta posibilidad por sí sola justifica que deban seguirse investigaciones serias en la materia.

Pero nada de esto sirve para defender ninguna pseudoterapia, y mucho menos aquellas que han fallado en demostrar efectividad, y que son expresamente contrarias a los principios de la ciencia moderna (empezando por la aceptación de lo sobrenatural o lo inmaterial, contrario al materialismo y el naturalismo científicos). Las pseudoterapias ya mencionadas en párrafos anteriores, lo sabemos con enorme certeza, no funcionan, manejan pseudoteorías que entran en conflicto con las teorías científicas legítimas, y sus principios están arraigados en el espiritualismo, el vitalismo o el inmaterialismo, filosofías inaceptables en el campo científico, de los que además fueron descartados hace siglos por no producir conocimientos y sí representar verdaderas piedras en el zapato de la ciencia.

Editoriales sin ética y curanderos que publican como médicos

Panamericana: la editorial médica de prestigio que promueve pseudoterapias contra el cáncer


Aclarados estos puntos, ¿dónde queda entonces la profesionalidad, la rigurosidad y la ética en los médicos integrativos? ¿Y dónde está la ética de una editorial de prestigio científico como Panamericana? ¿Debe permitirse la práctica "integrativa" como algo aceptable dentro de instituciones y facultades de medicina?

El médico integrativo consciente que sus recomendaciones sobre chochos diluidos, agujas energéticas o aromas florales no funcionan, puede justificarse en la pragmática idea que es preferible que las personas tomen estas cosas supervisadas por un profesional de la salud, que a escondidas. Algo como la idea de algunos padres de consumir drogas junto a sus hijos cuando estos llegan a cierta edad, preferible a que estos últimos las consuman con personas desconocidas y en secreto. Pero el trabajo de un profesional de la salud no es el de solapar y supervisar las supersticiones de sus pacientes, sino el de informar los peligros de la pseudociencia y la importancia de seguir el tratamiento de forma adecuada, haciéndole saber a su paciente que es enteramente responsable de informarle sobre cualquier procedimiento que decida realizar además de su tratamiento basado en la ciencia. (Algo parecida es el trabajo de los padres). Si el paciente, en pleno uso de sus facultades mentales, rechaza estas recomendaciones, no puede ser responsabilidad del médico. Lo que sí debería ser responsabilidad médica, es la activa denuncia de la charlatanería y el intrusismo de los pseudoterapéutas.

Así, mientras la SESMI vende su libro como una "obra pionera en lengua española", por su parte, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) advierte de los peligros de las pseudoterapias en la oncología. Mientras la SESMI alega la existencia de una "campaña despiadada e irracional que están haciendo los medios contra las Medicinas complementarias", porque estas "no son rentables para las empresas farmacéuticas y alimentarias" (y cómicamente invitan a postear con la etiqueta "Yo no creo en cuentos"), algunos médicos advierten del intrusismo demostrado que se cuela por las filas de los "integrativos". Las prioridades de cada quién, pues.

Algo que personalmente me sorprende, es que la oncología integrativa ("rama" básica de este enfoque, creada por el propio Weil, que, como vemos, solo es una excusa para jugar con pseudoterapias dentro de un hospital de verdad) esté en auge, y tantas instituciones públicas y privadas presten sus espacios para ofrecer cursos y diplomados en una variedad de pseudoterapias populares que son aceptadas por el hecho de ser populares, y no por tener sustento científico. Me preocupa que al buscar " integrative oncology" en PubMed, no salten los estudios que alerten a los profesionales de no dar espacio ni tregua a la lucha contra la pseudociencia sobre el cáncer, y que éstas no son tratamientos ni procedimientos que puedan "integrarse" a la medicina basada en la ciencia por definición y por principios.

Y lo mismo para con las editoriales médicas. Al buscar en el portal de Panamericana pude darme cuenta que la venta de pseudociencia no es nueva para esta empresa, pues tiene por lo menos dos títulos más que hacen saltar las alarmas: uno sobre auriculoterapia y otro sobre dramaterapia. Esto debería ser motivo de alarma para los médicos, y en consecuencia para las cabezas de la editorial. Si los médicos fueran cada vez más activos en su denuncia de la pseudociencia, las editoriales que se dirigen a ellos serían se verían obligadas a establecer criterios más rigurosos para la publicación de manuales.

No quedo para nada cómodo con la noticia del libro Oncología integrativa, ni con la triste realidad del aumento de este enfoque entre los médicos. Aprovechar la autoridad que ofrece un especialista en salud a la sociedad para vender aceite de víbora es, creo yo, un error y un potencial problema de salud pública generado desde dentro de las instituciones de salud. Si aceptamos los principios y métodos científicos como los mejores para basar tratamientos y tecnologías que ayuden en la lucha contra el cáncer, entonces, no es posible concluir algo distinto a lo que el Dr. Arnold S. Relman concluía hace unos años:

<<No hay dos tipos de medicina, una convencional y otra no convencional, que se puedan practicar conjuntamente en un nuevo tipo de "medicina integradora". Tampoco, como Andrew Weil y sus amigos también quisieran hacernos creer, hay dos tipos de pensamiento, o dos formas de averiguar qué tratamientos funcionan y cuáles no. En el mejor tipo de práctica médica, todos los tratamientos propuestos deben ser probados objetivamente. Al final, solo habrá tratamientos que pasen esa prueba y aquellos que no, aquellos que valgan la pena y los que no.>>

Si hemos de basarnos en la ciencia para hacer de la medicina una tecnología eficaz y válida, no hay cabida entonces para las terapias que los "integrativos" intentan introducir. Se llaman pseudoterapias, algunas tal vez tengan consejos o alguna hierba que pueda tener una utilidad que será demostrada en el futuro, pero de ser así, pasará a ser parte del conocimiento de la medicina basada en la ciencia, no en ninguna terapia alternativa. Así son las cosas.

SI TE INTERESA ESTE TEMA

* "SEOM advierte el peligro de las pseudociencias y productos milagro sin evidencia científica en cáncer", Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

* "Integrative medicine", por Robert Todd Carroll, en The Skeptic's Dictionary.

* "A Trip to Stonesville: Some Notes on Andrew Weil, M.D.", por Arnold S. Relman, en Quackwatch.

* "Be Wary of "Alternative," "Complementary," and "Integrative" Health Methods", por Stephen Barrett, en Quackwatch.

* "Integrative medicine", por Edzard Ernst, en Journal of Internal Medicine, vol. 271, 2012.

* "Disentangling Integrative Medicine", por Edzard Ernst, en Mayo Clinic Proceedings, vol. 79, 2004.

* "A Comprehensive Definition for Integrative Oncology", por Claudia M. Witt et.al., en JNCI Monographs, vol. 2017, 2017.


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