Revista América Latina

Pánfilo, el Liborio contemporáneo

Por Yasmany Zapata Perez @rexodor
Pánfilo, el Liborio contemporáneoEscrito por Ramón Brizuela Roque
Toda sociedad tiene sus estereotipos y Pánfilo es de lo más representativo del cubano de a pie, como en épocas pasadas lo fue Liborio, el guajiro inteligente, apabullado por los políticos, pero no humillado, y con una filosofía muy criolla que sentaba cátedra en las tertulias.
Hoy Pánfilo es también personaje de tertulias, sagaz de pensamiento, sarcástico, pero comedido y consecuente, que lucha para que la humildad sea un mérito y no una mácula, desde su sobriedad económica da lecciones moralizantes.
Sé de muchos que no les simpatiza, consideran que algunas de sus ironías son políticamente irreverentes, pero se equivocan, nada hay más alejado del oportunismo que sus disquisiciones, aunque algunos politicen su discurso de manera equivocada.
O acaso es malo que la gente quiera degustar bichos con escamas y no vivir atávicamente enlazado a los plumíferos, que no dejan de ser exquisitos, pero por repetición cansan.
Cuando el susodicho personaje apela a que nuestros problemas se deben a la "compactación de los suelos, el precio de los fertilizantes o el fenómeno El Niño" no es acaso lo que algunos inconscientes nos dicen a diario, cuando no tienen un mejor argumento.
El humor es una de las excelentes formas para decir verdades, pero igualmente es un vehículo para pensar. ¿Por qué reímos a mandíbula batiente con algunos de sus chistes, si son realidades de sobra conocidas?
Si evaluamos a fondo el humor inteligente del programa en general, veremos que no hay irrespeto, que lo que se dice es sencillamente como transcurren los días, pero lo aleccionador es que no estamos analizando un programa, estamos profundizando en conductas, en el diario quehacer, en el permanentemente vivir del cuento de muchos.
No hay individuos de nuestra sociedad ajenos a lo que nos enseñan cada lunes, todos somos Pánfilos en la bodega, la farmacia, en el círculo de abuelos, en la escuela, el centro de producción y en la casa, nos reímos con la cosas de Pánfilo y olvidamos nuestras reacciones diarias que nos hacen como él.Ojalá los criticados tuvieran percepción suficiente para enmendarse, porque así les arrebataríamos muchos chistes a los guionistas de los programas humorísticos.
Lo doloroso es que las situaciones que se exponen a diario y los individuos que las protagonizan se repiten, se hacen programas, se anquilosan y existe una notoria falta de voluntad para corregirlas.La política de precios perdió su seriedad por la cantidad de Chequeras explicando en las calles por qué una naranja agria vale dos pesos y una col 10, "por el alza de precios en el Mercado Mundial", sin embargo, ante esas tonterías no nos reímos.
Es estresante ver la cantidad de precios que se disparan cada día y sin embargo, solo hacemos alusión a los carretilleros, como si ellos fueran los Jinetes del Apocalipsis, causantes de todos los males, y dónde dejan a los "carretilleros de cuello duro, camisa blanca y corbata"; los que detrás de un mostrador cada día retan al bolsillo proletario... Y qué decir de los precios multiplicados de productos que desaparecen por jornadas y cuando reaparecen, vienen tan engordados que pocos los pueden abrazar.
Pánfilo es razonamiento lógico, popular e inteligente; es sacarle el color a la cara a la gente, es indicar hacia donde debe ir la acción, aunque de nada vale, porque el pan de La Habana, contrariamente a lo que cree la gente es bueno, mientras el de Pinar del Río qué...
Liborio tuvo su época, Pánfilo tiene la suya y estos individuos históricos tienen una misión mayor que hacer reír, también son para pensar. Quizás muchos no compartan mi criterio, pero también es buena la diversidad de pensamiento.
 Fuente: Guerrillero

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