Revista Medio Ambiente

Pánico

Por Davidalvarez
Tener un dormidero de estorninos al lado de casa es un lujo, sobre todo porque a menos de 10 minutos de casa y puntuales como un reloj, representan una función diaria, totalmente gratis y sin tener que pagar el 21% del iva cultural.
Ayer al mediodía, con el cielo despejado y unas pocas nubes altas, el atardecer prometía, así que me decidí a cambiar el vídeo por las fotos y a intentar fotografiar la caza del halcón, que puntual como los estorninos los espera todas las tardes en un edificio cercano para asegurarse la cena.
A las 5 de la tarde ya estaba en el sitio y aún no se veía movimiento. Parce que los días lluviosos y nublados llegan antes. mientras que cuando las condiciones son buenas aprovechan hasta los últimos rayos de sol para seguir alimentándose. Cuando el sol ya se había puesto, el cielo se empezó a teñir de rosa y fue en ese momento cuando vi a lo lejos el primer bando que se acercaba volando alto.
Pánico
Detrás de donde me había colocado pude escuchar al halcón peregrino, que justo en ese momento se dirigió volando rápidamente hacia el grupo. 
Pánico
El bando permanecía relativamente disperso porque seguramente los estorninos aún no se habían percatado de la presencia del halcón. Después de una primera pasada, el ave rapaz cambió de estrategia y rodeo el grupo para atacarlos por arriba.
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Fue en ese momento cuando se desató el pánico entre los estorninos, y tal como se puede apreciar en la fotografía anterior, justo en la zona donde se produjo el ataque, las aves se empezaron a compactar y comenzó el baile. El halcón estuvo dando varias pasadas sin éxito en las que no consiguió atrapar a ninguno de ellos. Era cuestión de tiempo para que fijara la atención en alguno, seguramente el que volara de manera distinta o el que presa del pánico se separara del grupo quedando al descubierto.
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Y como lleva ocurriendo todas las tardes desde hace un par de meses, finalmente el halcón se salió con la suya y consiguió atrapar a su presa. Una vez capturada se alejó con ella entre las garras para comerla en su posadero habitual.
Pero la cacería no había terminado, mientras el macho de halcón volaba con su víctima, la hembra, de mayor tamaño, cogió el relevo y empezó con las pasadas. A los pocos minutos capturó otro estornino, y al igual que hizo su pareja, se alejó con el para comérselo en un edificio cercano.
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Por un momento volvió la calma al bando de estorninos. Las últimas luces aún teñían las nubes altas en el cielo y los estorninos, ahora más tranquilos, bajaron a los árboles para pasar la noche. No estaban todos, los halcones se habían cobrado el alquiler y mañana volverán a por mas. De todas formas, tratándose de un grupo de varios miles de individuos, la probabilidad de que alguno de ellos muriera el día siguiente seguía siendo muy baja.
NOTA: haced click en las fotos para verlas a mayor tamaño.

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