Revista Cultura y Ocio

Panteón, Carlos Sisí

Publicado el 26 marzo 2016 por Ana Bolox @ana_bolox
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Panteón, Carlos Sisí

Panteón, Carlos SisíPanteón">">Panteón">">Panteón" height="185" width="179" alt="Panteón" class="alignleft wp-image-2883 size-medium" />Datos del libro

  • Nº de páginas: 368 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Editorial: MINOTAURO
  • Lengua: CASTELLANO
  • ISBN: 9788445001837

La Tierra, el planeta original, explotó hace algo más de diez mil años. Por aquel entonces el hombre ya había iniciado su periplo por el espacio. En esta nueva Era, la guerra y la paz son elementos de una misma balanza que se equilibran cuidadosamente desde La Colonia, el enclave científico por excelencia. Desde allí, la controladora Maralda Tardes detecta actividad bélica en un planeta alejado de cualquier ruta comercial, y decide iniciar un protocolo estándar de inspección. Mientras tanto, Ferdinard y Malhereux, dos jóvenes chatarreros, esperan pacientemente en el subsuelo de dicho planeta a que acabe la guerra en la superficie para saquear los restos del combate y extraer un suculento beneficio. Entre los restos de la batalla encuentran un extraño artefacto que parece pertenecer a una civilización antigua y desconocida y tras el que van los atroces mercenarios sarlab y los científicos de La Colonia por igual. Poco se imaginan Mal y Fer que lo que tienen en su poder podría ser la llave para liberar una amenaza más antigua que la galaxia.

Llegué a esta novela a través de David Olier y, aunque no me arrepiento de haberla leído, tampoco me ha gustado especialmente.

Tiene momentos muy buenos, desde luego, pero también partes que son demasiado “típicas” para poder considerarlas originales y llamativas.

Trama

En general está bien urdida, aunque creo que el autor ha incluido en ella demasiada acción. Es un error que en ocasiones cometen los escritores, tanto por exceso como por defecto. Es difícil manejar bien este aspecto de la escritura, pero creo que para una novela que ha ganado el Premio Minotauro es un detalle poco cuidado. Claro que es también probable que se trate de un gusto personal y, en eso, no hay parámetros de medida que sean válidos y universales.

Cómo está escrita

Prosa sencilla y fluida

Desde el punto de vista estilístico, Panteón está escrita con una prosa sencilla y fluida, quizá con la intención de atraer a un público joven, y con un estilo muy visual, muy cinematográfico, supongo que por la misma razón.

Le sobra el reiterado uso de algunas expresiones demasiado coloquiales incluidas en la parte narrativa. Está bien intentar aproximarse a una forma de expresión joven, si tal era el motivo de esas expresiones, pero no a base de repetirlas una y otra vez.

Ritmo rápido

Quizá por ello, también, Panteón es una novela en la que la acción no se detiene casi nunca. No diré que el ritmo es frenético, pero sí continuo y rápido, lo cual, desde mi punto de vista, no es un acierto, al menos para lectores como yo. La correcta dosificación del ritmo y de la acción es, para mí, un elemento fundamental en la construcción de una historia y, en este caso, creo que Sisí no ha acertado. Aunque, como se decía unos párrafos más arriba, quizá el motivo de incluir tal cantidad de acción no sea más que un reclamo para el público juvenil. En ese caso, y si el truco funciona, bienvenido sea. Cualquier estratagema es buena si se consigue que lo jóvenes lean.

Personajes

Los personajes están bien construidos, en general, aunque creo que el autor no ha logrado dar un brillo especial a cada uno de ellos. Se queda muy en la superficie.

Los chatarreros y Bob

Ninguno de los chatarreros espaciales logra lucir con verdadera voz y personalidad propia. Eso sí, a cambio, el autor consigue hacer de Bob, un robot guardaespaldas, algo parecido a un amigo que siempre está ahí para echar un cable cuando se lo necesita. Un personaje, este robot, con el que ha conseguido su mayor éxito en Panteón, a mi modo de ver.

¿Qué pasa con Maralda?

Que no sabe explotar a un personaje del que podría haber extraído diamante del bueno. La promesa que aparece con ella cuando se nos presenta en la novela no se cumple en ningún momento de la historia. Una pena, porque se trata de un personaje con un potencial enorme.

¿Y qué decir del malo malísimo?

Que parece más un villano medio humano medio máquina de los que aparecen en los cómics de superhéroes que un personaje de novela. Si al principio puede pasar, a medida que Panteón va avanzando Jebediah se va desinflando y casi como evaporándose de la historia.

Lo que más me ha gustado

La existencia de La Colonia.

No puedes dejar de pensar en la Fundación, de Asimov, cuando te topas con esa entidad, conformada por un grupo de hombres y mujeres de ciencia que dan a la Colonia una superioridad tecnológica de la que se sirve para ser garante de la estabilidad de un universo por el que pululan ejércitos de mercenarios capaces de desencadenar, como es el caso de la historia que se narra en Panteón, el fin del universo.

Quizá sea porque me siento pelín pesimista con respecto al porvenir de la humanidad y por ello baso mi esperanza en la ciencia, el caso es que, en mis sueños futuristas, veo a la comunidad científica del planeta plantándose y haciendo suyo el devenir de la humanidad.

Habría mucho que decir sobre ello, por supuesto, ¿por qué no considerar un mal uso de la investigación y que el fin de nuestra especie se produzca, sin embargo, por la capacidad de crear una tecnología demasiado avanzada que no sabremos cómo controlar?

Puestos a elegir entre las dos posibilidades, creo que hay mayor probabilidad de que ocurra la segunda que de que suceda la primera. Sin embargo, aquí entra en juego mi parte optimista y otorga el beneficio de la duda a unos humanos que, con sus conocimientos e ingenios, deciden tomar las riendas de la especie y gobernar a golpe de teorema.

Por eso me gusta tanto la idea de la Fundación o de la Colonia.

Lo que menos me ha gustado

Esa acción continua. Unos personajes en los que el escritor no profundiza. Una heroína, Maralda, de la que se podría haber sacado oro y una trama que, aunque bien urdida, como se dijo antes, no deja en el lector un poso de esos que no suelen olvidarse.

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