Revista Opinión

Paparazzi Assange

Publicado el 29 agosto 2012 por Cronicasbarbaras

Nadie definió mejor al fundador de WikiLeaks, Julián Assange, que el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa al afirmar este fin de semana que este hacker es “un oscuro ladronzuelo de la intimidad ajena”.

El supuesto progresismo aplaudió que Assange publicara los documentos secretos robados por un soldado estadounidense a su Gobierno, pero esos cientos de miles de legajos tenían poco valor.

Todo lo brutal o denunciable, todos los Watergate estadounidenses, en la guerra y en la paz, ya se conocían a través de las filtraciones habituales, aunque los medios informativos que le pagaron a Assange en 2010 su producto trataron de demostrar que era un hito informativo, un antes y un después del robo.

Ahora, nadie recuerda que informaran de algo relevante. Sobre España, todo sabido: cotilleos diplomáticos sobre la insolvencia de Zapatero o acerca de los celos entre policía, guardia civil y CNI, que dañan la lucha antiterrorista.

En un artículo sindicado en numerosos diarios, “Julián Assange en el balcón”, Vargas Llosa analiza su peripecia y advierte que no es víctima de la libertad de expresión, puesto que nadie, ni siquiera EE.UU., lo persigue por la divulgación de los documentos.

A Assange quiere interrogarlo por supuestos delitos de índole sexual uno de los sistemas legales más garantistas del mundo, el sueco, al que quiere entregarlo otro similar, el británico.

Y él se refugia tras un régimen corrupto, enemigo de la libertad y la justicia, Ecuador, señala el Nobel.

Assange es un peligro que primero fue a por los poderosos, pero como nosotros no lo somos, no nos importó.

Pero, como los nazis del poema de Martin Niemöller, este “oscuro ladronzuelo de la intimidad ajena” podría venir después a hackear nuestra intimidad como un paparazzi que cada día necesita ampliar su círculo de vigilados hasta convertirse en el temible Gran Hermano global.

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