Revista Toros

Para aprender

Por Malagatoro

Tomás Campos

Lo mejor de la tarde, las dos series en redondo de Tomás Campos al jabonero cuarto


Ficha del festejo

Final del VI Certamen Internacional de Escuelas Taurinas “La Malagueta”. Plaza de toros de La Malagueta, 9 de agosto de 2011.  Seis erales de Julio de la Puerta, desiguales de presentación y de juego. Mansurrones pero manejables en general, los dos primeros más descastados, el cuarto fue el más potable, aplaudido al arrastre.

Tomás Campos(Escuela de Badajoz): pinchazo perdiendo la muleta y estocada. Oreja tras aviso. Estocada, perpendicular, trasera, contraria y atravesada que provoca derrame. Dos orejas.
Francisco de Asís Lama de Góngora (Escuela de Sevilla): estocada caída que hace guardia. Silencio tras petición no mayoritaria. Pinchazo, aviso, bajonazo  delantero y dos descabellos. Vuelta por su cuenta.
David Fernández(Escuela de Murcia): pinchazo hondo. Aviso. Oreja. Pinchazo y media trasera y tendida, con derrame. Aviso. Silencio.

Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en recuerdo al banderillero recientemente fallecido Manuel Montoya.

Para aprender están los tres novilleros  que han actuado en la final del VI Certamen Internacional de Escuelas Taurinas “La Malagueta”. Para aprender mucho, unos más que otros, pero a todos les queda un largo camino si quieren ser algo en esta profesión. Fue el vencedor del certamen el menos malo, Tomás Campos de la escuela de Badajoz, y sin duda con justicia, todo hay que decirlo. Mimbres tiene y estudiando más el concepto teórico del toreo, que parece no figurar en la programación docente de las escuelas taurinas y teniendo un buen profesor que le enseñe la verdad del toreo y no las triquiñuelas para llevárselo crudo en la talega, es posible que pueda llegar lejos. Con su primer eral, mansurrón y que tuvo complicaciones, anduvo firme y se mostró correcto, relajado y templado. Como es norma, alargó la faena en demasía propinando pases sin ajuste e innecesarios. A su segundo, un jabonero que también manseó, le dio dos buenas series de derechazos de mano baja, largos templados y ligados. Con el pitón izquierdo la embestida era menos clara probándolo una sola vez y desistiendo prontamente de un nuevo intento. Mató de una estocada trasera y fue premiado excesivamente con las dos orejas. Esta vez el presidente Trujillo anduvo dadivoso. Quizás su correcta actuación primera haya sido sueño de una noche de verano, por cierto muy calurosas estos días en Málaga. El también está para aprender, y mucho. De entrada a mantener el criterio en el palco. La actuación en los corrales es ya para curso de segundo ciclo y para personas más curtidas en buen número de festejos en plazas de inferiores categorías. Como debiera ser y no ha ocurrido en Málaga, verbigracia, con sus actuales presidentes.

Defraudado he quedado con la actuación del sevillano Lama de Góngora, que ha estado muy por debajo del nivel mostrado el día anterior. Correcto con el capote, pero hoy se le han visto muchos defectos y carencias técnicas, de elección de los terrenos, de colocación, de concepto del toreo clásico, del bueno, del verdadero. También se puso muy pesado alargando innecesariamente las faenas, especialmente con el quinto entablerado al que le propinó un sin fin de mantazos impropios e innecesarios. No se para qué están los profesores, y en este caso iba Luis de Pauloba con el chaval, que de esto sabe. Aburrir al santo Job es lo que consiguen. Lejos quedaron los tiempos en los que se aplaudía la brevedad. A pesar de su mala actuación creo que tiene buenas condiciones, así que otro para seguir aprendiendo. Hay mimbres para hacer el cesto.

No llego a entender como ha logrado pasar a la final el murciano David Fernández. Bueno sí, quizás por la honradez de los responsables de la Escuela de Málaga a la hora de emitir su votación, con lo que finalmente no pudo estar en la final su alumno Luis Rivera. Se contaba, se decía por las esquinas, que algunos les han tildado de tontos, porque en este mundillo de taurinos la honradez se confunde con la estupidez. Allá ellos.  Bien por ser como son y por la gran labor que vienen desarrollando, no exenta de dificultades, al frente de la escuela. Sea como sea, lo cierto es que este novillero está verde como el trigo más verde. Ayuno de muchas cosas, atropellado, descolocado, sin quietud, pegando pases de aquí para allá, que no es lo mismo que torear, y más de un trapazo para finalizar sus faenas. Este es el que está para aprender más que ninguno. Pero no hay mucho tiempo, pues no se puede estar perdiendo el tiempo, la juventud y el dinero si uno, aún queriendo, no puede. Y eso si que no tiene remedio.

¡Paz y salud!


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