Revista Política

Para los analfabetos; por Alfonso Ussía

Publicado el 05 junio 2012 por Alejandropumarino

Para los analfabetos; por Alfonso Ussía

Reproduzco casi íntegramente el artículo publicado por Ussía el pasado lunes, porque es ilustrativo desde el punto de vista histórico, de la bandera española, esa que se divierten quemando los nacionalistas catalanes y sustituyen los conspicuos socialistas por la tricolor de la II República, calificando la roja y amarilla de franquista. Como dice D. Alfonso, ¡¡Mucho vivió este hombre!!.

A finales del siglo XVIII tres eran las potencias oceánicas de Europa, que siempre se estaban dando leña en la mar y cambiando de aliado a capricho de los gobernantes. España, Inglaterra y Francia. El pabellón de España era blanco con la roja Cruz de Borgoña. El de Inglaterra, blanco también con la cruz en rojo que dividía en cuatro cuarteles la bandera. Y la de Francia, blanca asimismo con tres flores de Lis en tonos azules. De cuando en cuando, la confusión en la mar era grande, y se atacaban unos a otros, otros a unos y en ocasiones, a ellos mismos. Y Carlos III tomó la iniciativa –con el permiso de Franco un siglo antes del nacimiento de éste–, para aliviar el orden en la mar. Y creó la Bandera de su Armada, que pocos años más tarde pasó a pertenecer a todos los españoles, iluminada por los colores de la Señera del Reino de Aragón, al que pertenecieron el Principado de Cataluña y el Condado de Barcelona, porque la Señera, en su fundamento, es aragonesa. Y Carlos III, con el permiso de Franco un siglo antes del nacimiento de éste, y la ayuda de su ministro Valdés, firmó el siguiente Real Decreto: «Para evitar los inconvenientes, y perjuicios, que ha hecho ver la experiencia puede ocasionar la Bandera Nacional de que usa mi Armada Naval y demás Embarcaciones Españolas, equivocándose a largas distancias, o con vientos calmosos con las de otras Naciones; he resuelto, que en adelante usen mis Buques de guerra de Bandera dividida a lo largo de tres listas, de las que la alta y la baxa sean encarnadas, y del ancho cada una de la quarta parte del total, y la de en medio amarilla, colocándose en ésta el Escudo de mis Reales Armas reducido a los dos cuarteles de Castilla y de León con la Corona Real encima; y el Gallardete con las mismas tres listas, y el Escudo a lo largo, sobre cuadrado amarillo en la parte superior. Y que las demás Embarcaciones usen, sin Escudo, los mismos colores, y del ancho de la tercera parte de la Bandera, y cada una de las restantes partes divididas en dos listas iguales encarnadas, y amarilla alternativamente, todo con arreglo al adjunto Diseño. No podrá usarse de otros Pavellones(sic)en los Mares del Norte por lo respectivo a Europa hasta el paralelo de Tenerife en el Océano, y en el Mediterráneo desde el primero del año de 1786; en la América Septentrional, desde principio de junio siguiente; y en los demás mares desde el primero del año de 1787. Tendreislo entendido para su cumplimiento. Señalado de mano de S.M. en Aranjuez a 28 de mayo de 1785. A D. Antonio Valdés. Es copia del Decreto Original». La Bandera, convertida en la de todos los españoles de ambos hemisferios, fue respetada y admitida como suya por la I República, que cambió la Corona Real por el escudo sin corona reducido a los cuarteles de Castilla y León. Volvió a lucir el Escudo Real con la Restauración, y con la abdicación de Alfonso XIII, el advenimiento de la II República y por unos pocos años, fue sustituida por el invento cromático que desembocó en una Guerra Civil. Los muchos que hablan de ella como «Bandera Franquista» superan hasta límites insospechados el nivel de su analfabetismo. Y cuando abuchean o queman a esa Bandera, se abuchean y queman a ellos mismos.


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