Revista Expatriados

Para reducir la desigualdad en Singapur

Por Tiburciosamsa

Singapur se creó a partir de trabajadores, básicamente chinos, que habían emigrado a la isla para mejorar sus vidas. La idea básica sobre la que se creó el país es esencialmente meritocrática. El esfuerzo cuenta y ha de ser recompensado. Esto lo expresó su padre fundador y Primer Ministro Lee Kuan Yew en una entrevista que concedió al “Straits Times” el 14 de octubre de 1989: “Singapur es una sociedad basada en el esfuerzo y en el mérito, no en la riqueza y en el privilegio debidos al nacimiento. No hay nada en el estilo de vida de un empleador que no esté abierto a un trabajador”.
Por esto, las desigualdades sociales joden en Singapur un poco más que en otros países y las desigualdades están creciendo como en el resto del mundo capitalista.
El coeficiente Gini ha pasado del 0,433 de 2000 al 0,465 de 2010 (del 0,425 al 0,446 si tomamos en consideración los subsidios sociales y los impuestos). El coeficiente ha crecido en casi todos los países en las dos últimas décadas, pero otros países han necesitado dos décadas para conseguir el aumento que Singapur ha tenido en sólo una. En 2007 el sueldo medio era de 6.830 dólares de Singapur, pero más de la mitad de los trabajadores apenas cobraban entre el 60 y el 70% de esa cantidad. La mediana del sueldo era 4.870 dólares. En la última década el sueldo del 20% más rico se incrementó en términos reales entre el 6 y el 11%; el del 20% más desfavorecido sólo entre el 3 y el 4%. Como en tantísimos otros países, la participación de los salarios en el PIB ha descendido: he visto cifras que variaban entre el 44 y el 41%, pero la conclusión de todas era la misma: bajísima participación. Un dato: en 2010 la economía creció un impresionante 14,7%; sin embargo, el crecimiento de la mediana de los salarios fue de sólo el 1%.
Los motivos principales de este crecimiento en las desigualdades sociales están muy claros: las políticas del Gobierno singapureño para mantener su impresionante nivel de desarrollo. En el extremo bajo de la escala, se ha fomentado el influjo masivo de mano de obra barata de países tales como Bangladesh o Indonesia. El resultado es que los salarios de los empleos menos cualificados han caído. En el extremo alto de la escala se ha hecho mucha campaña para atraer talentos y se ha dejado que los sueldos de los altos ejecutivos se disparasen.
En las elecciones de 2011, que no le salieron al gobernante Partido de Acción Popular como se esperaba, uno de los temas principales de la campaña fue que los beneficios del crecimiento económico no sólo se habían distribuido entre todos por igual, sino que cada vez se estaban distribuyendo más desigualmente. Hay que reconocer que el Gobierno y la sociedad singapureños se han dado cuenta de que tienen una patata caliente entre las manos y están intentando reaccionar.
La última aportación al debate ha sido la del economista Lim Chong Yah de la Nanyang Technological University. Su idea es muy sencilla: incrementar todos los sueldos por debajo de los 1.500 dólares de Singapur mensuales (unos 909 euros) en un 50% o más durante los próximos tres años. Los sueldos por encima de los 15.000 dólares mensuales (9.090 euros) se congelarían en el mismo período.
¿Qué espera conseguir con esta medida? Lo primero, que las empresas espoleadas por el encarecimiento de la mano de obra recurran a nuevas tecnologías para reducir su dependencia de mano de obra y aumentar la productividad de los trabajadores que queden. Esto parece que llevaría a un aumento del paro y de la inflación, pero Lim tiene la respuesta. La inflación no sería problema si las empresas aumentan su productividad y ganan en competitividad. En cuanto al paro, los afectados serían los trabajadores inmigrantes y como ésos no votan… Esto último no lo dice Lim, pero resulta evidente.
A Lim no le preocupa que la congelación de los salarios elevados vaya a frenar la captación de talentos. Con la que está cayendo en Europa y EEUU, hay mucha gente muy cualificada a la que 9.090 euros mensuales les parecerá un sueldazo y seguirá yendo a Singapur.
La propuesta ha sido recibida con escepticismo y críticas a su posible eficacia, pero el hecho de que haya sido discutida en público muestra que las cosas se están moviendo en Singapur.

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