Revista Psicología

Para ser saludable hay que comportarse saludable

Por J.k. Pérez

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“El coste de provocarse sentimientos de pánico, ira o autocompasión es enorme. En tiempo y dinero perdidos. En esfuerzo malgastado innecesariamente. En angustia mental fuera de lugar. En el sabotaje de la felicidad de los demás. En el estúpido desperdicio de placer potencial a lo largo de la única vida -sí, la única vida- que tendrá jamás”.                      

 Albert Ellis

Ahora que sabemos que no existe una distinción real entre nuestra unidad orgánica y la psicológica podemos proceder en nuestra compresión de la psicología de la salud.

La salud se concibe como un bienestar físico, psicológico y social, no sólo se refiere a la falta de malestar en alguna parte de nuestro cuerpo o a una ausencia de enfermedad. La definición anterior nos permite ver que existe mucho más de lo que se puede ver a simple vista en una persona, existe un ser social y existe un ser que piensa y siente.

Y, ¿cómo se refleja esto en la psicología? Ante esto puedo decir que siempre, por cada problema de salud, existe una parte psicológica que se manifiesta de diferentes maneras. Se dice que existen tres medios por los cuales lo psicológico se expresa; lo que haces, lo que piensas y lo que a nivel fisiológico sucede cada que haces y piensas algo. Para ilustrar lo anterior se puede poner un ejemplo: Imagina que para el día de mañana tienes un examen de matemáticas del que no estabas enterado y a las 11 de la noche tu mejor amigo (a) te informa de ello. Ese es el hecho concreto, lo que procede es la manera en cómo tú interpretas el hecho. Imaginemos que, como a mí, las matemáticas te intimidan,  podría ser que pienses  que como no has estudiado seguro reprobarás, tal vez tus padres te regañen al ver tu mala nota o hasta repruebes el año en la materia. Estos pensamientos son únicamente una parte de lo psicológico, a la par, puede que te muerdas las uñas, que camines de un lado a otro o que tengas una expresión de angustia, estas son las acciones que realizas. Junto con todo lo anterior, existe una sensación que no es nada agradable, puede ser estrés o ansiedad, aquí inicia lo fisiológico. Con cualquiera de las dos emociones es común encontrar aumento en la frecuencia e intensidad de los latidos del corazón, la presión sanguínea y una sensación de alerta en todo el cuerpo.

El anterior ejemplo muestra cómo las tres partes interactúan ante un evento. Tras cada pensamiento siempre hay una acción y tras cada acción siempre hay un pensamiento y, en ambas situaciones siempre estarán presentes  los procesos fisiológicos, orgánicos. Con esta interrelación se inicia la comprensión de lo psicológico en la salud. Tal vez el ejemplo anterior es muy cotidiano y simple, pero imagina que este mismo proceso aumenta de intensidad y es muy constante, ¿en qué momento te recuperarías de la situación?, ¿es normal estar todo el tiempo estresado?

Algunos estudios mencionan que las repercusiones podrían ser las siguientes: el estrés se encuentra asociado con múltiples enfermedades de las que todos queremos huir, por ejemplo, enfermedades cardiovasculares, cardiopatías y algunos tipos de cáncer. Yo creo que esto nadie se lo esperaba. Resulta que la interacción entre condiciones médicas, hereditarias y psicológicas favorece que ciertas enfermedades se adquieran dependiendo de la persona. Por ello, la salud se debe contemplar como una unión de lo psicológico, lo orgánico y lo social.

Se puede concluir que mantenerse saludable va más allá de tomar medicamentos y hacer ejercicio, tiene que ver con cómo se toma uno la vida y lo que en ella se presenta. Tal vez la tarea suena simple pero no siempre es así pues la expresión es muy ambigua. Poco a poco iremos ahondando en situaciones específicas. Si te interesa saber cuáles son los efectos de los pensamientos en la salud te recomiendo el siguiente post, o si por el contrario, sientes que algunas cosas no han quedado claras puedes visitar mi post anterior “El organismo psicológico” o realizar alguna pregunta por aquí. Espero verte pronto en los siguientes post.

Alcántara, G. La definición de salud de la Organización Mundial de la Salud y la interdisciplinariedad. Sapiens. Revista Universitaria de Investigación, 9, 93-107.

Pilar, M. y Galán, S. (2010). El papel del estrés y el aprendizaje de las enfermedades crónicas: Hipertensión arterial y Diabetes. Revista Latinoamericana de Medicina Conductual, 1, 47-55.


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