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“Para todos los gustos”: Concierto para instrumentos desafinados y distintos

Publicado el 12 febrero 2011 por La Mirada De Ulises

Pocas veces una opera prima sale tan redonda como sucedió a Agnès Jaoui y su “Para todos los gustos” (Le goût des autres): fue la gran triunfadora de los premios César® del 2000, cuando también era nominada por Francia para el Oscar® como Mejor película en habla no inglesa. Si uno intenta resumir lo que cuenta esta inteligente comedia, pronto se da cuenta que no resulta nada fácil… porque en ella no sucede nada extraordinario ni hay un tema que galvanice la narración de los hechos. Son más bien brochazos sobre lo cotidiano, pinceladas con las que retrata a gente corriente y que permiten levantar una cartografía social del momento y del lugar. A Jaoui le interesan las situaciones y los personajes –o mejor dicho, las personas–, e intenta que se muestren al espectador tal como son… por medio de una palabra inteligente y de una interpretación tan contenida como fresca.

“Para todos los gustos”: Concierto para instrumentos desafinados y distintos

En el fondo, vemos la intención de la directora francesa por recoger trozos de una realidad fragmentada en la que aparecen gentes variopintas en cuanto a formación, cultura y extracción social (una tradición en la comedia social francesa, ya desde Jean Renoir)… para quitarles la careta de las apariencias y hacer que puedan convivir consigo mismas y con los demás, en sana camaradería con sus flaquezas, fragilidades y errores. “Para todos los gustos” es una llamada a la tolerancia y a la superación de prejuicios, una apuesta por un cine humanista pero nada sensiblero, un intento por lograr unir el cine de autor con lo más comercial, una paradoja de película coral que no se apoya en un grupo de personajes cuyas vidas se entrecruzan sino en personas dispuestas a esconderse en el conjunto para interpretar un concierto para instrumentos desafinados.

“Para todos los gustos”: Concierto para instrumentos desafinados y distintos

Si hay que felicitar a Agnès Jaoui por su trabajo en la dirección y por su convincente interpretación –se reserva el papel de una camarera liberal e impulsiva–, más aún es necesario hacerlo por su labor como guionista. La película se nos presenta como una mirada comprensiva y respetuosa hacia individuos de diversas clases sociales a los que Jaoui entiende y escucha. Con el mismo afecto trata la cámara a ese empresario un tanto vulgar pero buena persona, que a su arrogante profesora de inglés y actriz de teatro; lo mismo a esa esposa y cursi decoradora que vive en el mundo de Disneylandia, que a la camarera feminista y de carácter fuerte; o también a ese chófer dubitativo y con problemas sentimentales o al encargado de la fusión empresarial que no logra que su jefe sea riguroso y profesional. Todos los personajes son retratados con trazos firmes y nada maniqueos, y todos evolucionan desde un realismo que es cómico y poético a la vez, que entiende de cada uno hace lo que puede para salir adelante… en un mundo que no es feo ni hipócrita, aunque tampoco sea de color de rosa ni consista en la felicidad del perrito de Angélique.

“Para todos los gustos”: Concierto para instrumentos desafinados y distintos

El señor Castella es, sin embargo, el eje en torno al que se construye la trama de esta comedia dramática: se trata de un nuevo rico que intenta acercarse al mundo de la cultura, atraído y fascinado por su madura profesora de inglés. Jean-Pierre Bacri da vida a este buen y algo zafio hombre de negocios, primero un poco cansado de su histérica mujer y más tarde humillado por su nuevo amor. En su sencillez y simpleza, será objeto de burla, compasión y sincera amistad por parte de quienes pertenecen a otro universo social. Quien comienza despreciando a una profesora o al empleado de su empresa, quien se muestra indiferente hacia su guardia de seguridad, quien descalifica inconscientemente a un Antoine que se declara homosexual… terminará sintiéndose como uno de ellos… con los mismos problemas sentimentales del chófer Deschamps (en la discoteca la cámara les mira como iguales ante la soledad), acercándose al nuevo arte del muralista al que contrata o pidiendo perdón al profesional por haber vivido en otra órbita existencial. Son universos opuestos –que se identifican con el gusto por el teatro o por la televisión– pero llamados a aproximarse y entenderse, a convivir en armonía y respeto.

“Para todos los gustos”: Concierto para instrumentos desafinados y distintos

Si el dibujo de personajes es inteligente en sus diálogos y genial en la sutilidad expresiva, la estructura de la película resulta también impecable. Un doble diálogo sin aparente relación abre la cinta y provoca el desconcierto del espectador, para más tarde ir dándoles sentido al unir los destinos de sus personajes y fundir clases sociales y culturales tan dispares. Le sigue la fascinación y atracción del torpe empresario Castella por Clara, su profesora… ahora convertida en Berenice sobre el escenario; sin embargo, vemos cómo ella rechaza de plano a “ese paleto bigotudo”, al encontrarse sumergida en su papel de mujer amargada e incapaz de entender el enamoramiento bobo de ese hombre sin máscaras. Son mundos opuestos que van de lo real y sincero (Castella) a la representación y el vacío (Clara), pero el amor lleva a Castella a tratar de integrarse en el de ella y hacerse merecedor de su atención.

“Para todos los gustos”: Concierto para instrumentos desafinados y distintos

La crisis regeneradora llega en la escena del salón de té, mientras la lluvia cae torrencialmente fuera (un recuerdo para Alan Resnais) y parece limpiar el ambiente y hacer caer el velo de los ojos a los protagonistas, mientras suenan coros de música de fondo. Castella adquiere desde entonces un tono de sensatez y auto-reflexión desde el conocimiento y aceptación propios, y en Clara –una brillante Anne Alvaro– comienzan a despertarse sentimientos de compasión y humanidad frente al humillado empresario. El reencuentro llegará con una nueva representación teatral, ahora con ella en el escenario como Hedda Gabler, cuando sus miradas purificadas se buscan y encuentran acompañadas de una leve y sincera sonrisa. Dos obras de teatro y una cortina de lluvia que les separa… y a la vez une a estos dos arquetipos de un mundo que debe superar las apariencias y los prejuicios para convivir en paz.

“Para todos los gustos”: Concierto para instrumentos desafinados y distintos

Asistimos a temas serios tratados con una buena dosis de comicidad que llega desde el contraste, tanto de personajes y reacciones como de clases sociales y culturales. Y también a una crítica mordaz –aunque comprensiva y complaciente, no agria– al permisivismo moral y a la trivialización con las drogas, a la televisión y a sus vacías series de sobremesa –basta ver lo absortos que están Castella-Angélique al seguirlas–, además de contemplar destellos de un pensamiento débil que se refleja en comportamientos, en la incomunicación o en una felicidad pasajera… rasgos de una sociedad posmoderna que está un poco de vuelta y que aquí es retratada con formas fragmentadas y con una ausencia de criterios morales.

“Para todos los gustos”: Concierto para instrumentos desafinados y distintos

El resultado es una película que mira la vida como un escenario en el que los personajes tratan de ser personas normales nada heroicas… y que, como tales, no deben esconder sus mezquindades y sus crisis afectivas o de valores. El microcosmos de caracteres y emociones es auténtico y nada pretencioso, y el guión sabe escaparse de las ataduras que supondría una construcción de hierro: por eso, en todo momento la narración fluye sin pausa y sin dar la impresión de cerrarse sobre sí misma, mientras que los personajes experimentan la libertad de dar cada paso sin obligatoriedad y sin que resulte previsible para el espectador, mientras que la guionista no siente tampoco la necesidad de atar todos los cabos ni explicar el misterio de la vida.

“Para todos los gustos”: Concierto para instrumentos desafinados y distintos

Si magistral es el inicio y el nudo argumental a partir de las dos obras de teatro representadas, no es menor el epílogo con esa orquesta en la que cada instrumento aporta sus notas –uno de ellos lo toca Deschamps, al que hemos visto varias veces durante la película ensayando a solas con su violín–… para lograr una pieza que suena de maravilla. Al parecer, hasta esos instrumentos desafinados pueden contribuir a una obra de gran belleza… pues todos tocan una misma canción, la de la búsqueda de la felicidad frente a la incomunicación, la de la tolerancia y sinceridad frente a las apariencias y los prejuicios, la de la humanidad frente a la banalización de la persona.

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En las imágenes: Fotogramas de “Para todos los gustos” © 2000 Canal +, France 2 Cinéma, Les Films A4. Todos los derechos reservados.

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Publicado el 12 Febrero, 2011 | Categoría: Años 2000 / 2005, Comedia, Drama, Filmoteca, Francia

Etiquetas:Agnès Jaoui, Alan Resnais, Anne Alvaro, Jean Renoir, Jean-Pierre Bacri, Para todos los gustos


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