Revista Cultura y Ocio

Paradoja del interventor. Gonzalo Hidalgo Bayal

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Paradoja del interventor. Gonzalo Hidalgo Bayal
     "El interventor llegó a la ciudad en tren una noche de noviembre. En aquel momento no era todavía, en modo alguno, el interventor ni había adquirido los derechos o la propiedad del nombre. Se trataba sólo de un viajero anónimo al que las circunstancias del azar irían privando poco a poco de la condición de viajero y forastero hasta terminar convirtiéndolo en el interventor, el duelo exclusivo de la denominación."
     El mundo está lleno de libros magníficos por descubrir y que, hasta ese momento, habitan rincones olvidados de las librerías hasta que alguien los recoge. En esta ocasión fue @Bernie quien me recomendó este título que hoy traigo a mi estantería virtual. Se trata de Paradoja del interventor.
     Conocemos a un hombre, uno cualquiera, en una estación cualquiera del tren. Este viajero se apea para dirigirse a un bar y que le rellenen una botella de agua. Es educado, corresponde a la gratuidad de la cortesía solicitando un café mientras mira al interventor que parece no tener prisa para dar la salida al tren. Sin embargo, en tren sale de la estación dejando a nuestro hombre sin nombre abandonado en ella, sin documentos, sin maleta, sin dinero. Sin nada. Nuestro protagonista sin nombre emprenderá una búsqueda en este pueblo desconocido, la de una autoridad que pueda ayudarle, pongamos que es el interventor, y los habitantes, lugareños, es lo que oyen salir de la boca del desconocido. Tanto es así, que esa será la forma en que le llamen.
     Comienza la Paradoja del interventor como Kafka en un Castillo hiciera hace ya muchos años, salvando claro las distancias. Y establece ya las pautas de esta extraordinaria novela sobre la búsqueda de un hombre, en una zona desconocida. Búsqueda en la que irá descubriendo esas vidas anónimas que conforman los microcosmos de las pequeñas realidades y en las que nos dejará sumergirnos acompañándole junto a su botella de agua. Pronto descubrimos, al igual que lo hace el protagonista, que el hombre al que miraba en la cantina de la estación, no sólo no es el interventor, sino que nos damos cuenta de que su conversación se reduce a frases en latín. Nos presenta también a un tal Cristo cuyas paradas procesionarias tienen más de alcohol que de otra cosa, un personaje que, pese a ser el más exagerado en sus padeceres, da buena muestra del pequeño elenco de personas sin importancia con el que nos tropezaremos en esta historia.
     No deja de ser curiosa, además, la sensación de aislamiento que sobreviene al lector ante la zona cualquiera de provincias que nos es representada y que parece vivir al margen del caminar del mundo, tal vez anclada en la sombra de unos momentos mejores que ahora la dejaron en franca decadencia. Una decadencia que arrastra a sus habitantes y al propio interventor ante la atenta mirada de un lector embelesado con el cuidado lenguaje de Hidalgo Bayal. Porque esa es otra de las grandes bazas de esta novela cuya historia es aparentemente banal: las formas, lo escritor. Tienen sus letras algo de solemne, de cuidado extremo en el que cada sílaba ha sido cuidadosamente colocada, que deslumbra en las primeras letras y nos obliga a detenernos para paladear la novela. Y si habéis leído algo del autor, sabréis perfectamente a qué me refiero.
     Se trata, por lo tanto, de un magnífico ejemplo de que no hacen falta grandes aventuras, ni crímenes, aunque cierto es que hay algún misterio y unas cuantas historias tejidas en estas páginas, para conseguir una lectura entregada. Y es que, como comentaba al principio de esta entrada, quedan muchos tesoros por descubrir en los estantes de una librería, y algunos no esconden al menos en apariencia nada deslumbrante. Esos, son los peligrosos, porque pueden esconder tesoros de esos que recomendamos como si fuéramos sus únicos descubridores, aún cuando hayamos llegado a ellos por una recomendación. Como hago yo hoy.
     Y vosotros, ¿recordáis algún libro cuyo argumento,aparentemente gris, os haya marcado?
     Gracias.

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