Revista Diario

París, Je t'aime...

Por Yopo
París, Je t'aime...
Creo que no hay mejor día para escribir sobre París que el de hoy, cuando hace justo un mes que me encontraba paseando por Montmartre, o haciendo fotos bajo la Torre Eiffel. Fue hace sólo un mes, y parece que fue hace años! (introducir aquí suspirito de nostalgia).Tras enamorarnos de Estocolmo, y pasar mucho frío en Helsinki, llegamos a París, y con los 15 grados de temperatura que había, nos pareció estar en el cielo! El hostal católico en el que nos alojamos estaba en pleno centro, al ladito del Grand palais, muy cerca de los Campos Elíseos. Nos trataron muy bien los curas, y salvo porque todos los que nos atendían llevaban alzacuellos, y en la biblioteca había biblias a mansalva, el ambiente religioso no era palpable, estuvimos muy cómodos, la verdad. Y respecto a la ciudad, París es maravillosa!
París, Je t'aime...
Era una de las grandes capitales europeas que me quedaba por conocer, y no me defraudó en absoluto, pese a las altas expectativas. La homogeneidad de sus casas en tonos blancos, la belleza de sus edificios emblemáticos, y la cantidad de monumentos, iglesias, plazas y cosas interesantes que ver, hacen de París una de las ciudades más bonitas que he visto. Empezamos por la típica Torre Eiffel, recorrimos el Campo de marte, y nos acercamos a Trocadero, desde donde se tienen unas vistas de la torre sensacionales. Con las colas que había, desistimos de subir, puesto que habría unas 300 personas, sin exagerar...
París, Je t'aime... Recorrimos los Campos Elíseos desde el Arco del triunfo hasta la plaza de la Concordia, y paramos a tomar un café en Ladurée, mítico café donde también degustamos los mejores macarrons de París, o eso dicen! De ahí a Tullerías y el Louvre, inmenso museo que con su pirámide acristalada es uno de los mayores puntos de atracción. Además pudimos disfrutar de la gratuidad de la entrada a todos los monumentos pertenecientes a Patrimonio Nacional, por tener menos de 26 años, era ahora o nunca! xD. El Museo Rodin, el Arco del triunfo, el Palacio de Versailles, el Museo d'Orsay o Los inválidos nos salieron gratis! También el Louvre estaba incluido, aunque no entramos por falta de tiempo.
A pesar de que el Louvre sólo lo vimos por fuera, nos dio tiempo a culturizarnos de lo lindo, puesto que sí le dedicamos tiempo al Museo Rodin, que cuenta con grandes esculturas como El pensador y El beso; así como al Museo d'Orsay, una antigua estación de ferrocarril reconvertida en museo, con grandes obras impresionistas.París, Je t'aime...Y es que en cultura esta ciudad no se queda corta... las innumerables y hermosas iglesias que salpican cada rincón de París, son un lugar idóneo para pasar unos minutos de tranquilidad. La mayoría de ellas parecen catedrales de lo imponentes que son. Me dejó muy impresionado este hecho, que surgiera detrás de cualquier esquina, un retazo de neogótico, en forma de iglesia descomunal.
Por no hablar de Los inválidos, donde se encuentra la tumba de Napoleón, un gran lecho de mármol rojo, en una cripta bajo la cúpula dorada de la basílica. O la inolvidable Notre Dame, en la isla de la cité, el corazón de París, con esa apabullante catedral, mucho más hermosa al natural que en fotografías. A un paso, el barrio latino, y su mezcla de olores y sabores, donde cenamos como nunca. París, Je t'aime...Y no se me puede olvidar Montmartre! El Sacre coeur, la plaza du Teatre, quizás la más bohemia del mundo, donde artistas y caricaturistas se pasan el día pintando bajo el sol. Hicimos un recorrido al atardecer por muchas callejuelas de Montmartre, disfrutando de cada rincón, cada vista, cada paso... hasta llegar al Moulin Rouge, el molino más famoso del mundo, sin duda.
Lo último que visitamos de París fue el cementerio de Père Lachaise, donde están enterrados algunas de las personalidades más importantes de la cultura internacional, como Molière, Chopin, Jim Morrison, Oscar Wilde o Édith Piaf. Posiblemente el cementerio con más encanto que he pisado jamás.
París, Je t'aime...París, Je t'aime...París, Je t'aime...
París ya lo dejábamos atrás, y para rematar el viaje, antes de llegar a territorio español, nos acercamos a Versailles, donde su palacio y sus extensos jardines, destacan sobre todo lo demás. Lo vimos deprisa y corriendo, porque andábamos con el tiempo justo para coger el avión, pero nos dio tiempo a ver la galería de los espejos, una enorme sala de espejos, con decenas de lámparas pendiendo del techo, frescos por doquier, y paredes doradas que, sin miedo a redundar, pusieron el broche de oro a un viaje memorable.París, Je t'aime...

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