Revista Ciencia

Parques engalanados de grafitis y reyezuelos

Por Aver Aves @AverAves
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¿Es Billie Holiday la que nos acompañó por el parque de La Salle/Ana Tutor?

Javier Rico

Tres parques en el distrito de Fuencarral-El Pardo sirvieron para constatar la efervescencia ornitológica que se empieza a vivir en las zonas verdes urbanas. Entre el otoño y el invierno engrosan el contingente alado numerosos ejemplares frioleros, que se cobijan en setos y arboledas de la ciudad. Nada más entrar en el parque Ana Tutor, más conocido por La Salle (por el colegio colindante), notamos que una combinación de arizónicas y falsos plátanos alojaba a inquietos y cantarines petirrojos, carboneros garrapinos y reyezuelos listados. Al fondo, la tapia que separa el parque del colegio La Salle ambienta la escena con una variada muestra grafitera.

Ningún parque urbano aburre. No es indispensable tener que correr, pedalear, pasear al perro o jugar con niños y niñas para disfrutarlos. La simple contemplación arranca historias y vivencias que alegran cualquier paseo. El parque de La Salle no es gran cosa en extensión, pero una visita pausada permite dar con sus vecinas posiblemente más desconocidas: las dieciséis especies de aves que identificamos. Desde el colirrojo tizón que agita su cola en una de las cornisas del colegio de La Salle a la lavandera blanca que hace lo propio con la suya en las praderas del parque.

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Ya decíamos que nos gustaban los grafitis de estos parques. Uno lo firma una “cuerva”.

El parque de La Salle añade para el visitante inquieto una extensión no ajardinada, precisamente hacia el colegio del mismo nombre, por donde merece la pena merodear. Por un lado para ver cómo jilgueros y estorninos dan cuenta de semillas e invertebrados en los descampados del centro escolar, y por otro para contemplar la galería de grafitis que adornan el muro que separa el parque del colegio. Psicodelia, comic, realismo y estilo gótico se adueñan de estas paredes mientras verdecillos y gorriones ponen banda sonora a la muestra artística.

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Una estación de metro muy reverdecida

Ir más allá de los límites estrictos de un parque facilita el encuentro con esas historias y vivencias que les sacan de su rutina aparente. El parque de La Milanera, también conocido como de Lacoma, es aún más pequeño que el de La Salle. Discurre entre las calles Ramón Gómez de la Serna y Valle de Pinares Llanos, y aunque domina en él un campo de fútbol, los jardines que le rodean dan para reparar en su paisajismo y para adentrase en lo que, seguramente, fueron antaño huertas y tierras de labor. Higueras sueltas y restos de fuentes, justo donde se pierden los jardines y se encuentran escombros, atestiguan el pasado agrícola del barrio de Lacoma.

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Una higuera atestigua que en estos descampados hubo huertas antes que parques

Tras apuntar, entre otros, al gorrión molinero, la curruca cabecinegra y la tórtola turca, en nuestro paso por el parque de Lacoma, emprendimos camino hacia el último de la zona, ya en el barrio de Mirasierra. No tiene nombre y se sitúa a lo largo de la calle Valle de Enmedio. Ni la página web del Ayuntamiento de Madrid ni otras referencias que rastreamos previo a nuestro paso por los parques no ofrecieron información sobre esta zona verde. Ya en ella, los pocos visitantes que la frecuentaban (ya sabéis, estamos en otoño y, desgraciadamente, baja la afluencia de personas a los parques y jardines) nos confesaban también su desconocimiento de nombre alguno asociado al parque. “Habrá que proponerle uno a la junta del distrito”, les animamos.

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Vista hacia el monte de El Pardo desde el parque “Sin Nombre”

Más allá del deleite habitual de la otoñada entre los árboles del parque, fijamos especial atención en su extremo sur. Aquí también domina una buena exposición de grafitis, que en este caso se combinan con esos árboles de aspecto tan indefinido como su nombre: taraje, taray, tamarindo, tamarisco… Carboneros, papamoscas y agateadores entran en el cuaderno de campo junto a otras habituales como urracas, palomas torcaces y mirlos. No logramos ampliar la lista desde el mirador que da al monte de El Pardo, pero con suerte podrían avistarse águilas imperiales y buitres negros.

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Los tarays hacen compañía a los grafitis en este parque

Sí, claro, no podemos despedirnos sin volver al colegio La Salle. Sus alumnos y alumnas están en inmejorable posición para compartir con ellos todo lo vivido y relatado. Pero también gozan del mismo privilegio estudiantes, profes y familias de los colegios Mirasierra, Virgen de Mirasierra, Clara, Alhambra y Fuentelarreyna, y del instituto Mirasierra. Desde ya estáis invitados e invitadas a conocer la biodiversidad, la historia y la cultura de vuestros parques y jardines, nos llevan en volandas sus aves.

Infórmate sobre nuestras rutas para colegios, institutos y ampas por parques y jardines de la Comunidad de Madrid.

Contacto: venteaveraves@gmail.com          /          617 47 80 17

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