Revista En Femenino

Partería Tradicional Mexicana

Publicado el 08 abril 2013 por Zidika

Partería Tradicional Mexicana

Entrevista realizada a: Doña Enriqueta Contreras, Partera  No fuimos preparadas en la universidad. La única universidad ha sido la Vida. Nos hicimos parteras por necesidad. El 85% de los partos son atendidos por parteras empíricas o tradicionales. Además de parteras, somos sanadoras, curanderas…Del resto, un 10% de los partos son por cesárea, muchas veces innecesarias, y un 5% son partos normales atendidos en clínicas. En nuestras comunidades siempre ha existido un "médico" tradicional que se encarga del servicio sanitario a la comunidad utilizando nuestros propios recursos naturales. La Madre Naturaleza o el Gran Creador del Universo puso todos los sagrados elementos sobre la Tierra para que el Ser Humano los utilizara. La ciencia, la tecnología y los servicios actuales bloquean el sistema tradicional, aunque en nuestras comunidades marginadas, la mayor parte de la gente se cura con plantas, animales, barro, agua, rezos, baños…Nuestros antepasados nos dejan la herencia de la Naturaleza y nosotros nos hemos encargado de mantenerla viva, como una parte importante de la salud. Nosotras nos hicimos parteras por necesidad, para ayudar a la comunidad. Cuando vamos a atender un parto o a un enfermo, nos viene algo así como un sueño en el que recibimos la información sobre lo que tenemos que hacer. Todos los seres humanos tenemos un don de ser, aunque muchos de nosotros no sabemos desarrollar ese don que el Gran Creador nos ha dado para poder ayudar a los demás. Por este don, todos desarrollamos actividades distintas.


Detrás del avance científico hay mucha inconciencia. Una cosa es la ciencia, y otra, la conciencia. Hay que fijarse en la conciencia que tengamos nosotros como seres humanos para poder ayudar a la humanidad. Tenemos muchísimos recursos naturales, y no necesitamos esperar por una medicina de la farmacia para curar a nuestros pacientes. Tenemos que recurrir a lo que la Madre Naturaleza nos da. En el estado de Oaxaca tenemos 18 organizaciones de médicos tradicionales. En todas las comunidades hay parteras que atienden los partos. La falta de recursos económicos y el hándicap del idioma hacen que, muchas veces, los sistemas burocráticos rechacen a la gente porque va mal vestida o descalza o no habla español. Desde hace mucho tiempo, nuestra gente indígena ha sido discriminada por el sistema; por ello, la mayoría prefiere ser atendida en su casa antes de ir a un servicio médico. Como parteras comunitarias, atendemos los partos y también somos agentes de salud para todos los componentes de nuestra sociedad.  A pesar de la función que desarrollamos, las instituciones gubernamentales no han reconocido la Partería en nuestro estado; únicamente estamos reconocidas por nuestras propias comunidades porque hacemos una labor de convencimiento y conciencia de la Salud. Además, estamos capacitando a nuevas parteras, hierberas y otros promotores de Salud para que puedan elaborar sus propios medicamentos. En cualquier lugar del mundo hay siempre una planta que puede servir para curar. Aunque las instituciones pretendan romper las reglas espirituales de las parteras para ayudar a sus comunidades, no lo han logrado. Cuando aparece un caso difícil, muchísimas veces recurren a nuestro conocimiento y nuestra experiencia sanadora. Somos parteras por necesidad y por conciencia. Cuando una mujer está pariendo, yo también estoy pariendo, porque la energía espiritual de la mujer de parto y la de la partera, la mía, están unidas. Ésta es nuestra responsabilidad y nuestro compromiso para con nuestra comunidad. Muchos de los partos atendidos no son remunerados con dinero; nos pagan con un puño de maíz, algunos huevos…. Pero lo importante es que lo recibimos con Amor, porque sabemos que todos somos seres humanos y todos necesitamos de todos. Hacemos nuestro trabajo con respeto. Desde que una mujer recurre a nuestro servicio cuando está embarazada, nuestro propósito es transmitirle seguridad. Canalizamos la energía para que la mujer tome conciencia y se sienta segura. Así, conectadas con la mujer embarazada, podemos saber si el parto va a ser sencillo o va a presentar alguna complicación, y por qué, de manera que una vez que recibimos esta información a través de nuestra conexión espiritual con ella, observándola, escuchándola, entonces podremos intervenir para ayudarla. Las enfermedades no nacen, no retoñan como las plantas. Las enfermedades las hacemos nosotros mismos, los seres humanos. Las enfermedades las creamos nosotros según la forma de vida en nuestro núcleo familiar, cómo nos interrelacionamos. Cuando una mujer se embaraza, si no sabe lo que tiene para ofrecerle a ese hijo, entonces empezarán las complicaciones. Muchos habremos sido hijos deseados, pero otros muchos habremos sido hijos casuales, no deseados; en este caso, a medida que el embarazo se desarrolle, empezarán las complicaciones. Nuestra labor no se limita a atender el parto, sino a observar a la mujer embarazada y a su pareja; no se trata de juzgar, sino saber lo que está ocurriendo y por qué, puesto que la inestabilidad emocional se va a manifestar a la hora del parto con complicaciones.  Nuestra función principal es tomar conciencia de la situación para poder actuar, plantearnos como mujeres si deseamos tener un hijo, si deseamos estar con nuestra pareja, si deseamos tener una relación sexual…Es fundamental tomar conciencia de nuestros deseos y actuar en consecuencia, pues, de lo contrario, estaremos provocándonos a nosotras mismas una violación de nuestro espíritu, y esta situación repercute en la progresión del trabajo de parto. Por ejemplo, en el caso de un trabajo de parto prolongado, tenemos que fijarnos en cómo fue la fecundación; cuando una mujer se embaraza, el primer órgano del bebé que se desarrolla es el oído, y, por lo tanto, muy desde el principio, ese bebé escucha si es deseado dentro de ese núcleo familiar o no. Un embarazo no deseado o una fecundación a través de una relación sexual no satisfactoria hacen, en general, que el parto sea muy largo y, en muchos casos, acabe en cesárea. Cuando estamos atendiendo el parto, nosotras, las parteras, no sólo debemos fijarnos en que la señora está gordita, en el tiempo que tardan las contracciones en llegar, en los centímetros dilatados o en recoger al bebé cuando sale, sino que en ese momento se pone de manifiesto la realidad de esa mujer respecto de sí misma, de su pareja, de su bebé y de su familia, y esta realidad nos ofrece gran cantidad de información sobre cómo van a transcurrir el parto, nacimiento y postparto. Igualmente, nos encargamos de la familia: vigilar a los otros niños, prepararle la comida, lavarle la ropa…si no tiene a nadie que la apoye.

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