Si quieres que tu relato impacte y sea recordado, tiene que entrar por los ojos. Ten en cuenta que el cine lo tiene mucho más fácil para captar nuestra atención y emocionarnos, pero nosotros solo tenemos tinta sobre papel, y basta que el lector separe un segundo la vista para que se distancie de la historia. Si quieres adentrarte en otros terrenos, tendrás que asegurarte antes de que el lector ya no puede separarse del papel. Aún así, tendrás que seguir marcando "llamadas de atención" y sugiriendo imágenes que permitan visualizar tu historia.Por eso debemos ayudar al lector a ubicarse rápidamente, de forma intuitiva. Tampoco hace falta describir con todo lujo de detalles el polvo que flota al atardecer en la vieja biblioteca. Pero hay que servirse continuamente de imágenes, y puntualmente no dudar en llevarlas lejos para sorprender al lector. Tal y como hace Benjamin Black en EL SECRETO DE CHRISTINE
«No eran los muertos los que a Quirke le parecían extraños. Eran más bien los vivos. Cuando entró en el depósito de cadáveres bien pasada la medianoche y vio allí a Malachy Griffin, tuvo un escalofrío profético, un temblor que presagiara las complicaciones inminentes.»
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