Revista Diario

¿Parto o bienvenida?

Por Desdece
Parto es una palabra con mucha connotación negativa en nuestra sociedad. Un parto es el acto físico de una madre que está dejando que su cuerpo se abra para dejar salir a un nuevo ser. El parto es el nacimiento, el nacimiento debería ser una bienvenida ¿por qué no sentimos alegría en los momentos previos a la llegada de nuestro ansiado cachorro?
Nuestra sociedad nos inculca que parir es sufrir, que debemos entregarnos al sabio médico, recostarnos como enfermas, soportar con estoico valor las situaciones, los abandonos, los dolores. Bueno, todas estas situaciones son bastante nuevas en la sociedad. Me criaron dentro de este sistema. Pues bien, esto es parte del maltrato obstétrico, es parte de un sistema deshumanizado de nacimiento, forma parte de una industrialización de las bienvenidas en donde el papel protagónico lo tiene el sistema, ni la madre, ni su cachorro.
Estas ideas no son nuevas, desde hace varias décadas las viene pronunciando el ginecólogo francés Michel Odent -entre otros-. Aquí en Argentina tenemos a la ostétrica Raquel Schallman, entre otras parteras y doulas que buscan opciones para la bienvenida del nuevo ser. Laura Gutman, terapeuta familiar, vivió en carne propia la situación de cada uno de los partos. En su libro "la maternidad y el encuentro con la propia sombra" cuenta las diferencias que experimentó en su primer parto institucionalizado y el segundo, en la casa de partos de las afueras de Paris. La diferencia hace que su segunda experiencia haya sido envidiable.
Mi embarazo fue bien seguido por mi obstetra, pese a haber tenido una doula que me aconsejara sobre qué cosas pedir en el momento del nacimiento, en el sexto mes detectamos que la placenta no había migrado. Los últimos meses seguimos y ansiamos que migrara. Visualizaba mi parto, quería ver a mi cachorro salir de mí. Sin embargo, también es natural que la placenta obstruya el canal de parto. Y eso fue lo que sucedió. Mi obstetra programó una fecha para 15 días antes de la fecha posible de parto.
Algunas cosas pudimos hablar. Que primero me pusieran el cachorro en el pecho, que luego de que dejara de latir le cortaran el cordón, que primero yo y él y luego lo demás. Luz baja, música, poder ver cuando lo sacaran.
Mi terrible desilusión fue cuando ingresé al sanatorio. Ya de entrada la partera me trató mal desde que me preparaba, entré sola al quirófano, estaba sola y rodeada de extraños, había ojos por todas partes, comenzaron sin que mi compañero entrara, la anestesia me tomó más de lo necesario, me sentía mal, tosía, me dormía. No lo vi casi salir de mí. Me zamarrearon porque estaba muy arriba, no me lo dijeron. No sabia que eso podía pasar. Cortaron precipitadamente el cordón, lo dejaron con poca sangre, no me lo pusieron en el pecho. Mi obstetra fue muy dulce. Pese a eso, jamás creyó que yo debía recibir una explicación. Cuando todo terminó, me dejaron en el pasillo sola. Esperé no sé cuánto tiempo a que un enfermero me llevara a mi habitación.
Conocí a mi cachorro tres horas después. Cortada y dolorida, semidormida.
¿Parto o bienvenida?
Este es el relato de la llegada de mi hijo.
Algunas mujeres me dicen que todo se debe olvidar por que me dieron a mi cachorro. Pero me siento robada. Sé que mi placenta nos ponía en riesgo a ambos. Pero hubiera preferido sentirme mas acompañada. A mi no me quedó opción, no lo elegí.
Bueno, por todo esto es necesario firmar la petición para exigir la libertad de elección de la forma de recibir a nuestro hijo. También esto es parte de nuestra feminidad. Parir nos vuelve DIOSAS
Cada una debería poder elegir. Basta de querer industrializarlo todo.
Me cuesta cerrar el post, este tema me duele. No le quiero inculcar nada a nadie, es sólo no cortar la posibilidad de elección.

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