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Pasto de tiburones (1932), un clásico enorme

Publicado el 21 septiembre 2017 por Jal9000 @zinemaniaco
Pasto de tiburones (1932), un clásico enormePasto de tiburones (1932), un clásico enorme

Sinopsis

Mike Mascarenhas es el Capitán del atunero portugués Santa María; junto a su mejor amigo Pipes Boley sobreviven a un naufragio durante el que Mike pierde una mano al ayudar a Pipes contra el ataque de un tiburón. Un año después, en el Santa María II, durante una jornada de pesca, un marinero cae por la borda y es devorado por los tiburones. Mike le comunica la notica a su hija, Quita, y acaba enamorándose de ella. La joven, agradecida por las atenciones y los cuidados del capitán, accede a casarse con él, aunque no le corresponde. Las cosas se complicarán cuando Quita y Pipes se enamoren.

Los tiburones son la solución

Pasto de tiburones no es la típica película de estos animales, aunque sean los que dan inicio a la acción y los que ponen punto final al conflicto central de la trama. Estrictamente hablando estamos ante un melodrama romántico con trasfondo marinero en el que se desarrolla un enredo amoroso a tres bandas, tema al que el director, Howard Hawks, sacaría mejor partido en varias de sus estupendas comedias.

Pasto de tiburones (1932), un clásico enorme

Howard Hawks, fue un tremendo autor, prolífico y de amplio registro, que lo mismo se atrevía con western, aventuras, comedia o cine negro, y siempre con resultados más que aceptables. Pasto de tiburones pertenece a una de sus épocas más inspiradas: había estrenado El código criminal el año anterior, y en el mismo 1932 demostraba su capacidad de desarrollar cualquier tema con Scarface y Avidez de tragedia.

Pasto de tiburones (1932), un clásico enorme

Destacar además la formidable interpretación de Edward G. Robinson, encarnando a Mike Mascarenhas, un marino portugués pintoresco, orgulloso y bravucón, a la vez que noble, generoso y entrañable. Robinson consigue un convicente acento portugués (en versión original, por supuesto) y es capaz de dotar al personaje de gestualidad y carisma sin caer en el ridículo que podría ser una personalidad tan complicada en otras manos. Un actor que se merece mucho más reconocimiento del que tiene y del que deberían aprender muchas cosas algunos artistas "camaleónicos" actuales.

Pasto de tiburones (1932), un clásico enorme

Las escenas sobre la pesca y procesado de los atunes son casi de carácter documental y denotan el esfuerzo de Hawks por documentarse sobre los temas que trataba.

"Un buen director es aquel que no te aburre."

Howard Hawks


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