Revista Psicología

Patología Dual, un reto actual. Desestigmatizando.

Por Juanab

drogasNumerosas veces hemos escuchado en nuestras consultas achacar la irrupción de una enfermedad mental al consumo o al abuso de las drogas. Muchos padres dicen :” Mi hijo está así por culpa de las drogas y las malas compañías”. Tradicionalmente, los profesionales de la salud no creíamos en estos veredictos y los asociábamos a justificaciones externas a las genéticas o familiares que podían generar sentimientos de culpa en los progenitores. Hoy en día somos conscientes del camino que aún queda por recorrer en la investigación sobre las causas de la enfermedad mental y su tratamiento, y por ello hablamos de lo multifactorial. A pesar de ello, esas máximas no están del todo desencaminadas. Me refiero, por supuesto, a las drogas de abuso y al alcohol como elementos cruciales en el desencadenante y evolución de los Trastornos Mentales y especialmente en los más graves.

Numerosos estudios hablan ya de las circunstancias neurofisiológicas dañinas que las drogas producen en el cerebro y cómo estas sustancias colaboran al deterioro de rasgos de la personalidad, entre otros. En este artículo no se pretende ahondar en una discusión sobre los aspectos sociopolíticos de las mismas o los argumentos que generen controversia, sino sobre los efectos que producen en una persona con algún trastorno mental grave.

Se llama Patología Dual a aquella en la que concurren una enfermedad mental y un abuso o dependencia de drogas. Numerosos artículos avalan que esta relación es fulminante, que la frecuencia en la actualidad es demoledora y que resulta uno de  los caballos de batalla más complicados de nuestras consultas.

Adicción + patología mental implica mayor riesgo de: violencia, suicidio, ingresos hospitalarios, aislamiento, pérdida de credibilidad y apoyos, recaídas graves, conductas disruptivas, pérdida de empleo, pérdida de relaciones interpersonales, abandono del autocuidado, resistencias al tratamiento, tanto por incumplimiento activo como por eficacia, etc. El paciente se vuelve una víctima de la adicción y le es imposible cambiar ese rol, autoestigmatizándose y penetrando en un círculo autolesivo e impenetrable.

Por todo ello, además de la concienciación del propio individuo y la labor de los profesionales en informar y ayudar, es fundamental el apoyo de la familia. Las drogas adquieren tal protagonismo que la familia no ve más allá de ellas, calificando al paciente peyorativamente y despojándole de sus necesidades como enfermo. Hay que desmitificar la creencia de que “se meten en las drogas porque quieren”. Las drogas tienen muchas conexiones con la enfermedad mental: ¿Como salida a su dolor y a sus dificultades?¿Existen relaciones neuro fisiológicas o neuroanatómicas entre ambas?… Aún son secretos por desvelar.

Ante esto, los familiares tienen que percibir ciertas señales de alerta para ayudar al paciente y los profesionales debemos tratar este tema como algo integrado, abordando primero la adicción muchas veces por encima del tratamiento específico de la enfermedad. Ha de ser una colaboración estrecha para impedir una evolución negativa e irreversible y así no llegar a “tirar la toalla”.

Signos probables de alerta, entre otros: cambios en el estilo de vida, ruptura de rutinas, incumplir responsabilidades, negación u ocultación de ciertas actitudes confrontadas, deterioro de las relaciones afectivas protectoras, etc.

La colaboración entre todos, sin juzgar las causas, con implicación activa, reforzamiento de lo conseguido, mensajes positivos y alternativas gratificantes puede ser clave para el futuro y el buen pronóstico de la enfermedad.

El otro día vi este documental emitido en TV que me pareció muy interesante. Os adjunto el enlace. Pero me dejó un mal sabor de boca ver la relación en la que habían sucumbido sus protagonistas, madre e hijo, ante el deterioro evidente afectivo y el sentimiento de desesperanza que las drogas habían causado en ellos, ambos víctimas de su influencia. Desgraciadamente hay muchos casos así, pero otros muchos con grandes posibilidades de conseguir una buena calidad de vida.

Ver documental: LA LOCURA DE LAS DROGAS


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