Revista Opinión

Patriotas al coñac

Publicado el 11 diciembre 2014 por Lulesi

ACTO DE ENTREGA DE LAS MEDALLAS DE ORO DEL AYUNTAMIENTO DE MADRID 

 

 

“Madrid.- El expresidente del Gobierno español Felipe González ha recibido hoy en Bogotá la ciudadanía colombiana de manos del presidente Juan Manuel Santos, que lo definió como “un ser extraordinario” y amigo del país suramericano.”

“La familia Aznar-Botella plantea su futuro fuera de España, siendo Nueva York su lugar de residencia en los próximos años

 

(De la prensa nacional en un día de diciembre)

 

No se sabe muy bien si este es un país o un cubo de basura.  La pasión del poder, la usura política, la convulsión de la casta, convertida en un excremento extractivo o puerta giratoria, la representan a la perfección dos ex presidentes, desnudistas de una “patria” en la que siempre se envolvieron y que dejan al “patriotismo” en el borde mismo de los anti cuerpos.

González y Aznar, la alabada transición en forma de fraude, nos ponen al descubierto la monumental patología, el descarado engaño y la incomputable mentira de la política española en las cuatro últimas décadas.

No eran ni socialistas, ni de derechas, ni patriotas, ni víctimas del terrorismo, y no se sabe si tan siquiera fueron políticos: eran, simplemente, dos estafadores de la idea, dos consumidores de rentabilidad de dividendos internacionales a costa de una mezquindad de constituciones, partidos, transiciones y otras intoxicaciones al pueblo, a la sociedad civil y a los desgraciados e ingenuos españoles.

Han madurado su cosecha de ingresos mensuales en consejos de administración, comisiones de sátrapas, conferencias a la violeta y mariconadas de moderación, y ahora, caídas las caretas, no son ni patriotas. Salen corriendo camino del narco amigo o de la facultad consumista de créditos amañados y dejan la España, la que fue su “patría”, que dejan.

Seis millones de parados, cinco de pobres, una deuda superior al PIB anual y sus acólitos y continuadores sepultando jueces, pruebas, Eres y discos duros en la mayor impunidad. Huyen, como ratas que abandonan el barco, del país al que han esquilmado de ideología y de riqueza y no tiene el menor pudor en adoptar la nacionalidad de un país infectado por el narcotráfico o de una democracia que tortura en secreto y con violencia.

Su falso alegato patriótico queda en el mismo lugar en que se produjo: en la basura. El país que nos dejan en su obra magna: una basura corrupta, sin justicia ni ley.

Como ellos mismos


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