Revista Opinión

Patriotismo

Publicado el 30 octubre 2017 por Jcromero

Los símbolos persiguen fortalecer el sentimiento identitario de una comunidad. En este país hay quien se identifica con los que representan a la nación y quien hace una ostentación interesada, en ocasiones obscena, en ocasiones ridículas, de la patria y sus símbolos. También están aquellos que viven despreocupados por himnos, banderas y toda la simbología del bazar patriótico. Por los acontecimientos y el bullir de las conversaciones, éstos últimos están a un paso de convertirse en raros ejemplares en peligro de extinción.

Alguien, probablemente un patriota sensato, definió al patriotismo como el último refugio de los canallas. ¿Estaba equivocado? Desde luego que para los patrioteros no es el último, sino el primero. Cabe suponer que el patriotismo y los patriotas se sentirán ofendidos con el patrioterismo cazurro y excluyente que está protagonizando el lamentable espectáculo de estos días con el embobamiento fanatizado de sus respectivas clac. En estos días de ebullición y banderas es necesario el respeto por todas las opiniones, sentimientos y expresiones, si son democráticas. Este pueblo de abanderados no debiera olvidar que durante el franquismo también se exaltaba determinado patriotismo, mientras se reprimía.

En todo caso, y aunque la patria poco tenga que ver con la política, qué clase de patriotismo defienden aquellos que dejan el gobierno en manos de una banda de corruptos, que permanecen impávidos ante el saqueo y malversación de los dineros públicos o ante la gestión de la pobreza, los refugiados y los principios democráticos. El patriotismo cargado de intenciones partidistas o intereses económicos personales, se queda en la estafa del patrioterismo. Pues bien, este patrioterismo, que siempre necesita del entusiasmo de la gente que primero jalea y luego obedece, pasa por unos momentos de ebullición ante el sentimiento de perplejidad, tristeza y vergüenza de quienes entendemos la patria como un espacio para la inclusión y la solidaridad.

Yo no quiero un cuchillo en manos de la patria / Ni un cuchillo ni un rifle para nadie ", escribió el poeta Jorge Debravo. No entiendo la patria si no es como vía para la razón democrática. En todo caso, mi patria es el lugar donde vivo, la lengua que hablo y escribo; mi patria es también la defensa de la igualdad y de los derechos humanos. Esta patria, en cualquier caso, no se defiende con banderas, exaltaciones patrióticas o con las fuerzas del orden; la patria no se impone, se construye y defiende con políticas sociales y cimentando los derechos conquistados y respetando las diferencias individuales junto a las singularidades de todos sus pueblos. Algo se ha hecho mal cuando votamos como votamos, aceptamos lo que aceptamos y cuando existen tanta gente predispuesta a dejarse abducir. La patria se defiende construyendo un entorno igualitario y justo; todo lo demás es alentar una histeria fundamentada en dudosas raíces históricas, supuestas glorias pasadas o ensoñaciones quiméricas.

Es lunes, escucho a Ella Fitgerald, Don Abney, Herb Ellis, Ray Brown y Jo Jones:


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