El lehendakari, Patxi López, ha afirmado que no quiere convertir una posible moción de censura contra el diputado general de Guipúzcoa, Matin Garitano, en un problema entre los demócratas y ha afirmado que es "tiempo" de exigir, "cada día", a la izquierda abertzale "un compromiso permanente y completo" contra ETA que ayude a su desaparición.
A Patxi López, que no tiene un pelo de tonto, le preocupan especialmente los resultados de las encuestas y de las últimas elecciones, que evidencian un vuelco del electorado hacia los separatistas más o menos moderados, en un clima de escasa libertad de voto, como sucede en numerosos pequeños municipios en Euskadi. El guiño no lo tiene hacia la formación proetarra, sino hacia un electorado dubitativo que prefiera decantarse por la moderación democrática de un PSOE próximo a la imaginaria línea que separa lo correcto de la aberración política, antes que por una formación claramente cercana a los delincuentes.
Ares es firme, pero su silla depende tanto de la voluntad popular como de la del lehendakari, de modo que sus declaraciones se sitúan más próximas a la verdad y al sentir de todos los demócratas de este país; López suaviza las cosas para aproximarse sin llegar y vender la piel de un oso que no quiere ni puede cazar.
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